Mareas Rojas

Por  Elvira Frappoli Daffari, Jefa del Departamento de Desarrollo Pesquero y Acuícola de la Delegación Territorial de Agricultura,  Ganadería, Pesca  y Desarrollo Sostenible en Málaga

La autora nos introduce en el complejo mundo de la floración algal nociva y sus repercusiones en la salud. 

El Nilo se teñía de sangre, según describe la Biblia. Los antiguos griegos la atribuían a la furia de Neptuno. En la Edad Media se hablaba de “purgación o purga” de los lechos marinos. Algunos naturalistas estimaban que eran resultado de influencias lunares; otros hablaban se silenciosas erupciones volcánicas, y no faltó el químico despistado que tratara de resolver el enigma con base en confusas explicaciones sobre sustancias venenosas producidas por efecto del fuego central en las entrañas del plantea. Tal vez la primera descripción se encuentre en la Biblia, respecto al Mar Rojo. El primer registro data de 1827 en el que el naturalista Poepping reportó una decoloración del agua en las costas de Valdivia. Ocho años después similar situación fue descrita por Darwin en las bahías de Concepción y Valparaíso (Chile). Incluso algunos ufólogos apuntaban a la posible existencia de bases submarinas de OVNIS, al registrarse ondas luminosas en forma de ruedas, debido a que ciertas algas emiten luz en la oscuridad debido al fenómeno conocido como bioluminiscencia, y tienden a agruparse en círculos, que pueden explicar los avistamientos. No se trata de un fenómeno nuevo, sino conocido desde siglos, aunque hasta hace poco nadie supo explicarla satisfactoriamente, ocasionando muchos mitos. El mecanismo de las llamadas Mareas rojas ha sido bien estudiado por la ciencia, y a pesar de que muchos se resistan a abandonar terminologías esotéricas, la realidad es mucho más prosaica, y todo se reduce a una sucesión fitoplanctónica. 

Las mareas rojas son, por tanto,  un fenómeno natural caracterizado por un aumento de la concentración de ciertos organismos componentes del plancton (microorganismos unicelulares fotosintéticos acuáticos, o fitoplancton).

¿ Cómo se producen las mareas rojas ? Bajo ciertas condiciones ambientales (temperatura del agua, incidencia de vientos, salinidad, luminosidad, pH, estabilidad de la columna de agua, insolación, nutrientes, etc.), se produce un aumento exagerado de organismos fitoplanctónicos (especialmente algas del grupo de dinoflagelados y diatomeas); lo que se conoce como florecimiento, o su término más correcto Floración Algal Nociva (FAN), o “Bloom”, causando a veces, cambios en la coloración del agua, a rojo, verde, amarilla, etc., según el tipo de alga, y debido a los pigmentos con los que estas algas captan la luz del sol; de ahí que se ha generalizado mundialmente el término “marea roja”. Cuando los vientos soplan y enfrían la capa superficial del mar, el agua del fondo emerge para reemplazar el agua superficial. Esta agua emergente, además de ser rica en nutrientes, puede contener grandes cantidades de quistes de algas del grupo de dinoflagelados que están en fase de latencia. Una vez el afloramiento es menos intenso, el agua se calienta y se vuelve más tranquila, entonces los quistes germinan y comienzan a crecer y a dividirse. Los vientos y las corrientes marinas pueden contribuir a concentrarlos. 

Estas mareas rojas son impredecibles y aperiódicas, aunque en ciertos sectores se presentan con cierta periodicidad,   durante la primavera y el verano: época de mayor incidencia de luz  y nutrientes del ambiente; pero pueden ocurrir también en otras estaciones del año, siendo el invierno el período menos probable. No es un fenómeno localizado, sino que se dan en todas las latitudes del planeta. La extensión y duración abarcadas por una marea roja, tampoco es predecible.

Estos organismos microscópicos originadores de las mareas rojas liberan biotoxinas de distintos tipos al agua,  que son preferentemente ingeridas por  filtración, por los moluscos bivalvos, que se alimentan filtrando grandes volúmenes de agua (entre 20 y 70 litros/día. Esta filtración les permite obtener y concentrar, en sus tejidos, apreciables cantidades de organismos componentes del plancton, incluidos los tóxicos, originadores de la marea roja. Como consecuencia de la continua filtración de plancton tóxico, grandes cantidades de toxina se ligan a los tejidos o se concentran en las glándulas digestivas. El hombre se intoxica al ingerir molusco contaminado.

Especialmente en verano, pero durante todo el año, hay que tener cuidado con la procedencia del marisco que consumimos. Al hablar genéricamente de mariscos, debemos entender, desde el punto de vista pesquero, aquellas especies de moluscos con concha exterior, en forma de dos valvas (bivalbos o lamelibranquios) o en forma de espiral (gasterópodos), que son extraídos por la flota de embarcaciones marisqueras con rastro. 

