Por Belén Pezzi Piklesimer
Técnica de recursos humanos de la Agencia de Medio Ambiente en Granada
Entre las distintas características de la cultura laboral japonesa podremos encontrar aspectos que puedan interesarnos…
Seguro que habrás visto que en el ámbito de los recursos humanos hay muchas entradas en blogs relacionadas con los valiosos aprendizajes que podemos obtener de la cultura del trabajo japonesa.
Sin poner en duda esta premisa, voy a resumir algunos hechos significativos relacionados con la cultura del trabajo que tienen los japoneses. Mi fin último no es establecer conclusiones, sino ofrecer información para que cada lector/a se quede con lo que le sirva (ya sea positivo o negativo).
Lo primero que tenemos que saber es que en Japón hay unos datos terroríficos acerca de muertes relacionadas con el trabajo. Existe un término karoshi que define la muerte por exceso de trabajo. Las jornadas laborales son muy largas y se añaden largos trayectos para llegar a los centros de trabajo. Cuando alguien muere en su puesto de trabajo o de manera relacionada con éste, se indaga acerca de las horas que ha trabajado y para que se reconozca esta circunstancia (karoshi) en la muerte de un trabajador, se tiene en cuenta el hecho de haber trabajado más de 100 horas extra, en el mes anterior a la muerte u 80 horas extras en dos meses consecutivos, dentro de los 6 meses anteriores a la muerte. Las prestaciones que recibirá la familia son diferentes si se considera o no karoshi.
Estas largas jornadas laborales de los trabajadores japoneses, han propiciado una costumbre, que desde occidente no deja de llamar la atención: la posibilidad de dormir en el trabajo. Sí, has leído bien. Se denomina inemuri que significa presente mientras duermes. Este término se aplica al hecho de dormir durante periodos cortos, durante la jornada de trabajo en el propio puesto, o en algunas empresas en los lugares acondicionados para ello. El arte japonés de dormir en cualquier parte se extiende a tranvías, metros, trenes, parques, etc.
El sentido del honor es un gran valor de la cultura japonesa, por ello, para no humillar a los trabajadores japoneses, algunas empresas evitan los despidos y los sustituyen por otra técnica, desde mi punto de vista mucho más cruel, denominada la sala de los destierros. Solo de pensarlo se me pone el vello de punta, se trata de lugares donde van a diario los trabajadores que ya no gozan de la confianza de sus jefes y que no tienen carga de trabajo asignada. En esta sala pasan su jornada laboral leyendo el periódico (o un libro) y navegando con sus teléfonos móviles. La idea es que terminen por irse de forma voluntaria.
Esta práctica de la sala de los destierros, que considero acoso laboral, y que sin duda ha de mermar la salud mental de los trabajadores, puede ser también una de las causas de los altos niveles de suicidio que sufren los japoneses y que se relaciona con altos niveles de estrés y agotamiento debido al trabajo. El término karo-jisatsu es el que denomina los suicidios relacionados con el entorno laboral.
Como curiosidad -sin animo en ningún caso de romantizar el grave tema de los suicidios- he leído que existe un lugar, donde acuden muchos japoneses que deciden terminar con su vida, conocido como Jukai el mar de árboles, un bosque en la base del monte Fuji.
La atención a la salud mental es un tema que ha empezado a desarrollarse en Japón de manera tardía y en la actualidad empiezan a existir campañas de prevención y apoyo a temas tan importantes como la depresión, a la que denominan kokoro no kaze, el resfriado del alma.
En una cultura tan marcada por el honor, hay circunstancias vitales que son difíciles de afrontar por los japoneses, por ejemplo la pérdida del empleo o algún otro hecho que pueda ser considerado como un fracaso (divorcios, adicciones, deshonras, etc). Cuando se produce una de estas situaciones de vida complicadas, muchas personas optan por desaparecer. Los jouhatsu son japoneses que han tomado la decisión de reinventarse, empezando de nuevo, cambiando de nombre, de trabajo, de vida. Y es que, aunque a priori puede parecer complicado, lo cierto es que estas desapariciones encuentran amparo en la ley de la privacidad existente en el país, que les permite con cierta facilidad y discreción cambiar de nombre, domicilio, cuentas bancarias, etc. Existen ciudades que no aparecen en los mapas y donde de forma semiclandestina viven y trabajan los denominados evaporados, ejerciendo su derecho a empezar de cero.
También encontramos en Japón casos de personas que no se incorporan a la vida laboral, ni a la vida social, son los hikikomori (término acuñado en el año 2000 por el psiquiatra Tamaki Saito), japoneses que no salen nunca de sus casas y que se excluyen de la sociedad por razones diversas. Se trata de un síndrome muy extendido, que afecta a muchas personas (sobre todo jóvenes) y que se viene estudiando con preocupación por los expertos.
Ha llegado el momento de apuntar algunos conceptos positivos que los japoneses aplican al trabajo y a la vida, que realmente pueden servir de referentes a la hora de afrontar las adversidades:
Kintsugi el arte de la resiliencia, se simboliza con el trabajo sobre cerámica cuyas grietas se rellenan con oro para revalorizarlas. Se utiliza frecuentemente por su valor visual, esta labor artística, para motivar a las personas que han sufrido grandes contratiempos en sus trayectorias profesionales y/o personales.
Ikigai se define como la razón de ser o la pasión de la vida, es aquello que tiene valor. Su búsqueda y su cumplimiento nos ayuda a lograr el equilibrio pasado, presente, futuro y también a desarrollar nuestro talento. Que duda cabe, si nos apasiona nuestro trabajo lo desempeñaremos mejor y seremos más felices.
Kaizen es mejora o cambio a mejor, una estrategia de pequeños pasos para alcanzar la excelencia a través de la mejora continua. Son muchas y variadas las posibles aplicaciones del kaizen en el ámbito de los recursos humanos y de la organización del trabajo. Una de las más conocidas es a través del método de gestión denominado las 5 S, usado con éxito en muchas organizaciones del mundo. Plantea 5 fases: seiri, seiton, seiso, seiketsu y shitsuke (separar innecesarios, situar necesarios, suprimir suciedad, señalizar anomalías, seguir mejorando)
Hay, en mi opinión, otras muchas cosas positivas que destacar, como por ejemplo el cumplimiento de las normas y los compromisos, la puntualidad, el sentido de pertenencia a las organizaciones, el agradecimiento, la educación en el trato, la limpieza y el orden, etc.
De todo lo que he contado quédate con lo que te sirva, ésta es la recomendación que siempre hago en mis formaciones y que considero adecuada también para este artículo.
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