De Puerto Alto a Palo Alto

Senderista
Fotografía de Dan Gold en Unsplash

Inmaculada Concepción Gómez Marín

Viaje por el terreno y la memoria sobre un bello enclave de la provincia de Jaén. 

La similitud entre Puerto Alto y Palo alto hace a la autora relacionar ambos lugares con una interesante aplicación de los conceptos teóricos de la Escuela Familiar de Palo Alto en el contexto de una montería en Puerto Alto.

Hace unos meses viajé a Puerto Alto, una finca de caza situada en la carretera que sube al Santuario de Nuestra Señora Virgen de la Cabeza desde Andújar, dirección a Puertollano, en calidad de acompañante a una de las primeras monterías de la temporada.
El trayecto de camino a la finca discurría por la carretera de la Lancha, atravesando la presa de El Salto del Jándula y pasando por fincas colindantes, como la del Tamújar, Peñón de la Cereceda (Tamújar), Ojuelo y Puerto Bajo.

La carretera de la Lancha y la presa eran lugares conocidos de mi infancia y adolescencia, ya que mis padres hicieron construir en los años setenta una viña situada en una localización cercana la carretera de La Lancha. Por dicha carretera transcurrían muchos de los paseos de las tardes estivales con mis hermanas y amigas de las viñas de al lado. Unas veces llegábamos hasta allí por el carril de entrada a la viña que desembocaba a la carretera de la Virgen, seguíamos hasta el Restaurante de Los Pinos, dejándolo atrás para enlazar con la primera bifurcación a la derecha señalizada con una pequeña indicación La Lancha. Otras atravesábamos un bosquecillo repleto de pinares, jaras y arbustos. Luego saltábamos una valla de alambre oxidado atada a piedras de estaca. Andando, charlando y riendo, integradas en el paisaje, cada día acordábamos algún objetivo “… a ver si hoy llegamos hasta la viña del Reloj”… “Vale, pero antes nos asomamos a esa casa vieja que parece abandonada… la que tiene dos palmeras”…En aquella época la curiosidad guiaba nuestro itinerario y la imaginación se disparaba y se integraba en nuestra realidad. En alguna ocasión, también asistimos expectantes a carreras de coches de Rally que se celebraban por esos lugares.

La evocación de esos recuerdos y la posibilidad, con ocasión del evento montero, de volver a pasar por esos lugares y adentrarme en parajes normalmente inaccesibles, por ser cotos privados de caza, era suficiente motivación para asistir. Algunos de esos paisajes, especialmente los de la dehesa conservan la vegetación autóctona del Parque Natural Sierra de Andújar con encinas, quejigos, alcornoques y robles, sin los pinares de repoblación. Durante el camino, antes de llegar a Puerto Bajo, pasamos por los cotos y fincas ganaderas de toros bravos, lo Cerrajeros, los Los Alcornocales, Los Escoriales, Cabeza Parda y Nava el Sach.

Antes de llegar a Puerto Bajo, nos detuvimos en la Cerrada de La Lancha. En ese lugar se encuentra ubicada la Presa del Salto del Jándula. Nos detuvimos un brevemente para contemplar el amanecer en una magnífica vista del pantano en armonía con la bella construcción, ejemplo de las consideraciones ambientales y artísticas. 

Embalse de la Jándula al amanecer

La construcción de la presa fue proyecto del arquitecto Casto Fernández-Shaw. La obra comenzó en 1927 y finalizó en 1931. Esta obra está catalogada como referente del Movimiento Moderno, empleándose por primera vez nuevas formas de ingeniería arquitectónica, dando lugar a una simbiosis formal y conceptual entre expresionismo y racionalismo.

Atravesamos el túnel de dimensiones ajustadas del torreón de maniobras de la Presa llegando al Poblado de La Lancha, asentamiento que se constituyó en la misma época de la Presa. Allí vivieron unas miles de personas trabajadoras de la Presa junto con sus familias. Actualmente la Iglesia continúa en pie junto con algunas casas derruidas. Me hubiera gustado detenerme allí un tiempo, observar y percibir las sugerentes huellas del paso humano por el lugar, pero no era el momento. Continuamos subiendo en el todoterreno por escarpados carriles de tierra pasando por Puerto Bajo hasta llegar a Puerto Alto.

