Mi Trabajo como Asesora Técnica en las Presas del Guadalhorce

Dolores Fernández Carmona nos explica su tarea como Asesora Técnica en el Sistema de Explotación Presas del Guadalhorce. 

“El agua es trigo, es lana, es fruta, es carne…”,  Joaquín Costa (1893),  de “El conde de Guadalhorce, su época y su  labor”, de Carmen Martín Gaite.

 

 

Imagen de la Presa de Guadalteba  (Autor: Francisco Ledesma Guerrero)

Hace mucho tiempo, un amigo mío confesaba sufrir algo cercano al síndrome de Stendhal ante la visión de la obra pública, sentimiento que nunca llegué a entender ni compartir. No he sido nunca especialmente sensible a la estética, y tal decaimiento del espíritu causado por la belleza, es un exceso.

Sin embargo, las tres presas del Guadalhorce tienen algo de catedral laica, quizás por la sintonía del paisaje, el agua y el silencio, por todo lo que sugiere este lugar bellísimo y agreste. Aquí sí entiendo el síndrome de Stendhal de mi amigo.

Por lo pronto, trabajar como asesora técnica en las presas del Guadalhorce es hacerlo en un lugar privilegiado por lo hermoso, donde es constante el recuerdo de la presencia de una naturaleza que se deja guiar pero no domesticar. El viento es constante y suena como el memento mori del ingeniero, y el agua, siempre valiosa y escasa, cuando viene, viene toda de golpe. No pretendo hacer una descripción pormenorizada de las infraestructuras ni de la historia del lugar. Ni siquiera aspiro a describir detalladamente el trabajo en la presa. Me conformaría con poder transmitiros en qué consiste y no morir en el intento.

Las presas del Guadalhorce son un conjunto de tres presas sobre el río Guadalhorce y sus afluentes Guadalteba y Turón, titularidad de la Junta de Andalucía (presa del Conde de Guadalhorce, y presa conjunta Guadalhorce-Guadalteba), a las que se le suman dos más, propiedad de ENEL-ENDESA sobre el  río Guadalhorce (Gaitanejo y La Encantada), ambas para uso hidroeléctrico. Estas presas constituyen la regulación de la cuenca alta del río Guadalhorce, permitiendo usos energéticos – hasta cinco saltos eléctricos – y los de riego y abastecimiento, en este orden de antigüedad.

Para entender el complejo entramado de infraestructuras de la cabecera del Guadalhorce hay que hablar de su historia como parte de la historia industrial de Málaga, que comenzó moldeando el lugar sobre caminos de hierro. A mediados del siglo XIX, Málaga era la segunda provincia industrial de España. Producía gran parte del hierro nacional y destacaba por una importante actividad industrial y comercial, lo que ayudó a que en 1860 se inicien las obras del ferrocarril a Málaga. El paso desde las llanuras del norte de la provincia a Málaga se hizo bajando por el valle del río Guadalhorce, pasando, entre túneles y viaductos por el desfiladero de los Gaitanes. 

Rafael Benjumea desarrolló el proyecto del primer salto hidráulico en el río Guadalhorce, aprovechando un desnivel de 100 metros entre la zona de Gaitanejo y el desfiladero de los Gaitanes. Este primer proyecto consistía en un canal que tomaba el agua del río y conservando la cota, llegaba hasta cerca de la estación de El Chorro, donde se situaba la central hidroeléctrica, hoy desaparecida. El camino de servicio que se construyó para este canal, posteriormente se modificó y mejoró hasta llegar a ser lo que todos conocemos como el “Caminito del Rey”. En la actualidad, las obras de restauración han permitido que el antiguo camino de servicio de tablones de los trabajadores, el que terminó siendo el acceso del rey Alfonso XIII para la última piedra de “el pantano de El Chorro” en un lejano 21 de Mayo de 1921, sea un importante atractivo turístico, motor económico de esta parte de la provincia. 

Este primer salto eléctrico aprovechaba las aguas fluyentes del río, y como tal, estaba sometido a numerosos problemas derivados del carácter variable del río Guadalhorce. Por ello, acogido a la Ley Gasset de 1911, la Sociedad Hidroeléctrica de El Chorro impulsó la construcción de una presa de 70 metros de altura sobre el río Turón que embalsaba 80 millones de metros cúbicos – reducidos hoy en día por la acumulación de arrastres del río -, para la puesta en regadío de la Hoya de Málaga. Esta presa es la que hace noventa y nueve años inauguró Alfonso XIII y le valió a Rafael Benjumea la concesión del título de Conde de Guadalhorce. 

