Consuelo Muñoz, Jefa del Departamento de Calidad de Centros de la Dirección General de Infancia, nos presenta esta deliciosa receta de su vecina Mari Ángeles (podemos constatarlo) de repostería.
La vecina de al lado, que aún no conoces, llama a tu puerta y se presenta con una sonrisa y un bizcocho. Con este bonito gesto nace una amistad y la historia de un pastel que ha sido y continuará siendo compartido y disfrutado en buena compañía, como lo fue aquel día.
Suave, sabroso, de miga muy jugosa y fácil de cocinar, surge de la adaptación de una receta de magdalenas de Jerez de la Frontera que mi amiga, por tener cuatro niños y poco tiempo, preparaba en forma de bizcocho. A lo largo de estos años, la receta original ha evolucionado cuando, dejando a un lado la típica ralladura de limón, la canela o el chocolate, experimentamos con nuevos sabores: cardamomo, nuez moscada, arándanos, nueces, ciruelas y hasta manzanas con Pedro Ximénez… Todos funcionan bien.
La versión que aquí se presenta se inspira en una receta norteamericana llamada Coffee Cake, que incorpora frutos secos, canela y especias como parte de su relleno/cobertura.
Ingredientes de la receta base:
Es conveniente que estén a temperatura ambiente.
Tomamos como medida un vaso de 200 ml.
- 3 huevos tamaño L.
- 1 y 1/2 vasos de azúcar (en la original eran 2 vasos, pero se reduce al gusto o si se va a añadir azúcar moreno adicional como en esta versión).
- 1 pizca de sal fina.
- 1 vaso de aceite de girasol.
- 1 vaso de leche (yo la uso semidesnatada).
- 2 vasos de harina de repostería.
- 1 sobre de levadura.
Para el relleno/cobertura:
- 2 o 3 cucharadas grandes de azúcar moreno (según nos guste más o menos azucarado).
- 1 cucharada grande de canela molida.
- 1 pizca de nuez moscada recién rallada.
- Unos 100 gr. de frutos secos partidos a trocitos (almendras, nueces, cacahuetes, al gusto.)
Preparación:
Para facilitar la receta es mejor utilizar una amasadora o robot de cocina que vaya batiendo los ingredientes. Si no es posible, hacerlo a mano con una varilla.
Batir los huevos añadiendo poco a poco el azúcar hasta que queden bien espumosos. Poner la pizca de sal e ir incorporando primero el aceite y luego la leche.
Tamizar la harina junto a la levadura con un colador. Añadirla a cucharadas y remover sin batir demasiado, sólo para que quede bien integrada en la masa.
Preparar el horno precalentándolo a 180 grados, arriba y abajo. Poner papel vegetal o engrasar con mantequilla y harina en un molde rectangular.
Mientras se calienta el horno se mezclan en un cuenco los ingredientes del relleno/cobertura: el azúcar moreno, la canela, la nuez moscada y los frutos secos.
Verter la mitad de la masa del bizcocho en el molde y por encima la mitad de la mezcla del relleno. Poner el resto de la masa y finalizar con lo que queda del relleno. Pasar la punta de un cuchillo por la masa en forma de zigzag para que termine de integrarse el relleno/cobertura.
Hornear a 180º unos 40 minutos aproximadamente, dependiendo del horno y también del molde. Cuando más pequeño sea éste más tiempo tardará porque saldrá más alto. Comprobar con un pincho y si sale seco, ya estará listo. Si no, dejarlo un poco más.
Así de simple y así de rápido. Ahora toca compartirlo y disfrutarlo.
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