Puerto Alto es un coto privado de caza en el Parque Natural Sierra de Andújar. Palo Alto es una ciudad del condado de Santa Clara, en el estado de California (Estados Unidos), en el Área de la Bahía de San Francisco. En esa ciudad surgió en 1942 la Escuela de Terapia Familiar Palo Alto. 

La grafía idéntica de Alto y la similitud de Puerto y Palo asociado a Alto, me confundía y volvían a mi mente asociaciones, esta vez relacionadas con mi trabajo terapéutico con familias en el marco teórico de esta y de otras Escuelas de Terapia Familiar. La Escuela de Palo Alto defiende que las relaciones sociales son establecidas directamente por sus participantes como sujetos que interactúan entre sí. La comunicación, por tanto, puede entenderse como la base de toda relación personal. Uno de los axiomas de esta Escuela es que «Toda comunicación tiene un aspecto de contenido y un aspecto relacional tales que el segundo clasifica al primero, y es, por ende, una metacomunicación». Todo tipo de comportamiento tiene valor comunicativo, y por tanto, en cualquier tipo de interacción se establece comunicación.

En el trayecto que nos quedaba hasta llegar a Puerto Alto no podía quitarme de la cabeza la idea recurrente de aplicar los contenidos teóricos de la Escuela de Palo Alto al acto social del evento montero al que nos dirigíamos. Ya que es imposible no comunicar, estaría entretenida aplicando los conceptos teóricos de esta Escuela en el contexto altamente ritualizado de una montería, observando especialmente el aspecto relacional de la comunicación. Desde luego era más interesante, pensé atender a este aspecto de la comunicación que al contenido en sí, básicamente porque el contenido no varía mucho en estas circunstancias, donde el interés primordial de los participantes se centra en las piezas que ellos y los demás consiguen abatir. Me dedicaría a observar las relaciones entre los monteros y entre estos y los demás sistemas presentes que interactúan entre sí: los perreros encargados de las rehalas de perros para levantar las piezas de caza mayor, las personas encargadas del servicio de catering, veterinarios, los del despiece, las autoridades de las fuerzas y cuerpos de seguridad, los dueños de la finca, los organizadores de la montería, la empresa taxidermista etc. Muchas que cosas que observar y llegar a mis propias conclusiones. Una novedad, ya que en monterías anteriores a las que había asistido estaba más interesada en conocer los rituales del montear y aprehender un lenguaje propio en torno a esa actividad, desde un punto de vista antropológico. En esta ocasión sería otro tema.

Al coto habían llegado ya algunos monteros a la “junta”, punto de reunión al lado de la casa de la finca los cuales conversaban expectantes sobre el transcurso de la jornada. Se trataba de una de esas monterías que generaban altas expectativas entre los participantes ya que no había cupo de ciervos y jabalíes. El motivo era la necesidad limpiar la sangre en la finca como consecuencia de las consanguinidades de los venados que vivían en ese paraje. A los gamos y muflones no se podía disparar.

Durante el tradicional desayuno de migas con huevos fritos es un buen momento para los encuentros entre las personas participantes en las montería. Los organizadores, además de relacionarse con las personas que van a montear también se relacionan con frecuencia con los dueños de la finca. Todo el mundo sabe qué es lo que corresponde en cada momento, por lo que, después del desayuno y los saludos, se sortean los puestos y se reza una Salve Montera. Después el postor acompaña a cada “armada”, es decir línea de entre 10 y 20 monteros que se distribuyen en los bordes e incluso en el centro (“traviesas”) de la “mancha”, o monte objeto de la montería.

Sorteo de los puestos
Nuestro puesto

Desde el puesto que nos tocó permanecimos hasta bien entrado el mediodía. Allí se puede estar solo o con algún acompañante, con el que se da baja interacción ya que hay que estar en silencio y pendiente del acto de cazar.

