Recomendaciones para la Reincorporación al Trabajo Presencial tras la Covid 19

In: Actualidad

Más Cultura Preventiva en la vuelta a la actividad laboral presencial.

Por Luis Colmenero Ruiz, Sección de Formación Preventiva del Instituto Andaluz de Prevención de Riesgos Laborales.

El mundo laboral se ha visto gravemente afectado durante esta crisis, por lo que, todos los segmentos de la sociedad, incluidas las empresas, los empresarios y los agentes sociales, deben actuar para proteger a las personas trabajadoras, sus familias y a la sociedad en general. Esta situación supone un reto a nivel organizativo para las empresas y requiere de responsabilidad y colaboración por parte de las personas trabajadoras.

Tras un tiempo de teletrabajo, en muchos casos, con mayor intensidad que en régimen de presencialidad dadas estas circunstancias, comienza la reincorporación presencial de las personas a sus puestos de trabajo. Es recomendable establecer un plan responsable que asegure una vuelta a la actividad presencial segura y progresiva, para que de este modo se puedan establecer en las organizaciones diferentes etapas que incorporen los grupos de personas según el interés estratégico de las empresas y la vulnerabilidad de los trabajadores. 

Este artículo pretende recopilar recomendaciones que ayuden a los empresarios y también a las personas trabajadoras a mantenerse seguros y sanos en un entorno de trabajo que ha cambiado significativamente.

1º: Actualizar la evaluación de riesgos.

La identificación y la evaluación de riesgos en los entornos de trabajo físicos y psicosociales es el punto de partida para gestionar la salud y seguridad en el trabajo en las medidas contra la COVID-19. Las empresas están obligadas a revisar su evaluación de riesgos cuando se produce un cambio en el proceso de trabajo y a tener en consideración todos los riesgos, incluidos los que afectan a la salud psicológica. 

 2º: Tomar las medidas adecuadas para minimizar la exposición a la COVID-19 en el trabajo.

Una vez actualizado la evaluación de riesgos, el siguiente paso es elaborar un plan de acción con medidas adecuadas para reducir tanto la exposición al riesgo de contagio como la posible propagación del virus.

Principalmente y de forma no exhaustiva las que afectan más directamente a la propia organización del trabajo, como son: 

  • Determinar las actividades que pueden clasificarse como prioritarias o secundarias, así como las de desempeño presencial o por teletrabajo. 
  • Modificar el horario para disminuir la presencia de personas trabajando al mismo tiempo (por ejemplo con modificaciones de jornada o entradas y salidas escalonadas)
  • Garantizar la no presencia de personal con síntomas (aún siendo leves). 
  • Identificar y evaluar la presencia de personal sensible. 
  • En los puestos de trabajo de bajo riesgo de exposición estudiar la implantación del uso de mascarillas higiénicas para evitar una posible propagación. 
  • Priorizar los desplazamientos a pie, en bicicleta o vehículo propio, frente al transporte público.
  • Evitar las reuniones presenciales y dar preferencia a las llamadas por teléfono, correos electrónicos o reuniones virtuales.

3º: ¿Cómo vamos a proteger la salud psicológica de nuestras empleadas y empleados? 

¿Qué medidas preventivas de gestión psicosocial vamos a adoptar para minimizar los riesgos psicosociales derivados de la crisis del COVID-19? ¿Cómo serán los “EPI emocionales” de las personas trabajadoras en esta fase de desescalada?

Es también necesario dar respuesta a las personas trabajadoras en esta fase de reincorporación al trabajo presencial para preservar no solo su seguridad física sino también su salud mental. Ayudar a los trabajadores a gestionar cualquier riesgo psicosocial emergente, las nuevas formas de trabajo y en la promoción y mantenimiento de estilos de vida saludables, incluyendo dieta, descanso y sueño, ejercicio y contacto social con amigos y familiares. 

A continuación varias recomendaciones de cuestiones relacionadas que deben tenerse en cuenta al elaborar un plan de acción:

–> Incluir a las trabajadoras y trabajadores.

La participación de los trabajadores y sus representantes en la gestión de la salud y la seguridad en el trabajo es clave para el éxito y una obligación legal. Esto se aplica también a las medidas tomadas en los lugares de trabajo en relación con la COVID-19, una época en la que los acontecimientos se suceden rápidamente, con un nivel elevado de incertidumbre y ansiedad entre las personas trabajadoras y la población en general.

Incluir a las personas trabajadoras en la evaluación de riesgos y el desarrollo de soluciones es una parte importante de unas buenas prácticas en prevención de riesgos laborales. Es importante que las empresas consulten a las personas trabajadoras y que cuenten con los representantes de salud y seguridad sobre los cambios previstos y la forma en que los procesos se llevarán a la práctica, ya que el control sobre su propio trabajo y entorno hace menos amenazante la situación. 

