Cortijo Jurado, ¿realidad o leyenda?
Por Sergio Martos Nogueras,
Maestro de Educación Primaria y
Coordinador TDE (Transformación digital educativa),
CEIP La Atunara (La Línea de la Concepción).
Sobre un pequeño montículo, situado en la barriada de Campanillas, entre los valles del río Guadalhorce y Campanillas (Málaga) se puede divisar uno de los cortijos más imponentes e importantes de toda España. Numerosas historias y leyendas se han escrito sobre la vida del cortijo, desde asesinatos y psicofonías del más allá, hasta pasadizos secretos, aunque ninguna con total certeza. A continuación, trataremos el origen de Jurado, su organización, además de los sucesos paranormales que acaecieron en su interior, y por último hablaremos de una persona muy influyente en la vida de mi familia, Don José Quesada Márquez, más conocido como “Canito”.
Origen del Cortijo Jurado
El Cortijo Jurado se construyó como una edificación de estilo neogótico y ecléctico, construida por los Heredia como villa de recreo y explotación agraria y ganadera, a principios del siglo XIX, aunque sin documentos propios de su levantamiento. Numerosos cortijos se construyeron en Andalucía y en Extremadura en esta época. Uno de los más conocidos fue el cortijo de la Jara y la Marquesa (Extremadura) cortijos donde se inspiró Miguel Delibes para escribir la tan aclamada novela rural “Los Santos Inocentes”.
Es en este periodo cuando a los dueños de los latifundios se les llamaba “señoritos” y a los trabajadores “jornaleros”.
Cuenta la memoria popular, que el cortijo Jurado, fue realizado por un arquitecto francés para la familia Heredia.
Numerosas familias han dispuesto de las llaves del cortijo, desde los Heredia, hasta los Larios, pasando por la familia Quesada, y la familia Vega Jurado, por la que el cortijo pasa a denominarse, “Cortijo Jurado” en los años 70, aunque anteriormente según cuentan, se denominaba Lagar de Jurado, o finca Jurado, debido a que tras la desamortización de Mendizábal, el cortijo pasa a manos de Don Diego Jiménez de Jurado.
La amistad entre las familias de los Larios y los Heredia era latente, tanto fue así, que los Heredia, asfixiados por su maltrecha economía y por la presencia de la filoxera, venden la hacienda a los Larios, familia que posteriormente fue muy importante en la ciudad de Málaga, además de ser dueños también del cortijo Colmenares, (actual club Guadalhorce) cortijo que se encuentra ubicado a unos 2 km.
Se cree que existía un pasadizo subterráneo de 2 kilómetros, entre el cortijo Jurado y el cortijo Colmenares (actual club de golf Guadalhorce) en el que se comunicaban ambos, y en el que, según, algunas personas crédulas, se cometían diferentes asesinatos, depositando sus cuerpos, en esas cámaras.
Tras este tiempo, el cortijo pasa por numerosos dueños, como la familia Quesada, de la que hablaremos posteriormente, e incluso un médico pudiente de Valladolid llamado Don Agustín.
También, se habla de que pudo ser una sala de juegos e incluso un prostíbulo.
En el año 2000, un grupo de inversores, adquieren el cortijo, para convertirlo en un hotel de lujo, hecho que no se produce finalmente. En la actualidad el grupo Sinerba, adquiere el complejo, para construir oficinas de empresas en su territorio.
Organización del cortijo
El cortijo contaba con 2500 metros cuadrados, y su distribución se realizaba de la siguiente manera: Una planta rectangular con dos alas laterales, en las que se ubicaba, además de la casa noble de recreo, diferentes ubicaciones para los trabajadores de la finca. Cuenta la leyenda, que el cortijo tenía 365 ventanas y oquedades, una para cada día del año. Además, el cortijo atesoraba una capilla que actualmente se encuentra en condiciones deplorables, un campanario, y un palomar, lugar en el que mi madre y tías pasaban horas y horas jugando.
Eran tiempos de servidumbre, de terratenientes, de haciendas y trabajos duros, en los que la ganadería y la agricultura eran los trabajos principales. Jornadas interminables de sol a sol, en ocasiones, sólo por un plato de comida al día. En este contexto, aparece Manuel, mi abuelo, trabajador infatigable, y conocedor de la ganadería y la agricultura. Procedente de Nerja, llega al cortijo a la edad de 8 o 9 años, en los que trabajaba guardando el ganado y alimentándolo. Con el paso de los años, pasa a ser el “tractorista” de la finca.
Tiempos de hambre y miseria, el ir a un cortijo a trabajar, aunque fuese por un plato de comida, era una solución a la precariedad. Muchas eran las historias que me contaba mi abuelo sobre el cortijo, ninguna haciendo alusión a fantasmas, psicofonías, o seres del más allá, sus historias giraban en torno a la vida de la época, la vida del cortijo, en definitiva, la vida del mundo rural.
También era curioso, el medio de locomoción de la época. La tan admirada bicicleta, en la que, familias enteras se trasladaban de un lugar a otro con numerosos bártulos, buscando un futuro mejor.
