Por Francisco M. López Martínez. Secretaría General de Acción Exterior de la Consejería de la Presidencia, Administración Local y Memoria Democrática.
En Antropología Social y Cultural se intenta estudiar los acontecimientos culturales teniendo en cuenta su aspecto emic y etic. Es decir, el punto de vista desde dentro (emic) y desde fuera (etic), el punto de vista del científico, del estudioso siempre intentará investigar un hecho cultural teniendo en cuenta todas las variables lo explican.
El Rocío, como otros fenómenos, tiene que ser explicado desde el ángulo exterior. Porque en mi opinión, las explicaciones basadas en las apreciaciones personales sólo nos acercan a él, pero no ayudan a conocerlo del todo.
Como saben El Rocío es una manifestación que abarca lo religioso y lo festivo como ocurre en tantas manifestaciones populares andaluzas. Y como todo acontecimiento que tiene tantos siglos ha cambiado. De ser una festividad religiosa que se celebraba el 8 de septiembre, como decenas en Andalucía, se pasó al Pentecostés. De llamarse Virgen de la Rocina pasó en el siglo XVII a llamarse del Rocío (según parece por la incorporación de una hermandad de Sanlúcar de Barrameda de ese nombre quizá en antigüedad, según estudios posteriores, mayor que Villamanrique de la Condesa). De salir la procesión a mediodía pasó a la mañana y luego a la madrugada. El “salto de la reja” es algo recientísimo, producido por las reformas en la ermita; y así un largo etcétera. Y otra curiosidad. La imagen que hoy vemos esconde dentro la antigua imagen, que según algunos es una Virgen Negra, tan típica en España de épocas románicas.
Para algunos investigadores El Rocío es la continuidad del ritual fenicio de adoración a Astarté, una de las divinidades más importantes para ellos. Esta tradición de la virgen, símbolo de la naturaleza, de sus frutos, del bosque, de larga tradición en el mundo mediterráneo, incluso llamarle la “Blanca Paloma” pese a ser una advocación del Espíritu Santo, no deja de sorprender que Astarté (divinidad procedente de la Isthar babilónico, Esther en hebreo) sea también una paloma. En el Museo de Arqueología de Sevilla, junto al Tesoro del Carambolo figura una estatuilla atribuida a Astarté, ofrenda de un devoto fenicio o tartesio.
Pueden leer una plegaria que hoy día valdría para cualquier Virgen de nuestra Semana Santa.
Tanto Astarté, también diosa de la luna, aparece sobre una media luna en algunas representaciones al igual que la Virgen del Rocío.
Como vemos en el Bronce Carriazo se asocia la divinidad a los patos, a las marismas, a la vida por el agua (una liturgia empleada en las misas del Pentecostés donde se repite la frase siguiente: Oh Señor, que la infusión del Espíritu Santo purifique y limpie nuestros corazones, y, penetrándolos hasta lo íntimo con su divino rocío, los haga fecundos). De este hilo de adoración a la Diosa Madre, da igual la advocación con que cada cultura y siglo la denomine, viene El Rocío.
Focalizo en el territorio concreto de los aledaños a las marismas del Guadalquivir la localización de este fenómeno religioso y popular. Porque es el territorio concreto el que marca definitivamente el porqué de lo comentado.
¿Por qué está ahí la ermita? ¿por qué no un kilómetro más allá, o más al oeste? Es el aspecto fundamental que debemos preguntarnos. Pues que aparezca la Virgen en un árbol o en una cueva no nos explica nada. De hecho, son cientos las “apariciones” en lugares similares. Al fin y al cabo, es celebrar la fecundidad, la vida, lo que subyace en estas creencias.
Y enlazo con una frase anterior. Villamanrique de la Condesa. Es este grupo desde antiguo el que rivaliza con Almonte por ser la más antigua de las Hermandades. De hecho, según cuentan fue un tal Gregorio Medina el descubridor de la imagen. Era de Villamanrique.
Y es curioso que sean estas dos localidades las más reivindicativas de El Rocío. Llegamos al meollo de estas curiosidades: ambas están casi a la misma distancia de la Ermita.
Es muy normal en nuestra tierra apariciones en el límite de tal o cual comunidad. Algunas veces alguien cae de su caballo al otro lado de un arroyo, encuentra una estatua y allí se hace una ermita. Realmente lo que no se dice claramente es que se marca el límite de la influencia de la comunidad. Se crea un hito físico para señalar el límite de jurisdicción sobre el territorio.
