Remojón del Valle de Lecrín

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Ingredientes

   4 naranjas
   2 cebolletas
   2 huevos
   Tomates secos
   Migas de bacalao
   Aceitunas
   3 dientes de ajo
   Vinagre
   1 cucharadita de pimentón dulce
   Aceite de oliva virgen extra

Elaboración. Receta de Miguel Ángel Molina Palma

El remojón de naranja es típico en  el Valle de Lecrín sobre todo en las localidades de Albuñuelas,  Pinos del Valle, Melegís, Restábal, Saleres, Acequias, Béznar, Chite, Mondújar, Talará, Nigüelas, Dúrcal y Padul. Con las variantes en Dúrcal de remojón de naranjas agrias y patatas,  y en Conchar de remojón de naranja y tomates secos.

En enero comienza en esta zona la temporada alta para los cítricos, los agricultores cosechan el producto y lo llevan a los puntos de descarga de las cooperativas donde se prepara para su comercialización.

Según la tradición las primeras naranjas llegaron al este de la zona mediterránea con las caravanas de Alejandro Magno (356-323 a. C). Pese a lo que muchas personas puedan creer las naranjas que cultivaban los árabes eran las naranjas amargas como planta decorativa y recolectaban miel de azahar y con la expansión del Islam, la fruta llegó a España, donde se popularizó como naranja de Sevilla.

La historia más reciente de la naranja empezó a finales del siglo XVIII, cuando un clérigo católico de Carcagente, en los alrededores de Valencia, plantó el primer huerto de naranjos con fines comerciales. Los resultados fueron tan buenos que las plantaciones fueron surgiendo una tras otra. A principios del siglo XIX, la superficie cultivada abarcaba 30.000 hectáreas.

Empezaron a extenderse los cítricos en El Valle de Lecrín en el s. XX a partir de Béznar, y después hacía Melegís, posteriormente al Chite, Murchas, Restábal, Saleres y Pinos del Valle. Desde el primer momento se asociaron a los olivos, así los olivos se beneficiaban de los cuidados que se les da al frutar y estos eran abrigados por olivos de gran envergadura, persistiendo esta asociación aún en nuestros días. La gran diversidad de variedades permite que las cosechemos desde diciembre hasta julio. España es el país del mundo que más variedad de naranjas cultiva. Las más conocidas son las diferentes naranjas Navel (Navel, Navelina, Newhall y Navel-Late) se las denomina así a causa del ombligo (navel en inglés), situado en el punto donde había estado la flor. Aunque la naranja autóctona de estos lugares es la naranja dulce y la agria partiendo del naranjo amargo que heredamos de los árabes.

El escritor romano Plinio ya inmortalizó el poder curativo de las naranjas en su Historia natural.

La naranja dulce es más nutritiva, mientras que la naranja agria es más medicinal. La naranja es una fruta verdaderamente protectora de la salud, pues el zumo es incorporado a la sangre casi sin cambio alguno. Es rica en sales minerales, especialmente calcio, potasio, magnesio, cloro, sodio, azufre, cobre y silicio. A pesar de ser de sabor ácido, su reacción en la sangre es alcalina y combate la acidez en el organismo.

La naranja es un excelente alimento para los más pequeños. A los niños a los cuales se suministran jugos de naranja, crecen mucho más sanos y resistentes a las enfermedades, poseen mucho más inmunidades naturales y superiores a todas las adquiridas por vacunas u otros medios artificiales.

En la Tercera Fiesta de la Naranja en la puerta de la Iglesia de Melegís el día 27 de abril de 2.002, los platos de remojón de naranja  que se sirvieron a todos los asistentes llevaban los siguientes ingredientes: Naranja pelada y troceada, cebolla troceada, aceitunas negras, bacalao, sal y aceite de oliva.

No obstante, a este remojón es costumbre en La Comarca echarle también tomate cuando se hacen cantidades más pequeñas.

Ingredientes: 2 naranjas grandes, 100 g de aceitunas negras, tres cucharadas de aceite de oliva afrutado prensado en frío, media cebolla, 150 g de bacalao, el zumo de un pomelo rosa y hojas de menta para decorar.

Modo de hacerlo: Pele las naranjas minuciosamente, retirando por completo la capa de piel blanca. Trocéelas en dados grandes, pique la cebolla y el bacalao y colóquelo todo en un cuenco o en un plato de postres. Reparta las aceitunas por encima. Riegue las naranjas con el zumo del pomelo, remueva todo y deje reposar. Antes de servir, rocíe con unas gotas de aceite y decore con las hojas de menta.