En este relato, también, aparece mi abuela, Ana, ama de casa que junto a su familia convivía en una casita para “jornaleros” dentro del cortijo. En aquella época vivían en el cortijo cuatro familias, (aunque Don José Quesada, vivía en el centro de la ciudad). Allí se reunían a la luz de la lumbre en invierno a contar historias, o simplemente como había ido el día, en verano, bajo las estrellas, tomando algo en la puerta de casa junto a los vecinos, otras familias que también trabajaban en el latifundio.
Sucesos Paranormales
La leyenda cuenta que la historia del cortijo Jurado, ha estado bañada de sucesos extraños. Ya a finales del siglo XIX y principios del XX, se hablaba de la posibilidad de que varias chicas desaparecieran en los alrededores del cortijo y posteriormente se encontraran sus cuerpos en la ribera del rio campanillas. Por añadidura, se habla de la posibilidad de que un vecino de la zona, visitó el cortijo Jurado, encontrando una serie de pasadizos, en los que llevaba finalmente a una cámara, en la que encontró una serie de huesos humanos, además de maquinaria de tortura, hecho que nunca se ha probado, pero que numerosas personas crédulas, afirmaban de la presencia de la Santa Inquisición en el cortijo.
En la época de la Guerra Civil española, también se habla de que en las inmediaciones del cortijo se produjeron una serie de fusilamientos, además de servir éste como hospital. Los sótanos del cortijo Jurado, igualmente, sirvieron de calabozos, según cuenta la memoria popular.
El cortijo Jurado siempre ha estado rodeado de enigmáticos sucesos, ya en el siglo XX, se popularizó la finca, debido a los supuestos casos de “Poltergeist” que ocurrían, además de la escucha de una serie de psicofonías de seres del más allá. De todo esto, se hizo eco el programa de Iker Jiménez “Cuarto Milenio” y se acrecentó la popularidad de éste.
Es por esto, que fueron numerosos los curiosos, además de “médiums” e investigadores los que se acercaron a la villa, para experimentar, si lo que allí ocurría, era real o no. Tantas fueron las personas que visitaban el cortijo, que uno de los jóvenes que fueron de visita cayó en un pozo quedando lesionado de la médula de por vida.
El auge del cortijo fue tan grande, que incluso “Netflix” publicó un documental llamado “Imborrable” en el que en el año 2000 se grabó una película en el cortijo Jurado (Un golpe definitivo, adaptación del “terrible anciano” de Lovecraft) que nunca salió a la luz por causas “extrañas”, como, por ejemplo, el hecho de que sus copias finales eran borradas, no se sabe por qué razón, o incluso otras causas como incendios fortuitos, además de una serie de accidentes a actores y actrices.
Don José Quesada Márquez, un icono en la ciudad de Málaga
Uno de los personajes más influyentes dentro de la vida del cortijo Jurado y de mi familia, fue Don José Quesada Márquez, alias “Canito”, que junto a su hermano Gregorio, construyó un imperio, basado en la actividad ganadera, comprando numerosas fincas, allá por los años 60 y 70. Los Quesada eran oriundos de Benalmádena pueblo, y lograron establecer un conjunto patrimonial muy extenso.
Muchas eran las historias que me contaba mi abuelo sobre Canito, y éste le tenía tanta estima a mi abuelo, (estima hay que aclarar, que se ganó a pulso por sus jornadas interminables de trabajo de sol a sol) que incluso le donó un piso en el conocido Barrio de la Luz de Málaga.
Don José Quesada tenía numerosas fincas que ni siquiera sabía que había comprado. Una de las anécdotas más curiosas, ocurrió en la provincia de Cádiz, en la que Don José, atravesaba la provincia en su Mercedes, con su chófer, y Canito le preguntó: ¿Esta finca es nuestra? –Si, Don José, la compró usted el mes pasado, le contestó su chófer. Pues pare ahí, le volvió a decir Don José. Se bajó del coche y se fue directo dentro de los límites de un cortijo, en el que recogió alguna pieza de fruta de un árbol. De repente, el guardés de la finca, le recriminó que esa finca tenía un dueño y que era Don José Quesada, sin sospechar, que lo tenía delante de él.
Don José Quesada, era un hombre de negocios, mi abuelo me contó en alguna ocasión que compró la finca de Teatinos por ochenta millones de pesetas, y que posteriormente la vendió a un precio muchísimo más elevado (alrededor de mil millones de las antiguas pesetas). Actualmente los terrenos de Teatinos, tienen un valor incalculable. El auge de Don José Quesada, comenzó con la compra y venta de ganado, en la provincia de Cádiz, y poco a poco se fue expandiendo a otras zonas como Extremadura.
A Don José le encantaba vivir en el centro de la capital, concretamente vivía en Calle Bolsa, donde desde allí, cada día le recogía su chófer, y hacían sus quehaceres diarios.
Actualmente sus progenitores poseen numerosos locales y viviendas en calle Larios, estableciendo una sociedad valorada en casi 48 millones de euros e incluso cotizando en el mercado bursátil Euronext París.
Podemos afirmar, que Don José, fue un excelente comerciante con una alta visión de negocio. Q.E.P.D “Canito”.
Dijo el casino al cortijo: “Si tú enriqueces al labrador, yo lo arruino”
A mis abuelos,
Sergio Martos Nogueras.
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