Los moluscos afectados son los bivalvos y gasterópodos: concha fina, bolo, coquina, chirla, vieira, corruco, mejillón, almeja blanca, almeja chocha, búsano y cañaílla, aunque no todos la absorben en la misma cantidad y por la misma duración. Estas mareas rojas causan también importantes daños y pérdidas en la acuicultura que ve impedida, durante los periodos agudos de la misma, la extracción de molusco de las zonas afectadas; sería el caso de mejillón, ostra, etc. 

Otros moluscos como los cefalópodos, no se ven afectados (pulpo, calamar, chopitos, sepias, etc.); ni los crustáceos (gambas, cigalas, langostas, langostinos, quisquillas, camarones, cangrejos, etc.); por lo que el consumo de estos grupos de invertebrados marinos no presentan riesgo alguno de transmitir la enfermedad. Tampoco los peces se afectan por estos fenómenos.

Los mariscos afectados directamente por marea roja tóxica no se alteran en su color, sabor, olor, o aspecto, generalmente no enferman ni se mueren, y no sufren ningún tipo de alteración en sus características (movimiento, digestión, aspecto, etc.) de manera tal, que no existe señal visible que permita identificar cuáles están tóxicos y cuáles no. Unicamente  un análisis específico por parte de un laboratorio especializado puede detectar la presencia del o los venenos.  Las características de las toxinas producidas por estos organismos normalmente no cambian con el cocinado y no modifican el gusto de los moluscos contaminados; es decir, la toxicidad no se elimina con el calor,  ni con la congelación de los alimentos. Al ser ingeridos por los humanos, produce una intoxicación de intensidad y características variadas, pudiendo incluso llegar a ocasionar la muerte.

Entre las toxinas asociadas al consumo de mariscos, destacan en nuestras latitudes:

  • Toxina paralizante de los mariscos (VPM) o Paralitic Shellfish Poison (PSP). La toxicidad se debe a la presencia de Saxitoxina o Neotoxina, producida por diversas especies de algas, como Gymnodinium o Alexadrium (dinoflagelado)
  • Toxina diarréica de los mariscos (VDM) ó Diarreic Shellfish Poison) (DSP), debida al acido Okadaico producido por algas del género Dinophysis (dinoflagelado)
  • Toxina amnésica de los mariscos (VAM) ó Amnesic Shellfish Poison (ASP), debido al ácido domóico, presentes en especies del género Pseudo-nitzschia (diatomeas)

Los síntomas en humanos se manifiestan a los pocos minutos de haber ingerido los mariscos; son los siguientes:

  • PSP: cosquilleo, calor, y adormecimiento u hormigueo de labios, lengua, boca, cara, cuello y extremidades; perdida de fuerza muscular; nauseas, mareos y vómitos; dificultad para respirar. Si la cantidad de toxina es elevada, la intoxicación puede ser mortal y desarrollarse en poco tiempo.
  • DSP: trastornos gastrointestinales (vómitos y diarreas)
  • ASP: gastroenteritis y amnesia

Hasta la fecha no se conocen antídotos efectivos contra los venenos que produce una floración nocivas. Los enfermos deben ser atendidos rápidamente en centros adecuados, mediante  técnicas de hospitalización que mantienen la función respiratoria hasta que la toxina se metabolice por completo lo que suele ocurrir alrededor de las 12 horas después de la ingesta. Una vez ocurrido esto, la recuperación es espontánea, siempre y cuando la intoxicación no haya sido intensa.

Cuando la contaminación es bacteriana, por Escherichia coli o Salmonella, no hablamos de marea roja. Suele producirse por una deficitaria actividad de la depuración de aguas residuales previa a su eliminación al mar a través de los emisarios submarinos. Igualmente, el carácter filtrador de los mariscos hace que las bacterias pasen del agua a sus tejidos, donde permanecen durante un tiempo hasta su eliminación. En estos casos la intoxicación alimentaria cursa con los síntomas típicos de una gastroenteritis o una colitis.

Los fenómenos de marea roja constituyen en la actualidad un problema de Salud Pública y económico-social. Pero, a pesar de lo peligroso de estas mareas rojas, los consumidores podemos estar  tranquilos. La Administración de la Junta de Andalucía, de conformidad con la normativa europea, diseñó hace muchos años, un programa de seguimiento de las aguas y moluscos de todas  las zonas de producción marisquera existentes en todo el litoral andaluz, tanto de bancos naturales como de cultivos acuícolas. A través de dicho programa se muestrea y analiza de forma continua todas las zonas de producción de moluscos bivalvos, determinándose tanto el contenido de toxinas, metales pesados o contaminación bacteriana en ellos, como la concentración de algas fitoplanctónicas en el agua. De esta manera se pretende minimizar el riesgo de la población de enfermar por intoxicaciones debidas al consumo de mariscos contaminados, y conocer, en cada momento, la magnitud de los fenómenos, con el fin de adoptar medidas eficientes y oportunas, que lleven a la prevención sobre bases seguras. A través de la página web oficial de la Junta de Andalucía, puede conocerse en cualquier momento la situación legal de todas las zonas de producción de moluscos de nuestra comunidad autónoma, pulsando en el enlace siguiente:

http://www.juntadeandalucia.es/agriculturaypesca/moluzonasprodu/

El ciudadano debe saber:

