Compra pública circular. Una tendencia que se queda

Jardín circular

Por Francisco Solano Cobos Ruiz


Subdirección de Servicios Técnicos y Planificación.
Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía 

Compra pública circular. Una tendencia que se queda

“Más vale prevenir que curar”, este incontestable dicho tradicional tiene su reflejo en la actividad ambiental, ya que se considera mejor solución no provocar un impacto en el medio (un ruido, un vertido) que provocarlo y corregir sus efectos a posteriori.

Así, es mucho más respetuoso con el medio no utilizar un producto químico de limpieza agresivo que utilizarlo, aunque luego se ponga en marcha un cuidadoso proceso de eliminación de los efectos.

En la jerarquía de la prevención de los impactos ambientales, el mejor momento para minimizar los efectos es, por parte de los productores, en el diseño de los productos y servicios; por parte de los consumidores, en el momento de la compra.

Se entiende por economía circular aquella que pretende maximizar el valor de los recursos naturales en la economía antes de convertirse en residuos, manteniéndolos el mayor tiempo posible antes de volver a la naturaleza. Frente a la denominada economía lineal, que sigue la secuencia “extraer – fabricar – comprar – usar – tirar”, la economía circular incorpora procesos como el alargamiento de la vida útil, reutilización, reparación y reciclaje; y, antes de todos ellos, la minimización de los recursos naturales necesarios.

Si las decisiones sobre los productos más duraderos y de menor impacto se toman en el momento de la adquisición, se denomina Compra Circular, y la generalización de este concepto es lo que persigue el proyecto europeo CircPro, acrónimo de Smart Public Circular Procurement (Compra pública circular inteligente), en el que participa la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía.

El proyecto ha sido seleccionado dentro del programa Interreg Europe, de la Unión Europea, que financia el 85% de los costes, y en el mismo participan once socios de diez países europeos: Finlandia, Noruega, Estonia, Lituania, Grecia, Croacia, Bulgaria, España, Italia y Portugal.

Consta de dos fases: La primera ha transcurrido entre junio de 2018 y junio de 2021, aunque se ha permitido ─debido a los inconvenientes provocados por la Covid-19─ alargar seis meses más el plazo. En la misma se ha desarrollado un proceso de intercambio de experiencias y de recogida de información, en la que cada uno de los socios ha buscado en su entorno buenas prácticas de Compra Pública Circular: Pliegos de contratación, empresas, certificaciones y otras actuaciones encaminadas, como se ha dicho, a dar prioridad en el momento de la compra a productos y servicios más sostenibles.

Simultáneamente a este trabajo prospectivo, se han producido reuniones internacionales y visitas, en las que se han compartido estos conocimientos. ¿el resultado esperado? Que los socios (regiones, corporaciones locales y centros investigación) puedan conocer mejoras aplicables a la ejecución de sus fondos FEDER, y las apliquen efectivamente.

Con estos conocimientos, el socio andaluz ha redactado una guía didáctica para la aplicación de criterios de circularidad en la compra pública, y ha desarrollado una base de datos con buenas prácticas aplicadas en nuestra comunidad.

Uso del la huella de carbono como un criterio de valoración en una licitación

Entre estas buenas prácticas se encuentra, por ejemplo, el Catálogo de áridos reciclados de la Junta de Andalucía, que está permitiendo incorporar a la obra pública en nuestra región una parte de los materiales de obra procedentes de material (hormigones) reciclado, con lo que se reduce la extracción de uno de los recursos de mayor impacto.

En otro orden de actuaciones se encuentran numerosos pliegos de contratación que incluyen entre sus criterios de adjudicación la huella ecológica de un servicio. Es decir, considera más ventajoso adquirir un servicio que genere menos gases de efecto invernadero que otro. Aparece el criterio de la “oferta más ventajosa”, que combina criterios técnicos y ambientales con el tradicional precio para adjudicar un contrato público.

Ahora en la segunda fase, el objetivo final es conseguir que el máximo número de contrataciones incorporen este tipo de criterios, para lo que se ha desarrollado una actividad de gestión del conocimiento en la que se pretende que el máximo número de personas relacionadas con la contratación pública en nuestra región puedan conocer estos aspectos y ─aquí viene la parte más innovadora─ aporten sus propios conocimientos para enriquecer y mantener actualizados los materiales generados.

Para ello se quiere conseguir que el máximo número de personas participen en esta actividad, que incluye la mencionada guía didáctica para implantar la compra circular, con unos breves cuestionarios (la duración total del manejo del material no debe ser superior a cinco horas) y el requerimiento de aportar una práctica de compra circular, bien de aportación propia o buscando en las diversas fuentes que se sugieren.

La participación en la actividad puede ser certificada si así lo requieren quienes participen.

ECOETIQUETAS

Las ecoetiquetas son distintivos que permiten a usuarios y consumidores identificar productos y servicios elaborados de una manera más respetuosa con el medio ambiente. Su uso es cada vez más generalizado, y gracias a ellas las empresas acceden a clientes y mercados cada vez más exigentes en este sentido.

Algunas son simples declaraciones ambientales, en las que un producto presenta en su etiquetado algún aspecto ambiental, como las emisiones de gases de efecto invernadero que genera su producción. Pero existen otras, verificadas por entidades acreditadas, que están más contrastadas. Por ejemplo, un bucle formado por tres flechas en una bolsa de plástico indica que esta bolsa está confeccionada con material reciclado. Una letra, de la A a la G, con una flecha entre roja y verde, nos indica la eficiencia energética de un electrodoméstico. En definitiva, habilita a consumidores y usuarios a conocer los efectos de su conducta ambiental.

El uso de ecoetiquetas como requisito para adjudicar licitaciones públicas se está consolidado como una excelente herramienta para que el sector público cumpla con uno de los objetivos del Plan de Acción para la Economía Circular de la unión Europea y su desarrollo tanto en España como en Andalucía, que es la implantación de esta tendencia dentro de los circuitos de compra y contratación pública.

PARTICIPACIÓN ACTIVA. BIENVENIDAS LAS APORTACIONES

El proyecto tiene también un carácter divulgativo, y aspira a dar a conocer estas técnicas entre todo el personal relacionado con cualquier tipo de contratación pública, por lo que pone a disposición de cualquier persona interesada:

✔ Una serie de más de 100 (de momento) buenas prácticas extraídas de casos reales, la mayoría de ellos de la administración andaluza. 

✔ Una guía didáctica para la aplicación de estos criterios, de la que igualmente se puede disponer de manera libre y gratuita, y, opcionalmente, participando en una actividad formativa on-line.

✔ La posibilidad de aportar experiencias conocidas, para lo que se ha habilitado una plantilla.

Para obtener información de cualquiera de estas herramientas, cualquier persona (también externa a la Junta de Andalucía) puede dirigirse a la dirección de correo circpro.amaya@juntadeandalucia.es.

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