DE REPENTE, EL TELETRABAJO

María del Carmen López Jiménez, asesora técnica de la Delegación Territorial de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Pública de Málaga reflexiona sobre lo que ha supuesto para nuestra vida profesional y personal la obligatoriedad de permanecer en casa y la necesidad de continuar con nuestra labor  cotidiana.

Nunca hubiésemos imaginado lo que está ocurriendo. Pensábamos, y más en Europa, que  esta situación de contagios encadenados y globalizados ocasionados por el COVID 19 era cosa de películas que podíamos contemplar con la seguridad de la distancia de la ficción cinematográfica o literaria. 

A día de hoy, al igual que en otros muchos, nuestro país está paralizado. La mayoría de los trabajadores y trabajadoras permanecemos en  casa, intentando, no obstante, en la medida de nuestras posibilidades y de las posibilidades de nuestras organizaciones, realizar nuestras tareas, porque este mundo nuestro no puede pararse, tiene que seguir, y tiene que vencer, reconstruido y reforzado. También con lo aprendido, interiorizado y compartido que nos haga crecer como personas y como sociedad.

En esta situación, y de un día para otro, muchos de nosotros, empleados públicos de la Junta de Andalucía, nos vimos en la tesitura hace apenas 15 días de que no podríamos regresar a nuestros puestos de trabajo durante el estado de alarma decretado y después prorrogado para hacer frente a la emergencia sanitaria ocasionada por el virus, debiendo seguir con nuestras tareas, en la medida que las circunstancias lo hiciesen posible.

Otros compañeros y compañeras continúan realizando sus tareas de forma presencial al tratarse de servicios esenciales que en muy alto porcentaje están relacionados con el cuidado y la atención de personas. Gracias a todos ellos. 

El teletrabajo, como sabemos,  no es algo nuevo, se inicia en la década de los años 70 en EEUU con la crisis del petróleo, y poco a poco se va extendiendo principalmente entre empresas de corte tecnológico, comunicación, financieras,… En España este sistema está aún hoy día escasamente implementado, si bien el trabajo a distancia quedó regulado en el Estatuto de los Trabajadores, siendo de carácter voluntario y conservando el trabajador en estos casos los mismos derechos que si desempeña sus tareas en la empresa.

Esta fórmula tiene grandes ventajas tanto para la empresa como para la persona trabajadora: eliminación de tiempos de desplazamiento, de costes, de riesgos,  la contribución a la mejorar del medio ambiente, y la conciliación mejor de la vida familiar y laboral, … Aunque no en todos los puestos de trabajo es viable, o incluso si lo es, no en todos se podría utilizar de la misma manera, es evidente que en muchos casos es perfectamente posible el trabajo desde fuera de la empresa, siempre y cuando tengamos claro qué hacer, y cómo hacerlo, contar con los dispositivos informáticos adecuados, tales como ordenador portátil y disponer de los programas que permitan acceder al servidor de nuestra organización de forma rápida y segura.

Desde hace tiempo los empleados públicos demandamos en un contexto tecnológicamente avanzado y socialmente moderno  trabajar desde casa, pero ni por asomo, nos podíamos imaginar que en el ámbito de la Junta de Andalucía iba a ser una circunstancia como la actual, la que pondría en juego la necesidad de que la mayoría de su equipo humano trabajara desde su domicilio, aun sin disponer de los medios idóneos.

En estas circunstancias, y ante la inédita y precipitada situación, la organización y colaboración de las distintas personas y equipos implicados ha dado lugar a que a día de hoy en mayor o menor medida en el ámbito de la Junta de Andalucía muchos estemos practicando esta fórmula del teletrabajo, con deficiencias que poco a poco se van mejorando.

Así, y a modo de ejemplo, desde el  Servicio de Justicia de Málaga, hemos cambiado nuestro quehacer diario de forma que realizamos nuestras tareas en gran medida trabajando desde casa. Ciertamente no está resultando sencillo, pero hemos conseguido metas que pensábamos más difíciles.  Y sobre todo, estamos comprobando que este método es viable y debe quedarse. Desde los primeros días, y una vez la Secretaría General para la Administración Pública instruyó el cierre parcial de la administración andaluza, estableciendo que los centros serían cerrados y que el personal teletrabajaría para garantizar los servicios, salvo aquellos que siendo esenciales no pudieran desarrollarse a distancia,  hubo que ponerse manos a la obra con la inestimable ayuda de los equipos informáticos.