  • Todas nuestras aguas marinas, y nuestros moluscos capturados por la flota marisquera legal y censada, se encuentran sometidos a control sanitario, y por tanto, son analizados en todo momento durante todo el año. Cada día se accede a la información de los análisis realizados en el laboratorio, y se toman las decisiones oportunas relativas al cierre o apertura de las distintas zonas, y a la prohibición o autorización de captura de las especies en las zonas afectadas. Esta información se traslada inmediatamente a cada uno de los puertos de la provincia. La flota marisquera conoce, en todo momento, y en tiempo real, la situación sanitaria de todas las zonas del litoral, y por tanto, las zonas y especies permitidas o prohibidas, y el motivo. 
  • Todo marisco que llega al mercado por los canales reglamentarios, pasando por depuradora o centro de expedición y con su correspondiente etiqueta tiene garantizada su seguridad gracias a este sistema de control exhaustivo,
  • Los sistemas actuales de depuración no eliminan para nada la toxina de los moluscos, sin embargo todo producto proveniente de la depuradora garantiza su origen sanitario y su total seguridad para el consumo. 
  • Todo el marisco capturado en nuestras aguas, por las embarcaciones legalizadas y censadas, del sector marisquero extractivo, o del sector acuicola mejillonero autorizado, debe pasar por lonja o centro de expedición, donde es supervisada su zona de procedencia, y etiquetada correctamente antes de su comercialización. Por tanto este marisco comercializado a través de lonja, tiene todas las garantías sanitarias, de que ha sido extraído de zonas autorizadas y por tanto exentas de contaminantes. No puede decirse lo mismo del marisco cuyo desembarque no se ha efectuado en los muelles destinados al efecto, y cuya comercialización se ha realizado directamente al restaurante o pescadería, sin pasar por la supervisión de la lonja o centro de expedición. 
  • No capturar moluscos por su cuenta. Solo se pueden extraer de zonas controladas y por los marisqueros profesionales. El movimiento clandestino o ilegal de mercancía, sin garantías sanitarias puede distribuir el riesgo de intoxicación. El marisco que el particular consume en restaurantes, bares y chiringuitos, o que adquiere en pescaderías, mercados municipales, grandes superficies, etc., proviene, en su mayoría, de compradores mayoristas que han adquirido el producto en las lonjas de nuestra provincia, o en lonjas de otras procedencias a través de su comercialización en MercaMálaga, y por tanto, con los controles en el  origen, gozando pues de garantías sanitarias para su consumo seguro.
  • No se puede prevenir la aparición del fenómeno de marea roja. El veneno de la marea roja no afecta a peces, ni crustáceos. La enfermedad no tiene tratamiento específico. Los remedios naturales no sirven para nada. Los mariscos contaminados no cambian de olor, color, sabor, ni aspecto. No es posible distinguirlos de los no contaminados, si no es mediante un análisis de laboratorio. La toxina no se elimina cocinando los mariscos, ni añadiéndoles limón, o vinagre. La intoxicación sólo se produce al ingerir moluscos, y no por tocarlos o manipularlos aun cuando estén contaminados. Tampoco es peligroso ingerir accidentalmente agua del mar.
  • Nunca consuma mariscos adquiridos fuera del canal legal de comercialización (lonja-mayorista-minorista). No los compre en la vía pública a vendedores ambulantes, ni en la playa, sino en pescaderías, mercados o grandes superficies. No comprar mariscos frescos “al pie del barco”, en escolleras o los que puedan ofrecer recolectores no autorizados. Consúmalos en restaurantes y chiringuitos de confianza. Está prohibida la extracción de mariscos por ninguna embarcación de recreo, ni particulares que ejercen la pesca submarina. Solo puede ser extraído por la flota marisquera. 
  • No consuma mejillones extraídos de la roca o de espigones de puertos, o demás lugares de fijación de esta especie, dado que no están sometidos a los controles sanitarios descritos, y se desconoce absolutamente su nivel de contaminación. Solo están sometidos a control sanitario los mejillones cultivados por acuicultores autorizados. 
  • No consuma gasterópodos de gran tamaño tipo “caracolas”. No están sometidos a control sanitario alguno, y tienen el riesgo de acumular grandes niveles de toxinas peligrosas para la salud. 
  • A pesar de la intensiva inspección y control a los que está sometida la actividad marisquera, la muy escasa probabilidad de captura, venta o consumo de producto contaminado nunca se elimina. 
  • En el enlace siguiente se puede encontrar información al respecto:

https://www.juntadeandalucia.es/organismos/agriculturaganaderiapescaydesarrollosostenible/areas/pesca-acuicultura/zonas-produccion-marisqueo.html


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