Por Antonio Pulido Pastor. Dpto. Gestión Espacios Naturales Protegidos. D.T. Medio Ambiente y Ordenación del Territorio en Málaga
Esta es la primera de tres entradas donde el autor nos descubre varias rutas por el territorio andaluz que nos ayudarán a conocer nuestro paisaje y nuestra historia, todas las cuales recorren parcial o totalmente la provincia de Málaga. Senderismo, fotografía, contacto con la naturaleza y, al final del camino, siempre nos aconseja lugres donde reponer fuerzas. Esta es la primera ruta. Anímate y disfrútala
Las piedras que hablan es el título de un pequeño librito que trata sobre la historia de un chico palestino en la Intifada que se promueve de vez en cuando en contra de la ocupación del Estado de Israel sobre aquellos territorios, publicado por editorial Edelvives. Particularmente me gusta esa referencia en tanto la capacidad de las piedras para hablar sobre arqueología y su implicación en la historia. Viene a ser un ADN que no es mutable por la mano del hombre al modo en como lo son los textos escritos en que se basa la historiografía que nos llega a lo largo del tiempo y que por su adulteración nos confunde. El hilo conductor de la lógica en los procesos que son los que se mueven en el fondo de una Sociedad cualquiera viene a ser casi el mismo desde que el humano convive en grupos clánicos asociados entre sí. Como suelo decir, cambian los tiempos y las formas con los que ese mismo fondo actúa o se mueve a lo largo del tiempo y cuyo cómputo y registro se ha dado en llamar Historia. Desde que leí el libro titulado “La Revolución islámica en Occidente” y visité el yacimiento arqueológico de Volubilis en el actual Marruecos, esta es mi forma de entender el paisaje y el paisanaje que me voy encontrando por los viajes que hago. Hablar con las piedras no es otra cosa que saber entender lo que en su estatismo y funcionalidad son capaces de transmitirnos. Algo similar ocurre con los árboles, la vegetación, que nos revela cuestiones acerca del clima, de la calidad del suelo de un lugar, de los aconteceres pasados que experimentaron los territorios y que han conformado la modelación natural que ahora encontramos.
Ruta I: Lagunas del sur de Córdoba – Fuente Álamo – Lagunas del norte de Málaga
El nivel requerido para la ruta es básico, muy adecuada para un domingo en familia. El origen recomendado es desde Málaga, Granada o Córdoba. Existe un centro de interpretación del conjunto arqueológico con precio de entrada unitario 3 euros.
Recomiendo tomar como centro o eje de esta visita la villa romana de Fuente Álamo, ubicada en las inmediaciones de la localidad de Puente Genil (Córdoba). Tal vez pueda parecer sorprendente en una propuesta sobre naturaleza pero si la persona que lee tiene cierto interés por la historia de nuestra tierra, seguro que le encantará la visita y en caso contrario es posible que se vea tan impactado por lo que encuentra allí que le invada la inquietud y curiosidad y se aficione a buscar piedras como estas, que relatan nuestra historia.
No conocía de su existencia hasta hace poco y el yacimiento arqueológico está muy en la línea de lo que son otras villas romanas como la también famosa de Almedinilla (Córdoba). Pero en esta, además de sus interesantes mosaicos, se encuentra una superposición temporal de lo más interesante que ayuda a interpretar mejor la sesgada historia de la Península Ibérica y más concretamente del sur.
Cuando se llega allí, la mente enseguida se codifica en modo latino y se presentan ante el visitante las escenas rurales de la película Gladiator u otras de la época en el ambiente mediterráneo manteniendo un paisaje de olivos que posiblemente sea muy similar al que ya establecieron o heredaron sus primeros moradores.
Situada en un punto estratégico, no se sabe bien por qué, en el camino que unía Corduba, Malaca, parece encontrarse en un punto central de un amplio círculo de ciudades con tradición agraria de la época íbera y romana como son Igabro (Cabra), Ipagrum (Aguilar de la Frontera), Ostippo (Estepa), Antikaria (Antequera) Colonia Genetiva Urbanorum(Osuna) lo que puede ser signo de alta frecuencia humana. En este lugar, y con motivo de esa afluencia, en principio viajera, se establece un lugar de parada al transeúnte donde unas termas alimentadas en agua por el arroyo existente y la leña que debió abundar en el lugar, ofrecía condiciones de reposo al viajero. Es de suponer pues que esta “estación de servicio” debía estar complementada con alojamiento y comida, pero no han aparecido por el momento instalaciones anejas o próximas que así lo indiquen.
La importancia del lugar debió ir creciendo con el tiempo y su producción agrícola también en modo tal que allí se asentara un potentado con privilegios para poner en uso y comerciar el preciado oleum baeticum que hizo de Corduba la más importante ciudad de la Hispania romana. Las dimensiones de las estancias, sus servicios anejos y la decoración que en ella se ha encontrado, así como la necrópolis aneja, así lo atestiguan.
