¿Y cuánto tardarán ahora?

Pila de papeles

Por Ana Urbano Cuesta

Asesora Técnica del Servicio de Administración Pública,
Delegación del Gobierno en Córdoba,
Consejería de Presidencia, Administración Pública e Interior.

Desde la reciente convocatoria del concurso de méritos de funcionarios en la Junta de Andalucía, y sobre todo, una vez acabe el plazo de presentación de solicitudes y posterior desistimiento, será una de las preguntas más repetidas.

El por qué de esta pregunta es fácilmente deducible. Por un lado está la curiosidad por conocer los posibles puestos que se puedan obtener. Por otro lado y aún más importante es la inquietud por promocionar a un puesto mejor, cuanto antes.

La normativa de función pública prevé los concursos de méritos como medio para el desarrollo de la carrera profesional, de ahí la insistente petición por parte del personal y sus representantes, de un sistema ágil y permanente de cobertura de los puestos  vacantes.

Es fácil entender la impaciencia de los compañeros. Los miembros de las comisiones de valoración podemos empatizar fácilmente con las personas que participan en los concursos pues somos funcionarios, compañeros y personas que hemos pasado en varias ocasiones por los mismos trances y que, en su momento, también hemos sufrido las demoras en la tramitación, demoras que la mayoría de las veces no hemos sido capaces de entender.

Por ello,  me ha parecido interesante compartir la experiencia y las ideas, del por qué de la tardanza ,  tanto como miembro de varias comisiones de valoración como por mi condición de  técnica en recursos humanos, siempre desde mi punto de vista, dando pistas de los medios que cada uno de nosotros puede emplear para facilitar la tarea de la comisión de valoración y con ello agilizar la tramitación.

De antemano, no podemos prever con exactitud el tiempo que pueda demorarse la tramitación, ya que hay muchísimos elementos que determinan la paralización o aceleración de la gestión, pero quizá con estas pistas, y contando con la buena voluntad de las personas participantes el resultado pueda ser mejor y más rápido.

Es cierto que el Sistema de Información de Recursos Humanos (SIRhUS) ha acelerado mucho la valoración, ya que extrae la información automáticamente y además realiza cálculos, que normalmente la personas hacemos de forma más inexacta. Pero aún así, hay que revisar el cumplimiento de los requisitos, pues en algunos casos, hay normativa específica que establece excepciones y deben revisarse con sumo cuidado.

También hay funcionarios que proceden de otras administraciones por lo que el sistema no cuenta con los datos necesarios. Aunque éstos son una minoría, es preciso valorarlos. La adjudicación de estos puestos suele demorar la tramitación, sobre todo si, como sucede a menudo, son solicitados tanto por funcionarios de la Junta como por funcionarios de otras administraciones.

Antes he referido las  dificultades técnicas para que impiden que  el trabajo de baremación se desarrolle de forma ágil. Aunque no parece fácil, algunas quizá podrían simplificarse, y es posible que  resulte más costoso proveer los medios que mantener el sistema actual. No olvidemos que entre los principios que rigen el funcionamiento de las administraciones, están la economía y la eficiencia.

A esto se añaden diversos inconvenientes  relacionados con las solicitudes presentadas por las personas interesadas. En algunos casos hemos llegado a ver solicitudes que, lejos de facilitar el trabajo de la comisión, parece que desearan obstruir el mismo. Una solicitud mal presentada puede paralizar la adjudicación de plazas y demorar la tramitación del concurso.

Por un lado están las solicitudes en las que se incluyen puestos para los cuales la persona no reúne los requisitos. Son puestos para los que se requiere una experiencia en un área funcional específica, se exige una titulación concreta o alguna formación determinada. Ciertamente a veces el cumplimiento del requisito no es fácil de determinar, ya que en ocasiones hay posibles interpretaciones. En estos casos hay que entender que la persona interesada incluya dichos puestos en su solicitud.  Sin embargo hay otros casos en los que es fácil determinar si se cumple o no un requisito, por ejemplo cuando se requiere una determinada titulación.  En  realidad leyendo con cuidado las bases de la convocatoria  se puede cumplimentar la solicitud correctamente. Por tanto, el trabajo que cada uno realice en este sentido es esencial para facilitar las tareas de la comisión de valoración, sobre todo si tenemos en cuenta  que cada cual conoce sus circunstancias personales mejor que nadie.

Por otro lado, las bases limitan la valoración de los méritos a los indicados en el autobaremo. Con esta limitación no se pretende perjudicar a las personas que se hayan podido confundir bajando su puntuación, sino favorecer a todos los participantes porque las solicitudes con puntuación más alta, se verían antes por la comisión y una vez comprobados los méritos, se adjudica a la persona que obtenga más puntuación. De ese modo no hay que revisar las solicitudes de todos los aspirantes a una plaza, lo cual multiplicaría los trabajos, y por tanto demoraría aún más el proceso.

Pues bien teniendo en cuenta solamente estas dos cuestiones, las personas interesadas pueden facilitar o complicar los trabajos de la comisión.

El sistema facilita cada día la lista de posibles adjudicatarios por orden de autobaremo: si nos aparecen una o dos personas que ni siquiera cumplen los requisitos, y los que aparecen a continuación tienen el autobaremo tan inflado que su puntuación queda reducida muy por debajo, el trabajo de ese día para la adjudicación de la plaza en cuestión, ha sido inútil. Entonces hay que esperar a que se validen las modificaciones registradas en el sistema, para que nos de otra lista de posibles adjudicatarios.

Por lo general, vemos saltar a estos solicitantes que piden puestos para los que no cumplen requisitos y con un baremo inflado de una plaza a otra, en orden de la prelación que hayan indicado, influyendo al mismo tiempo en adjudicaciones ya realizadas a otros compañeros, ya que en el siguiente puesto solicitado desbancan a los que ya estuvieran adjudicados correctamente, por tener el autobaremo hinchado, con lo que los adjudicatarios de dichos puestos saldrán para la adjudicación de otra plaza, en caso de haberla pedido.

Lo cierto es que la mayoría de las plazas se adjudican a las personas que en su autobaremo están más próximas a la valoración correcta. Esto no significa, que en caso de duda no indiquemos la puntuación más favorable pues no se trata de correr el riesgo de ver reducida nuestra puntuación, sino de actuar con un poco de sentido común y no entorpecer el procedimiento solicitando plazas para las que no contamos requisitos, o valorarnos con 6 puntos la antigüedad cuando sólo contamos con 5 años. En este sentido, os recomiendo la lectura del artículo “El Concurso de Méritos 2021: Una visión desde dentro”, que publica en esta misma revista mi compañera Fátima Guijarro, en él resume con mucho acierto todos los aspectos a tener en cuenta, antes de rellenar la solicitud.

Finalmente nos encontramos con participantes que “oyen campanas” sobre unos determinados puestos, sobre unas determinadas adjudicaciones y sin ninguna base real presentan alegaciones y recursos por si aquellas resultaran ser ciertas, sin molestarse en hacer las consultas y pedir la información necesaria a los órganos de personal correspondientes. Es muy cierto que cada cual debe defender sus derechos hasta agotar los medios necesarios, es muy cierto también que se producen errores y que dichos errores pueden y deben ser subsanados. Se trata, en definitiva, de que todos nosotros, tanto comisiones de valoración como solicitantes actuemos con el mayor rigor, responsabilidad y buena fe que nos sea posible. De ese modo, todos trabajamos para conseguir lo mejor para todos, que es el objetivo en definitiva.


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