En consulta con los representantes de los trabajadores, desarrollar y publicar una declaración de compromiso y responsabilidades de la gerencia con la reducción del riesgo de exposición al virus y la transmisión del COVID-19.

–> Cuidar de las personas que han estado enfermas.

Las personas que han tenido una enfermedad grave requieren una consideración especial, incluso después de haber sido declaradas aptas para trabajar. Existen indicios de que los pacientes con coronavirus pueden presentar una menor capacidad pulmonar después de un episodio de la enfermedad. Es posible que las personas trabajadoras en esta situación requieran una adaptación del trabajo y que las que han estado en cuidados intensivos pueden enfrentarse a dificultades específicas. 

Muestra interés por la salud de las personas a tu cargo, pregúntales cómo se sienten y si necesitan algún apoyo que esté en tu mano proporcionarles. Transmite que su salud es importante para la empresa. 

–> Planificar y aprender para el futuro.

Cuando no nos adaptamos a la nuevas circunstancias, la vida es más complicada. Es importante elaborar o actualizar los planes de contingencia ante la crisis para los acontecimientos de cierre y arranque en el futuro. Las pymes pueden elaborar una lista de comprobación para prepararse en caso de que se reproduzcan estos acontecimientos en el futuro.

Las empresas que han utilizado el teletrabajo por primera vez podrían contemplar la opción de adoptarlo y promoverlo como una práctica de trabajo productiva, donde la experiencia adquirida servirá para desarrollar una política y unos procedimientos de teletrabajo.

Promover la Cultura Preventiva: Fomentar en los centros de trabajo una cultura de prevención es crear un marco de prácticas y actitudes que sirvan de contexto propicio para aumentar de manera constante los márgenes de seguridad y salud laboral de las personas. La reincorporación al trabajo presencial traerá también nuevos hábitos adquiridos en este periodo de transición tan intenso que hemos vivido, un elemento positivo como es el auto cuidado que hemos experimentando en el periodo de confinamiento y que deberíamos saber transferir de casa al puesto de trabajo ordinario.

–> Mantenerse bien informado.

La cantidad de información relacionada con la COVID-19 puede ser abrumadora y puede ser complicado diferenciar los datos fiables de los engañosos. Mantener a las personas correctamente informadas es fundamental para reducir su incertidumbre. 

La información y la formación a los trabajadores conforme a los artículos 18 y 19 de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales, son fundamentales para poder implantar y llevar a cabo las medidas organizativas y técnicas en una circunstancia tan particular como la actual. Hay que informar periódicamente a los representantes de las personas trabajadoras, delegadas y delegados de prevención, a través del comité de seguridad y salud de la empresa, en caso de existir, y potenciando el uso de carteles y señalización que fomente las medidas de  prevención.

Por último: Información concreta para algunos sectores y profesiones.

Las personas con empleos que requieran un contacto físico con muchas otras personas tienen el mayor riesgo de contraer la COVID-19. Aparte de los trabajadores sanitarios y del ámbito asistencial, los trabajadores esenciales que presentan un mayor riesgo son, por ejemplo, los que participan en el suministro y el comercio minorista de alimentos, la recogida de residuos, las empresas de servicios públicos, la policía y la seguridad y el transporte público.

Estas directrices incluyen ejemplos de medidas generales que, en función de la situación laboral concreta, pueden ayudar a las empresas y a las personas trabajadoras a lograr un entorno de trabajo seguro, sano y adecuado al retomar la actividad.

Atención domiciliaria (Servicios Sociales):

DOCUMENTO TÉCNICO DE RECOMENDACIONES DE ACTUACIÓN DESDE LOS SERVICIOS SOCIALES DE ATENCIÓN DOMICILIARIA ANTE LA CRISIS POR COVID-19:

https://www.imserso.es/InterPresent2/groups/imserso/documents/binario/rec_gestores_sad_covid-19.pdf

Sector de la Construcción:

GUÍA DE ACTUACIÓN EN MATERIA PREVENTIVA POR CAUSA DEL COVID-19 EN LAS OBRAS DE CONSTRUCCIÓN:

http://www.lineaprevencion.com/uploads/archivo/applications/ARCH5e8ef9f98a370.pdf

Sector del transporte y movilidad:

PLAN DE MEDIDAS PARA RESPONDER AL IMPACTO DEL COVID-19 EN EL SECTOR TRANSPORTE Y MOVILIDAD:

https://www.mitma.gob.es/ministerio/plan-de-medidas-para-responder-al-impacto-del-covid-19-en-el-sector-transporte-y-movilidad/faqs/movilidad 

Referencias:

  • OSH Wiki: COVID-19: Regreso al lugar de trabajo, adaptación de los lugares de trabajo y protección de los trabajadores.
  • Unión Europea: COVID-19: REGRESO AL LUGAR DE TRABAJO. Adaptación de los lugares de trabajo y protección de los trabajadores. 
  • INSST: Prevención de riesgos laborales vs. COVID-19. Compendio no exhaustivo de fuentes de información.
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