En aquella época, la importancia estratégica del fluido puede compararse en cierto modo a la actual de los hidrocarburos si bien su uso era fundamentalmente energético, destinado a iluminación. La cantidad de lucernas (lámparas de aceite) existentes en el museo arqueológico de Mérida así lo corrobora y a buen seguro el hecho de que la Qurtuba andalusí tuviera como privilegio el alumbrado público de sus calles debe ser una costumbre heredada de períodos coetáneos al gran Séneca.
El cultivo del olivar y la industria productora del oleum debió articular el flujo humano en estas tierras y ser el motivo de su codiciado valor. Algo que como es fácil comprobar, sigue siendo igual a día de hoy.
El declive urbanita con el que termina la Edad Antigua no es problema para estas villas y centros productivos en el campo, que se siguen manteniendo tal como este yacimiento arqueológico confirma. El paso del tiempo por ella no hace sino cambiar el maquillaje del escenario, pero no su transfondo utilitario. Con el cambio del latin al árabe, la villa seguramente pasaría a tomar la denominación de almunia o aldaya (aldea) y su muela olearia y prensa se llamaría después almasara (el lugar donde se transforma). Del mismo modo, la terma pasó a llamarse hammám (el baño caliente) y de ahí el nombre actual, Fuente Álamo, que nada tiene que ver con el árbol del mismo nombre (Populus sp.) al igual que la ciudad de Alhama o el paraje de Fuente Alhama en el cercano Priego de Córdoba.
Una vez terminada la visita, seguro que reprocesáis el paisaje circundante y cada uno de los cortijos que veáis os hará entender que poco o nada a cambiado desde entonces salvo en el aspecto formal. Si esto es así, recomiendo que mantengáis el chip arqueo-ilógico y continuéis la visita hacia los núcleos urbanos de las actuales Aguilar de la Frontera, Estepa, Antequera, Osuna o Archidona, dependiendo de vuestra procedencia y destino.
Si por el contrario preferís escenarios más salpicados de biodiversidad, haced parada en la Reserva Natural Lagunas de Archidona. Situada en las proximidades de la A-92 cerca de la localidad de Salinas (Granada). Tienen especial interés por tratarse de un karst de yesos donde las dolinas o torcas que se han formado se encuentran inundadas de forma permanente. Su contorno es muy singular por la presencia de yesos que hacen sus suelos muy salinos y sus aguas muy alcalinas dificultando la vida acuática. Pero se ven algunas aves, especialmente somormujos (Podiceps cristatus L.) y sus parientes pequeños los zampullines (Podiceps rufficollis Pallas).
En el entorno cordobés, entre las localidades de Moriles, Aguilar de la Frontera, Lucena y el propio Puente Genil, podéis encontrar la Reserva Natural de las Lagunas del Sur de Córdoba con lugares tan interesantes como la laguna del Rincón (Moriles), Laguna de Zóñar (Aguilar), Laguna Amarga (Jauja, Lucena) y Laguna de Tíscar (Puente Genil), Embalses de Cordobilla y Malpasillo sobre el río Genil. Hay un enorme número de aves que se pueden encontrar en ellas, desde los asombrosos calamones y flamencos a la especial malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala), dependiendo de épocas y del humedal que se trate.
En el regreso hacia Málaga o Sevilla, la Reserva Natural de la Laguna de Fuente de Piedra (Fuente de Piedra, Málaga) se sitúa junto a la A-92 cerca del límite de provincias y la vecina Estepa. Es la laguna de mayor superficie (1.400 ha) en el sur peninsular con permiso de la Laguna de la Janda (Barbate) de unas 15.000 ha, actualmente desecada para su cultivo. También están cerca la Reserva Natural Laguna de la Ratosa (Alameda) o la Reserva Natural Lagunas de Campillos que consta de once lagunas de mediano a pequeño tamaño de carácter temporal (no tienen agua en verano). En estas la estrella principal es el flamenco (Phoenicopterus ruber) siendo Fuente de Piedra la principal colonia de cría del Mediterráneo occidental.
El acceso a todas es practicable desde vehículo y la topografía sumamente llana y afable no requiriendo calzado especial salvo en tiempo de lluvia, donde el barro complica el paseo. Todos son fantásticos lugares para observar paisaje lagunar y disfrutar de las aves. En época invernal además, el contorno de Fuente de Piedra-Campillos es visitado por las grullas que llegan aquí desde Escandinavia para pasar el invierno. De este modo, imprimen al paisaje de la comarca una diversidad muy singular comparable a la llegada de los ánsares a las marismas de Doñana, si bien el número de estas es muy inferior (en torno a 2000 ejemplares).
Dónde comer:
- Riofrío (Loja), en la autovía a Granada.
- Aguilar de la Frontera:
- Bar el Tuta, en la plaza de San José o Plaza Mayor.
- Restaurante La Casona, en el acceso hacia la autovía Córdoba-Málaga
- Alameda: Posada del Tempranillo
- Antequera: Caserío San Benito (cruce de autovía de Córdoba con salida a Villanueva de Algaidas y Alameda-Palenciana)
- Fuente de Piedra: Bar el Chaqueta (Polígono Industrial)