En la década de los años cuarenta, la Sociedad Hidroeléctrica El Chorro construye dos centrales más, ambas en servicio: una a pie de la presa del Conde de Guadalhorce, y otra en Paredones, ya en Álora, en el inicio del canal de la margen izquierda. A finales de esta década (1947), con la titularidad de la presa en manos del Estado, se procede a un recrecimiento de cuatro metros y el cambio del aliviadero de superficie a las alzas automáticas actualmente en servicio. En 1953, tras el fallecimiento de Rafael Benjumea, esta presa denominada El Chorro pasó a denominarse presa del Conde de Guadalhorce en su memoria. 

Actualmente, la presa del conde de Guadalhorce es de tipo gravedad con planta curva de una longitud de la coronación de 160 m y una altura de 74 metros, y está construida de fábrica de hormigón ciclópeo y paramentos de sillería y mampostería. El máximo volumen de agua que puede embalsar en condiciones normales es de 66,6 Hm3, unos 66,5 millones de metros cúbicos, unos 66,5 mil millones de litros. Lo que viene siendo 66.500.000.000 litros. Hablaremos a partir de ahora de millones de metros cúbicos, pero, sirva esta valoración para que se pueda tener cierto orden de magnitud. Esta presa se construyó originariamente para usos energéticos y para agrícolas, acogida a la Ley Gasset de 1911.  Dispone de un aliviadero superficial en el estribo izquierdo, fuera del cuerpo de la presa con dos vanos de 16 x 4,5 y dos alzas automáticas que permiten desaguar en caso de necesidad 600 m³ por segundo (volvemos a los órdenes de magnitud: 600.000 litros por segundo o 2.160.000.000 litros en una hora). Igualmente, dispone de dos desagües de fondo de 12  m³/s.

Posteriormente a esta primera presa, finalizada en 1921 y recrecida en 1947, se construyó aguas abajo, la presa de Gaitanejo, para aprovechamiento eléctrico de un pequeño salto de 20 m de altura con una central en el mismo cuerpo de la presa. Esta central está actualmente en desuso, funcionando el embalse creado por la presa como cámara de aspiración de la más reciente central de Nuevo Chorro, situada en las inmediaciones de la  barriada topónima. Esta presa es la que se puede ver justo al comienzo del Caminito del Rey.

En 1961 se aprueba el Plan Coordinado de Riegos del Guadalhorce, cuyos objetivos eran suministrar agua para el abastecimiento de Málaga, mejorar los regadíos existentes en el valle del Guadalhorce y crear nueva superficie de riego. Entre 1966 y 1973 se ejecutan las obras de construcción de la presa de Guadalhorce-Guadalteba, que completan el sistema de aprovechamiento conjunto de los tres ríos. Al pie de esta presa se sitúa otra central hidroeléctrica construida ya por último en la década de los noventa del siglo pasado. 

La costosa modificación del trazado del tren – que quedaba inundado – y la complejísima geología de la zona, obligó a los proyectistas iniciales a cambiar lo que podía haber sido un único embalse de los tres ríos con una única presa en el inicio del desfiladero, en Gaitanejo, por la primera presa sobre el río Turón. Cincuenta años después, la geología vuelve a modificar el concepto y la ubicación original de una presa única sobre el Guadalhorce por la presa conjunta de Guadalhorce-Guadalteba, aguas arriba de su confluencia, resultando la configuración de las tres presas tal como la conocemos ahora.

Esta presa es de materiales sueltos, con núcleo central impermeable. La longitud de la coronación es de 789 metros y la altura máxima sobre los cimientos es de 84 m. En este caso, el volumen máximo embalsado entre ambas puede llegar a 279 Hm3. El aliviadero es de superficie, dividido en 4 tramos con compuertas taintor de 11 x 8, que vierten más de 2.000 m³ por segundo a un canal de descarga que termina en un trampolín. Dispone de sendas torres de toma que permiten que el desagüe de fondo pueda evacuar casi 170 m³ por segundo, a través de cuatro válvulas de chorro hueco Howel Bunger de 1,70 m de diámetro. Estas compuertas al funcionar son las que expulsan el conocido penacho de agua. 

El diseño de ambas presas es unitario, compartiendo todas las instalaciones: aliviaderos, central hidroeléctrica, accesos rodados, etc., hasta formar una única presa conjunta. Sin embargo, cuando comenzó el llenado y explotación del embalse conjunto, la salinidad del agua del embalse de Guadalhorce empezó a subir debido a su paso por la zona de Meliones, donde disuelve distintas sales procedentes de yesos y evaporitas. Esto obligó a separar la explotación de los embalses, para preservar la calidad del agua del embalse de Guadalteba. 

