Por Jose Carlos Gutiérrez Reyes, Inspector de Consumo. Delegación territorial de Salud y Familias en Málaga.
Estambul de oriente,
de occidente Estambul,
Constantinopla yacente.
En mi sillita de enea,
en este estío candente,
a la sombra del cañizo
llora el botijo doliente.
Al fresquito de la fuente
el chorrillo de la teja
embelesa el tiempo displicente.
Con el sudor de mi frente
alimento la memoria fértil,
te evoco y te recuerdo
¡Estambul de mis días
y de mis noches silentes!
Si me muriese sin verte
¡Dios no lo quiera nunca
ni lo permita mi suerte!
Traed a mi tumba, amigos,
por favor traedme:
su eco, su risa, su llanto,
su mar y su gente.
Diógenes Kynikós
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