Se nos dieron a conocer opciones para teletrabajar tales como: VPN, Circuit y Teléfonos. La VPN, concepto desconocido para muchos (Virtual Private Network-Red Privada Virtual) nos permitiría crear una red a través de internet a la que  unirnos realizando una conexión virtual y permitiendo la conectividad a distintos empleados que estamos situados en lugares diversos, siempre que tuviésemos credenciales, nuestro certificado digital, y conexión a internet; de esta forma conectamos nuestro  ordenador portátil o de mesa al servidor; CIRCUIT, una especie de red social profesional que permite hablar, enviar mensajes, videoconferencias entre todos los que estén en el mismo grupo de trabajo, y TELÉFONOS, pudiendo utilizar los de mesa del trabajo, ya que son móviles, o autorizar desvíos de las llamadas entrantes a los móviles privados.

Uno de los grandes inconvenientes de este proceso, además de no estar familiarizados con la instalación de los programas, es que la Administración no ha podido suministrar los medios y  no todos contamos con ordenadores personales, o los que tenemos los debemos compartir con nuestros familiares, ya que los niños, pequeños o mayores tele estudian, y los adultos, en gran medida también,  intentamos teletrabajar, y no todas las conexiones a internet son lo suficientemente potentes. Pero las circunstancias obligan.

A través del envío de los manuales de configuración de puestos de teletrabajo hemos ido conociendo el procedimiento de conexión por VPN a la RCJA y abrir  sesión de escritorio remoto del PC del trabajo. Han surgido inconvenientes tales como no conocer la denominación de nuestros PC, que estos no estuviesen encendidos, no tener instalado el certificado digital o la saturación de la red. No obstante, y poco a poco, una vez se han ido solventando las innumerables incidencias con la ayuda de los compañeros informáticos hemos logrado conectar con el escritorio de nuestro PC, y hemos experimentado en este entorno actual tan poco favorable, que esta forma de trabajar plantea expectativas muy positivas para el futuro. 

Lógicamente todos los inconvenientes que se han mencionado, y otros que deriven de la adecuada formación del personal, serán cuestiones que deberán proveerse en el futuro. Quizás la Administración debería ir planteando, entre otros asuntos, por ejemplo, si las compras de ordenadores de mesa y teléfonos no deberían ser sustituidas por ordenadores portátiles y móviles, que asignados a los empleados públicos puedan usar tanto si trabajan desde sus departamentos o servicios o desde sus domicilios, en función de las tareas que deban realizar y de los tiempos que deban dedicar a ellas. Además, todo esto hay que contextualizarlas en el concepto de administración electrónica para el que tenemos que adaptarnos lo antes posible, y en el que parte de nuestro trabajo se podrá realizar, más aún, sin necesidad de acudir diariamente al puesto de trabajo. La máxima calidad en la prestación del servicio público que tenemos encomendado es lo que debe guiar nuestra dedicación. Trabajar por objetivos, el trabajo en equipo, la conciliación de la vida familiar y laboral se pueden conseguir de esta manera. Complementar el trabajo personal con herramientas tecnológicas que faciliten la comunicación y participación del grupo ya existen y la respuesta a nuestros clientes de forma eficiente es posible. Centrémonos en trabajar y en dar respuesta a una ciudadanía a la que nos debemos, y utilicemos las fórmulas que tenemos a nuestro alcance para mejorar, sin dejar, por supuesto siempre y cuando sea necesario, de atender a la ciudadanía de forma personal.

Para que trabajar desde casa en tiempos cotidianos sea una realidad sabemos que queda, pero sin duda es parte de nuestro futuro como Administración que se adapta a los tiempos y a las necesidades de su personal, atendiendo con máxima eficacia y eficiencia la tarea que como servidores públicos  estamos llamados a desempeñar y que es lo único que justifica nuestra existencia. No olvidemos lo aprendido en estos tiempos difíciles. Tampoco esto.

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