Page 485 - El Programa de Medidas Agroambientales en la provincia de Huelva
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III. ESTUDIO DE CASO
 No cabe duda que el largo período de reconquista constituyó una de las bases de las actuales diferencias en la sociedad rural y en la agricultura española, las explo- taciones minifundistas en el Norte y los grandes propietarios con mucha mano de obra asalariada en el Sur. En el período comprendido entre los siglos XV y finales del XVII se originaron espacios forestales de alta acumulación de biomasa y baja productividad; sistemas mixtos silvopastorales, creados a partir de bosques origi- nales aclarados, escogidos por su fruto y su comportamiento fisiológico, y pastos aprovechados en concordancia con el carácter anual o perenne de las plantas y la disponibilidad de agua en el suelo; amplios campos con cultivos de cereal y legu- minosas de secano; y, finalmente, sistemas de regadío basados en una tecnología compleja y enriquecida por varias culturas, y sobre todo por la árabe andalusí.
Durante el siglo XVIII cabe destacar la colonización de Sierra Morena y Andalu-
cía, en el reinado de Carlos III, como un avance para la agricultura española, y la
55 andaluza en particular, con el genio esforzado de don Pablo de OLAVIDE , como
principal artífice. Los intentos desamortizadores que tuvieron lugar a continua-
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ción no tuvieron éxito, sirviendo para enriquecer a unos pocos , y ampliar las
tierras y los privilegios de los grandes latifundistas del Sur. La deficiente aplica- ción de la reforma agraria diseñada en la etapa de la segunda república, ya en el siglo XX, tampoco tuvo logros significativos. Los primeros atisbos de moderniza- ción se vislumbran, en la segunda mitad de ese siglo, con los proyectos de con- centración parcelaria en el norte peninsular, que tuvieron efectos muy limitados; y con la transformación de grandes zonas regables en las áreas latifundistas, que no tuvieron en cuenta los deterioros medioambientales que podían provocar. No obstante, el cambio de la estructura social agraria española fue reducido.
El verdadero proceso de modernización da comienzo en la década de los años sesenta, estimulado por factores externos a la agricultura, muy conectados a la industrialización que experimenta el país. La expansión de los sectores industria- les y de servicios provocó el éxodo masivo de la población rural hacia las zonas industriales, grandes ciudades, y el extranjero, países de la actual Unión Europea, y Suiza, principalmente. “En 1960, el número de obreros agrícolas ascendía a 1.977.930 personas, casi el 40% de la población activa rural. En el censo de po- blación de 1970, la cifra había caído a 982.000, el 35,9%; y desde entonces, los
55 A este respecto es posible examinar las publicaciones de CAPEL MARGARITO, M.: D. Pablo de Olavide, un criollo en el equipo reformista de Carlos III. Colección Semilla y Flor. Granada. 1999. Así como la de DEFOURNEAUX, M.: Pablo de Olavide, el afrancesado. Padilla Libros. Sevilla. 1990.
56 Para profundizar más en este período se puede consultar la obra de LARREA EREÑO, S.: Agricultura, horizonte 2005. Ediciones Mundi-Prensa. Bilbao. 1998.
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