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EL PROGRAMA DE MEDIDAS AGROAMBIENTALES EN LA PROVINCIA DE HUELVA
deforestación de sus bosques, el agotamiento de los recursos naturales, la conta- minación agrícola, industrial o urbana, no son, en el caso andaluz, provocados por el potencial productivo existente, sino todo lo contrario, por la debilidad de las estructuras económicas. Este hecho dificulta, aún más si cabe, la superación de los citados desequilibrios y debilidades medioambientales por la escasez de recursos disponibles y la priorización en la asignación de los mismos, lo que conduce a escasas alteraciones en el papel de subordinación jugado por el Me- dio Ambiente en el proceso de desarrollo regional, en la actualidad centrado más en la corrección de los déficits de infraestructura y equipamiento social, que en los desequilibrios que estos ocasionan, aunque desde ya, se pueda saber que la degradación o agotamiento de los recursos naturales puede suponer, en el futuro, el disponer de menos activos capaces de asegurar un desarrollo regional sostenido. Pero la condición de región con enormes áreas de subdesarrollo, la presión social y política que ello supone y las prioridades que imponen lo hace difícilmente evitable.
En todo caso, se puede afirmar que el análisis de la tendencia medioambiental de la región exige conocer el desenvolvimiento de las principales magnitudes eco- nómicas, ya que, en gran medida, la coyuntura ambiental es una variable directa- mente relacionada con la económica. Así, desde mitad de la década de los ochenta del siglo XX, la economía andaluza se inserta nuevamente en el ciclo expansivo
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que se genera tras la grave crisis de la década anterior . Este proceso de creci-
miento afecta, de manera general, a los países y regiones del entorno europeo, sin embargo la Comunidad Autónoma de Andalucía mantiene un ritmo superior a la media nacional, y, en mayor medida, a la comunitaria. La prospectiva sobre los ejes de desarrollo futuro, dentro del contexto europeo, siempre ha definido unas ventajas comparativas, aunque, evidentemente, también con limitaciones específicas y condicionantes estructurales, para el progreso de la región andaluza, que se localiza en el eje mediterráneo, pero con una función decisiva de enclave hacia el Atlántico y el norte de África. Sin embargo, deben tenerse en cuenta una serie de aspectos que condicionan la promoción de estos ejes. En todo caso, tras la crisis del Golfo Pérsico, en los noventa, se produce una repercusión negativa en el
Estas prácticas son enormemente virulentas, provocando un gran consumo de recursos hídricos e incidiendo especialmente en el incremento de la erosión. Así según el II Inventario Forestal Nacional (1986-1995), realizado por la Dirección General de Conservación de la Naturaleza del Ministerio de Medio Ambiente, que fue presentado en 1997, la superficie afectada de erosión extrema en Andalucía alcanza las 501.840 ha, lo que representa un 5,72% de la región, que la coloca en segunda posición en España, detrás de la Comunidad de Valencia, con un 9,95%. En cuanto a los restantes niveles de erosión en Andalucía, hay 935.167 ha con un grado muy alto; 2.061.518 ha con un nivel alto; 1.953.474 ha medio; 1.939.810 ha bajo; y 1.379.540 ha muy bajo.
112 Según un estudio realizado por el Fondo de Investigación Económica y Social de la Confederación española de Cajas de Ahorros, la renta bruta por habitante de los andaluces pasó de 520.526 pesetas, en el año 1985 a 1.251.906 pesetas en 1995.
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