José Carlos Mena Sánchez nos presenta su novela “La artillera”.
Por José Carlos Mena Sánchez, Titulado Superior en la Delegación Territorial Empleo, Formación y Trabajo Autónomo de Sevilla.
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Manuela de Luna, la heroína sevillana de la Guerra de la Independencia.
Bautizo de fuego
El 19 de julio de 1808, en Bailén, el ejército de Napoleón, el más poderoso del mundo hasta la fecha, es derrotado por primera vez por el heterogéneo ejército español, que estaba al mando del general Castaños. La falta de agua, el calor sofocante entre los olivos y el ansia de defender la patria llevaron a los españoles a la victoria.
El levantamiento del 2 de Mayo en Madrid, el Bando de Móstoles y las tropelías de los invasores en localidades como Manzanares y Córdoba, llevaron a la población española a luchar con todo lo que tenían para defender su tierra.
Y en Bailén se cruzaron los ejércitos. Una batalla épica en la que Manuela de Luna, natural de Fuentes de Andalucía (Sevilla) participó sin temer a la muerte. Embarazada de su primer hijo y acompañando a su marido, que era artillero del ejército, no dudó en luchar contra el invasor francés. Su bautizo de fuego fue glorioso.
Valor a raudales, sin temer a nada
Manuela, era una mujer capaz que no se rendía, que vio de cerca la muerte y que jamás se retiró, a pesar del peligro en ciernes. De los campos de olivos de Jaén pasó a Tudela para luchar en sus calles hasta la extenuación. Una defensa a ultranza de la ciudad navarra que recibía el tercer asedio de las tropas napoleónicas.
Y desde Tudela, y tras escapar de prisión, se dirigió junto a su marido a Zaragoza, para defenderla del segundo sitio francés. Un parto en medio de la lucha, heridas repentinas, muertes dolorosas, presidio y emociones para poner en valor una mujer valiente que, según cuenta un documento, llegó a ser nombrada capitana con tan solo veintidós años.
La novela que cuenta la historia de Manuela es desgarradora, pues nos presenta a una heroína llena de entusiasmo, que daba ánimos a sus compañeros y los llenaba de ardor guerrero en el momento de la lucha. Una jabata que luchó por la libertad, por su rey y por la patria. Todo ello basado en una carta hallada en el Archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia.
En los últimos párrafos de la carta, al autor de la misma dice a su padre: “Esta mujer debe ocupar un lugar muy distinguido estos tiempos; quiera Dios que los Españoles dejen a la posteridad una memoria que tanto realce da al valor español…”
De aquí a la posteridad
Gracias a la labor realizada por el Archivo de la Casa Ducal de Medina Sidonia y, concretamente, su conservadora Liliane M.ª Dahlmann, la carta escrita de un hijo a un padre ha llegado hasta nuestros días.
Manuela de Luna, tal y como dice la misiva, es una mujer que debe pasar a la historia, que debe dejar huella. Leyenda o verdad lo cierto es que la carta existe y por casualidad de la vida la misiva apareció en el Archivo y trascendió a la prensa. Hoy tenemos la oportunidad de conocer ese documento y la supuesta valentía de esta heroína sevillana que luchó contra los franceses, contra los invasores que amenazaban su tierra.
Con una lectura fresca, apasionada y detallista, se relata la Batalla de Bailén y el sitio de Tudela, para que el lector conozca la crueldad de una guerra ocurrida hace más de 200 años y que sembró a España de pobreza y destrucción.
Con “La artillera” se vibrará de emoción y se conocerá a Manuela, su determinación y su divina puntería. Una guerrera que, al parecer, existió y de la que deberíamos estar llenos de orgullo. Es un homenaje a la mujer en la historia que bien merece una serie de televisión o una película. Es la Agustina de Aragón andaluza que ha permanecido oculta hasta hoy. No defraudará.
SINOPSIS:
Manuela de Luna fue una de tantas mujeres que, de motu propio o acompañando a su esposo, lucharon contra el invasor francés en la Guerra de 1808. Valientes y osadas, defendieron la libertad y se alzaron en armas contra el enemigo cuando ni siquiera había un rey en el trono de Madrid.
Pero Manuela tenía un don especial, una puntería divina y una fuerza que admiraba a propios y extraños. Llevada por el eco patriótico del 2 de Mayo y por la indignación dominante, se alistó en el ejército del sur y contribuyó a infligir la primera derrota al ejército más poderoso del mundo. En Bailén tuvo su bautizo de fuego y el comienzo de una aventura sin igual.
El asedio de Tudela, la lucha encarnizada, un parto en medio de la batalla, una herida inoportuna y una prisión improvisada. Heroicidad y ejemplo para dar ánimo a sus compañeros, mantener vivo el espíritu y buscar una escapatoria.
Las hazañas de Manuela, su valor y patriotismo merecen ser conocidos. Pero también aparece María Bellido de Bailén, las aguadoras de Tudela, Antonia Caparroso de Tudela y los héroes de Zaragoza.
Merece la pena conocer y difundir la historia.
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