Hay muchos momentos de tranquilidad y contemplación en plena naturaleza.

Luego empiezan a pasar los perros para levantar las piezas de caza, se escuchan disparos de los puestos cercanos, y hay posibilidades de alcanzar a alguna pieza desde el puesto.

Hasta que abandonamos el puesto estuve escuchando los sonidos de la Sierra, percibiendo colores y olores del invierno, recogiendo instantáneas con la cámara de fotos de mi dispositivo móvil.

Hasta que abandonamos el puesto estuve escuchando los sonidos de la Sierra, percibiendo colores y olores del invierno, recogiendo instantáneas con la cámara de fotos de mi dispositivo móvil.

Estuve un largo lapso de tiempo contemplando el Peñón de la Cereceda. Lapso de tiempo, “Time Lapse” de Michael Nyman. Sonaba esa pieza musical en mi cabeza mientras contemplaba el Peñón de la Cereceda, ya que el conjunto del ritmo y el compás de los instrumentos de viento y cuerda junto con el piano, se me antojaba muy apropiado para acompañar la solemnidad del paisaje.

Estuvimos bastante tranquilos en el puesto, apenas se acercaron reses, aunque a lo lejos pude observar una gran manada de muflones que permanecieron un buen rato tranquilos. Los gamos corrían juntos de un lado a otro. 

Peñon de la Cereceda (Tamújar)

Estuvimos bastante tranquilos en el puesto, apenas se acercaron reses, aunque a lo lejos pude observar una gran manada de muflones que permanecieron un buen rato tranquilos. Los gamos corrían juntos de un lado a otro.

Llegó el momento de dar por finalizada la jornada y volvimos al lugar de partida de la finca. Se acercaba la hora de la comensalidad, en la que los monteros y unas pocas monteras, compartirían la mesa reforzando sus vínculos sociales. Era un buen momento para la observación de la parte relacional de la comunicación. Conforme iban llegando se van contando lo acontecido en toda la jornada y las piezas que se han conseguido abatir. Al terminar de comer ya estaban colocadas todas las reses juntas en una amplia explanada para ser admiradas por todos los monteros.

En las monterías sucede con frecuencia que asiste gente de muchos lugares de España, algunos vienen desde muy lejos a montear y no suelen dedicar demasiado tiempo a la comensalidad; no se preocupan en establecer nuevas relaciones ni salen de su círculo de monteros con los que han venido a la montería; se van sin pena ni gloria, y en el peor de los casos, sin despedirse del resto de comensales. Esta situación la pude observar en mi mesa compartida en la que se sentaron tres tipos a los cuales, no pude evitar asociarlos con los personajes de la película de El bueno, el feo y el malo del director italiano Sergio Leone. Empero, en mayor medida, asisten otro tipo de personas que llegan más relajados a la mesa y suelen entablar conversaciones con el resto de comensales. Por lo que he podido observar se trata de gente veterana en estos eventos que a lo largo del tiempo han ido aumentando y afianzando sus vínculos sociales en las monterías. La mayoría de las personas que participan en las monterías se conocen entre sí por lo que hacen, no por quien son; por la posición social y laboral, los negocios que desarrollan y por las monterías a las que son asiduos. Se trata de una cercanía distante.
Hay veteranos que son recibidos con júbilo y alegría, en ese caso no importa que se tenga buena o mala fama de cazador; disponen de una red amplia de conocidos en el ámbito de montear, en el que brillan narrando chascarrillos y chismes. Suelen acudir a un gran número de monterías. Cuidan las relaciones sociales y guardan la etiqueta en el tradicional vestir donde la tradición manda por lo que lo viejo y usado siempre es mejor que lo nuevo. Este es el caso de un veterano montero ataviado con la tradicional vestimenta, a la que no le faltaba detalle. Don Mariano Benavente Barreda no necesitaba exhibir zahones, botas o morral heredados de algún antepasado ya que él mismo tenía suficientes años como para que dichos complementos lucieran la pátina del empaque conseguido por el paso del tiempo. Don Mariano había sido catedrático de Filología Griega en la Universidad, y además podía presumir es de haber tenido un famoso antepasado premio Nobel de Literatura por la Academia Sueca en 1922. Don Era sobrino de Don Jacinto Benavente. La gracilidad oratoria de Don Mariano hablando sobre las peripecias de la vida de de su tío y de él mismo eclipsaban mi atención, por lo que olvidé continuar con mi observación de la interacción de los demás allí presentes.