Villamanrique y Almonte tienen el mismo límite: El Rocío. Porque desde tiempo inmemorial el control físico de los bosques y marismas para ganado, sobre todo caballos (la Virgen de la Rocina, nombre original viene de rocín, de caballo, porque siempre se han tenido rebaños pastando en territorios que eran del común o de difusa propiedad). Desde hace siglos se hace la “Saca de Yeguas” por San Pedro: desfilan cientos de yeguas por la Ermita, para marcarlas luego.
Esta referencia al espíritu santo se relaciona con el relato de la Biblia en el que el espíritu santo baja del cielo en forma de paloma, cuando Jesús estando en el río Jordán fue bautizado. Así que aquí vemos, agua, rocío, paloma y fecundidad. Con el tiempo se empezó a llamar a la virgen la Blanca Paloma y la señora de las Marismas. No deja de ser esto una aberración interpretativa, adjudicar a María la identificación con el espíritu santo, pues eso significaría atribuirle poderes o posiciones divinas, pero también posiblemente sin intención le otorgaran cualidades de ave, como al ancestral Astarté.
El Rocío, como tal, jurisdiccionalmente perteneció al conde de Niebla (Huelva) y por tanto a los Medina Sidonia. Por eso Sanlúcar es clave en toda esta Historia. Pues también era territorio del ducado. Incluido Doñana. Cuyo nombre proviene de Doña Ana, esposa del VII Duque. Y también enfrentado en pleitos al concejo de Almonte. Que en origen pertenecía al reino de Sevilla. Y los duques quisieron unir los territorios desde Niebla hasta la costa por Almonte. Dando lugar a pleitos sin fin. Por ello es tan importante luchar por ese lugar. Porque si la Virgen es “mía” lo que rodea al territorio es de mi incumbencia.
El interés económico de estas tierras viene de siglos atrás, época de litigios entre jurisdicción de nobles y concejos. El Coto Real del Lomo del Grullo y las Rocinas, cazadero real reservado a la Corona, fue restringiendo su espacio, a partir del siglo XIII, a causa de diversas donaciones regias. Una de estas donaciones es la que se testimonia en el documento más antiguo conservado en el Archivo Histórico Provincia de Huelva. Documento de fecha de 26 de enero de 1487, es un traslado de una Real Cédula de Fernando el Católico, de 27 de septiembre de 1477, en la que se manda no se inquiete ni perturbe en el uso y goze del Caño de Braynes y Madre de las Rocinas (Almonte) a Esteban Pérez Cavitos. Se trata de los terrenos en los que está enclavada la actual ermita del Rocío, adquiridos posteriormente, por escritura pública el 29 de marzo de 1583, por el Concejo de Almonte (extracto de la página web de Archivos de la Junta de Andalucía).
Otro documento curioso de los pleitos habido en la zona es este:
En 1400 continua los pleitos de Niebla por las lindes contra Almonte. Recordemos que en 1368 Niebla pasó a ser del señor de Sanlúcar, ahora Conde de Niebla y más tarde duque de Medina Sidonia. El 25 de febrero de 1400 se reunían los gobiernos de la villa de Niebla y ciudad de Sevilla para fijar definitivamente las lindes de ambos términos, (puntualicemos que Sevilla hacía frontera en las Rocinas por el término de Hinojos, ya que Hinojos pertenecía en aquellas fechas a la ciudad hispalense). El punto de reunión fue la misma ermita: “…estando en la iglesia que dizen de Santa María de las Roçinas et estando y presentes Joachín Martínez de Monrreal, veinte e quatro de la muy noble çiudad de Sevilla de la vna parte, et Lopez Suarez alcalde mayor de la villa de Niebla…”. Tras presentar varios testigos, los hombres de los pueblos del entorno como Hinojos, Paterna, Escacena, Manzanilla y Bollullos, atestiguan que las mojoneras empezaban desde la ”… Madre del agua que dizen Santa María de Las Roçinas…”. Joaquín Pascual Vaquero de Hinojos, argumenta que “…el arconocal que esta çerca de Santa María de las Roçinas e çerca del Bodegón de Joachín Freile que se solía siempre comer exentamente por la dicha Hermandat (Hermandad de Pastos). Al siguiente día, el jueves 26, partieron de la misma “… eglesia de Santa María de las Roçinas…”, para fijar las mojoneras. La ciudad de Sevilla fijó el mojón cerca de una pasada que estaba en el arroyo del bodegón. Niebla, fijó su mojón en la otra parte del arroyo “…Et de la otra parte del arroyo contra Santa María de las Roçinas de parte de Niebla fue fecho el dicho mojón …” (Rocío.com).