Por último, para completar el sistema de infraestructuras situado en la cuenca alta del río Guadalhorce, ya en 1974 la Compañía Sevillana construye, aguas abajo del sistema descrito, en el Tajo de La Encantada, una central de acumulación por bombeo de ciclo diario, consistente en un depósito superior en las mesas de Villaverde, otro inferior sobre el río Guadalhorce, una conducción en presión y una central hidroeléctrica reversible que comunica ambas, bombeando el agua al depósito superior para almacenar el excedente de energía eléctrica de la red y turbinando para producir energía eléctrica cuando es necesario. El desnivel es de 400 metros, y los volúmenes alcanzados en ambos depósitos rondan los 3 millones de metros cúbicos. 

El depósito inferior está formada por la presa de La Encantada sobre el río Guadalhorce, de unos 30 metros de altura de tipo gravedad y 178 metros de longitud, desde el cual parte el Canal del Guadalhorce para uso agrícola y de abastecimiento.  La construcción de esta última presa provocó la inundación del inicio del Canal del Guadalhorce que debió ser sustituido, así como la inutilización de la central hidroeléctrica original de El Chorro. Por ello, la Compañía Sevillana modernizó dicha central, aprovechando parte del trazado del canal original y sustituyendo las antiguas turbinas en la actual central hidroeléctrica de Nuevo Chorro.

Las presas del Guadalhorce son infraestructuras titularidad de la Junta de Andalucía, formando parte, entre otras, del Sistema de Explotación del mismo nombre de la Delegación Territorial de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible en Málaga, dependiendo funcionalmente de la Dirección General Infraestructuras del Agua.

Una asesora técnica en una presa debe asistir al director del sistema de explotación en aquellos temas técnicos de su competencia profesional relacionados con las presa. Básicamente, la explotación de los recursos y la atención de las demandas conforme a la normativa vigente, así como el mantenimiento de estas infraestructuras públicas, todo en condiciones de seguridad.

En la práctica, un asesor técnico es responsable de conocer, aplicar y actualizar la prolija documentación técnica que la normativa exige de cada una de las presas: la Clasificación (A, B o C), el Plan de Emergencia, las Normas de Explotación, el Documento XYZT y las Revisiones de Seguridad.

La seguridad en presas – la estabilidad y el riesgo de rotura – es un aspecto fundamental, determinando la localización, la tipología y el diseño de casi todos los elementos que la componen. Día a día se hace un seguimiento exhaustivo del estado de la seguridad de la presa. Para ello, toda la presa está recorrida por cientos de kilómetros llenos de miles de sensores que nos dan una (leve) idea de cómo está respondiendo la presa. A esto le llamamos auscultación, y es responsabilidad directa de la persona que ocupe el puesto de asesor técnico. De hecho, se realiza un informe anual de la evolución de los resultados de la auscultación, y siempre que ocurra algo excepcional, como grandes lluvias o sismos.

Además, hay que realizar un seguimiento de los trabajos de conservación y  mantenimiento ordinario, así como de aquellos proyectos y actuaciones de envergadura que se hagan para mejora de las presas, una de ellas pronto centenaria.

Por último, el asesor técnico de la presa debe perseguir siempre el objetivo de la explotación: hacer compatibles los diferentes usos, según prioridad legal y requisitos de calidad y garantía de cada uno. Por ello se hace un seguimiento mensual con los volúmenes servidos y las aportaciones recibidas de las tres presas, realizando una previsión de la evolución de los volúmenes embalsados en varios escenarios: si llueve durante lo que queda de año al máximo, al mínimo, según la media, según el 50% o según el 25% de la serie histórica.

Los usos de este agua son de sobra conocidos, de aquí parte el agua potable de la ciudad de Málaga, así como el riego de casi 10.000 Has a lo largo de todo el valle del Guadalhorce. Además, este agua tiene un uso energético, con cinco centrales hidroeléctricas distribuidas entre las presas de cabecera y el final del Canal del Guadalhorce, justo cuando este canal se bifurca en el Canal Principal de la Margen Izquierda y el de la Margen Derecha.

Si ya es complejo un sistema en el que la historia de los distintos usos han ido cambiando y yuxtaponiendo infraestructuras, a tenor de los nuevos aprovechamientos, es más difícil hacerlo cuando las condiciones geológicas condicionan la calidad del recurso, y cuando hay que respetar estrictamente la prioridad que la ley da a los diferentes usos, haciendo que sean compatibles los usos urbanos, agrícolas y energéticos. Pues a esto me dedico.

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