Como quiera que, además de su amor a los elementos clásicos y folclóricos en la literatura europea su otra gran pasión es la Montería, ha publicado, entre otros, títulos como Grandeza y misera de la caza mayor. Su participación en casi quinientas monterías a lo largo de su vida le ha alcanzado para escribir sobre ello. Lo ha debido de hacer desde un punto de vista autorreferencial ya que él describe un sistema del que forma parte, la Montería, al describir lo observado desde su propia percepción y experiencia se describe al él mismo porque forma parte de ese mismo sistema. Mientras tomábamos el café, caliente y reconfortante con Don Mariano mi atención estaba totalmente eclipsada por el contenido y el modo en que discurría su disertación. En un momento de la misma intercaló su discurso con un canto en griego de un conocido texto lírico de júbilo y alabanza; después continuó hablando de sus publicaciones de cuentos de Los de allá: Cuentos de Fantasmas y Aparecidos y Otros cuentos de los de allá. Antes de irse Don Mariano se despidió calurosamente de los presentes, haciendo la promesa que enviar un ejemplar firmado de sus cuentos de fantasmas.

En conclusión, Puerto Alto es un coto privado de caza en el Parque Natural Sierra de Andújar. Palo Alto es una ciudad del condado de Santa Clara, en el estado de California en Estados Unidos, en el área de la Bahía de San Francisco. En esa ciudad surgió en 1942 la Escuela de Terapia Familiar Palo Alto, cuyo principal axioma es que toda comunicación tiene un nivel de contenido y un nivel de relación, de tal manera que el último clasifica al primero, y es por tanto, una metacomunicación, por lo que toda comunicación tiene, además del significado de las palabras, más información sobre cómo quiere ser entendido quien habla. En una montería, aspectos como la vestimenta, los roles, las reglas y el protocolo forman parte de una metacomunicación que en ese contexto perpetúa el establecimiento de las relaciones las relaciones que se producen en su seno desde generaciones.

Otro axioma de la Escuela de Palo Alto es que la relación que mantenemos con otra persona es simétrica cuando nos movemos en el mismo plano, es decir, tenemos condiciones de igualdad y un poder equivalente en el intercambio, pero no nos complementamos. Mientras que si la relación es complementaria, como por ejemplo, nos encontraremos inmersos en condiciones de desigualdad, pero aceptando las diferencias y permitiendo de este modo el complemento de la interacción. En las monterías hay tres grandes sistemas: las personas que previo pago asisten a montear y acompañantes, los dueños de la finca, y las personas que van a trabajar para el evento durante toda la jornada en las distintas profesiones especializadas (postores, perreros, despiezadores, veterinarios, taxidermistas, catering, etc.). Se dan condiciones de igualdad y poder equivalente de intercambio entre los miembros de cada sistema y entre el sistema de los dueños de fincas y el sistema de los monteros, siendo complementaria la relación establecida con el tercer sistema de personas trabajadoras en la jornada de la montería. Los organizadores de la montería pueden pertenecer al sistema de los dueños de la finca, puede ser externa o ser parte del grupo de monteros. Los organizadores son los que más interacciones presentan con los miembros de todos los sistemas. Por lo demás las interacciones más abundantes suelen ser simétricas.

Por mi parte, me fui satisfecha de aquella montería. Disfruté del paisaje, disparé muchas fotos preciosas con mi cámara de gran angular, me relacioné prácticamente con las personas de cada sistema, disfruté de una gratificante metacomunicación con Don Mariano e hice los deberes que me propuse al aplicar conceptos teóricos de la Escuela Familiar de Palo Alto en el contexto de una montería.


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