Esto de los límites es muy importante. En este extracto de los pleitos aparece Sevilla pues Hinojos era de su alfoz o territorio jurisdiccional. Y es curioso que han salido a la luz unos documentos por el que parte de la playa de Matalascañas (hoy de Almonte) pertenecen legalmente a Sevilla.
Para muchos no creyentes la forma de sacar en procesión a la Virgen del Rocío es de gente bruta y las formas son violentas. Para el creyente es una prueba más del amor de los almonteños. Aquí otra clave, no solo se marca el territorio, sino la “propiedad” del símbolo. Sólo los almonteños tienen derecho a tocarla y a procesionarla. Para demostrar a todo el mundo que es de Almonte.
Este sentimiento oculto de posesión del territorio rociero nos ha llevado al desiderátum de que en el 2017 no hubo saca de yeguas porque Almonte tenía discrepancias económicas con Hinojos, otro de los pueblos con ganado en la marisma. Penosamente en la procesión de la Virgen por la aldea al llegar a la casa Hermandad de Hinojos se profirieron insultos y actuaciones indecorosas contra los de Hinojos.
El impacto actual de la romería y actos similares es enorme. Se ha asfaltado el camino de Villamanrique al Rocío en la zona de protección del parque, atentado ecológico gigantesco. Y es por la dimensión económica enorme para la zona. Territorio afectado igualmente por la construcción de casas que han convertido en un pequeño pueblo lo que no era más que una ermita y algunas chozas de sus primitivos habitantes.
La historia de esta manifestación religiosa y popular por tanto pende de hilos que la gran mayoría de los participantes no conocen. Para casi todos es una “fiesta”, de hecho, así se anuncia en todos lados. La gran mayoría va porque es muy bonito, o por tradición, o porque es una cosa familiar, o muy importante para el pueblo. Sin duda muchos van porque son creyentes. Pero es difícil pensar que un millón de personas acudan sólo con fe cuando según las estadísticas cada vez va menos gente a Misa.
También se ha convertido desde los años 80 en un auténtico boom de hermandades y romeros, que lejos de ir a andando o a caballo van motorizados y con todas las comodidades de nuestra época (La globalización que sufrimos está provocando estas reacciones de reafirmación de “nuestra cultura”, nos sentimos obligados a exagerar las diferencias para no perdernos en el magma del igualitarismo cultural que a través de los medios audiovisuales y la escuela han vencido claramente; de ahí que las fiestas populares se hayan engrandecido en los últimos años como jamás han sido en el pasado. Intentan las fiestas y demás actos sociales pasar de algo local e íntimo a universal. Intentan globalizarse. Vean si no los informativos en donde arrojar tomates o quemar muñecos se llena de japoneses o australianos. Prueba “indiscutible” de la “importancia” del suceso. Los de la localidad insisten en que es único y que es “lo más grande der mundo”, como oímos en nuestra tierra ante cualquier acto público popular). El paisaje “rural” se ha convertido en una pequeña ciudad. Vamos disfrazados de cortijeros y faralaes, como si la romería fuera rural, de un pueblito. Y vienen de otros lugares con ese tópico en sus mentes. Los políticos y los “famosos” han instrumentalizado lo popular para sus fines. Convirtiendo lo que fue algo íntimo y local en un acontecimiento social que cambia con el tiempo. Como siempre Andalucía dando a los demás lo que creemos que a los demás les gusta. No lo que somos. Si es que lo sabemos.
Con esto llego al final. El Rocío por diversas circunstancias se ha convertido en el territorio simbólico de Andalucía, siendo la gran cantidad de hermandades una de las expresiones de la identidad cultural y diferenciadora de nuestra tierra. Un rasgo importantísimo de reafirmación en lo que somos.
Sólo contemplando los aspectos físicos entenderemos estos hechos populares. Sin la herencia de conquistas sucesivas y conflictos de propiedad no entenderemos la romería. El “rapto” de la Virgen es la expresión simbólica de los derechos de propiedad de un territorio. La romería es la conquista simbólica de un territorio donde nacen nuestras creencias y opiniones, parte de la cultura.