EVALUAR EN LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA ¿PARA QUÉ?

Por Mar Herrera Menchén.

Responsable del área de Evaluación de políticas Públicas.  Instituto Andaluz de Administración Pública.

 La evaluación no es una función extra y opcional para los que formamos parte del colectivo profesional de la Administración, es nuestra obligación y nuestra responsabilidad.

Reflexiones previas

Las distintas Administraciones públicas vienen desarrollando acciones para atender a la ciudadanía y sus problemas desde hace mucho tiempo. Especialmente en el periodo de implantación de la democracia en España, el sistema público consiguió un gran desarrollo. Actualmente, el intrincado sistema de la Administración Local y de las Comunidades Autónomas, trata de dar respuesta a los problemas públicos de la ciudadanía que ella no puede resolver de forma particular o privada.

En este sentido, hay diversas cuestiones a plantearse ¿sabemos con seguridad cuáles son los problemas públicos relevantes de los que debería ocuparse la Administración hoy en día? , ¿entendemos la diferencia entre un problema a solucionar, una necesidad a cubrir o un reto a abordar?

Y por otro lado ¿sabemos en qué medida las actuaciones que desarrollamos están sirviendo para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía? ¿todo lo que desarrollamos es útil? ¿hay cuestiones que no abordamos porque no hemos podido abandonar acciones públicas que ya no tienen sentido?

En busca de un diagnóstico de la situación actualizado y participado

Una de las cuestiones de las que se parte en evaluación, es lo que antes se conocía como evaluación de necesidades cuya denominación actualmente se ha quedado corta. Nosotros preferimos hablar de análisis de la realidad y diagnóstico de la misma. 

Lo que es importante saber en este punto, es que la Administración Pública (AP) necesita tener mecanismos periódicos que le permitan plantearse:

  1. Cuáles son las dificultades con las que se encuentra la ciudadanía, que afectan a un grupo definido y que no pueden resolver por sí mismos (sus problemas).
  2. Cuáles son sus carencias, aquellas cosa que les faltan y sin las que no se pueden desarrollar adecuadamente (sus necesidades).
  3. Cuáles son las cuestiones que la ciudadanía debe abordar, con ayuda de la AP, para estar preparado para el futuro inmediato (retos). 

En este caso, necesitamos personal público con mentalidad evaluadora, que se plantee este tipo de preguntas periódicamente para establecer los cambios necesarios en los programas que viene realizando, para eliminarlos si ya no son necesarios o para crear nuevos programas que atiendan nuevas necesidades públicas.

Los procesos participativos de planificación y evaluación son una solución sistemática y estructurada de cómo abordar esta cuestión en la AP. Puede ayudar a llevarlos a cabo ella nueva Guía del IAAP:
http://www.juntadeandalucia.es/institutodeadministracionpublica/publico/anexos/evaluacion/guia_participatransversal_epp.pdf

La reflexión continua para la mejora la acción pública

La mejora de la acción pública no sólo puede venir de la mano de un análisis de la realidad periódico que permita saber los problemas, necesidades y retos de la sociedad. También será necesario abordar la reflexión sistemática de planes y programas para valorar si lo que se está realizando funciona, cómo y para qué esta sirviendo, o sea: evaluar el proceso y los resultados de la acción pública.

Abordar esto de forma generalista es ingente y poco práctico. Sin embargo, incorporar la práctica de la evaluación en nuevos programas para estar seguros de que están funcionando antes de que se “institucionalicen” o realizar evaluaciones intermedias de proceso para descubrir como se están desarrollando planes y programas y cuáles son sus logros intermedios, será una práctica que nos permita progresar.

Avanzar, no sólo como Administración responsable de dar lo mejor con los recursos con los que cuenta, sino también como organización profesional que aprende de errores y aciertos para implementar cambios que ayuden a la mejora continua.

Evaluar no es una tarea extra es una tarea básica de los profesionales de la AP

En definitiva, no podemos seguir con las excusas de que no tenemos tiempo para reflexionar, sentarnos, pensar y decidir que es lo que hay que hacer en base a un proceso sistemático de recogida de información. La evaluación no es una función extra y opcional para el colectivo profesional de la Administración, es nuestra obligación y nuestra responsabilidad.

Además, la práctica demuestra que dedicar tiempo a la evaluación, a medio plazo nos hace ganar tiempo, por que dejamos de repetir acciones que no funcionan y nos dedicamos a lo que realmente merece la pena.


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