Funcionario jubilado.
Hoy responde a nuestras preguntas José Francisco Martínez Jiménez (Pepe) que en cada número de la revista nos presenta un nuevo artículo sobre el uso de LibreOffice Calc en el apartado de Tecnología Práctica.
Pregunta: ¿Cuándo empezaste tu carrera profesional?
Respuesta: Allá por 1981 tomé posesión en Sevilla como funcionario en prácticas del Cuerpo de Oficiales Postales y de Telecomunicación (antes grupo D) de la Dirección General de Correos y Telecomunicación, por aquel entonces en el Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones; prácticas que eran eliminatorias, si no las aprobabas era como si no hubieras aprobado la oposición. Después, ya como funcionario de carrera, fui destinado al Centro de Clasificación Postal de Chamartín en Madrid.
P: ¿En qué año empezaste a trabajar para la Junta de Andalucía? ¿En que ámbitos has trabajado?
R: En 1986, al aprobar unas oposiciones libres para administrativo (C1) de la Administración del Estado, fui destinado a la Oficina de Empleo del Instituto Nacional de Empleo (INEM) en Utrera (Sevilla). Seis años después pasé a prestar servicios en la Oficina de Empleo Sevilla-Macarena. Comencé a trabajar para la Junta de Andalucía (Servicio Andaluz de Empleo – SAE) en mayo de 2003 con las transferencias de las políticas activas de empleo a la comunidad autónoma. Llegué a formar parte del grupo de personas que probaba la nueva aplicación informática “Hermes” para la gestión de esas políticas activas de empleo en las oficinas de empleo del SAE. Y, a partir de marzo de 2007, como resultado de un concurso de traslados, emprendí una nueva etapa en lo que hoy es la División de Contabilidad de la Intervención General (DC-IG). Después estuve un tiempo en la extinta Dirección General de Política Financiera para volver a la DC-IG hasta mi jubilación en 2022.
P: ¿Cómo fueron aquellas primeras etapas? ¿Con qué dificultades te encontraste?
R: Menos en Correos, que primero fui funcionario en prácticas y aprendí todo lo relacionado con cartas, paquetes, telegramas, …, después sí que eché de menos una primera toma de contacto por decirlo así. Creo que cuando te destinan a un nuevo puesto de trabajo, sea por toma de posesión por haber aprobado unas oposiciones o por un concurso de traslados, sería muy conveniente recibir un curso de formación de una duración acorde a los nuevos servicios que se han de prestar, por ejemplo, para ir conociendo las nuevas aplicaciones, programas, documentos, etc. Lo eché de menos cuando empecé a trabajar en la Oficina de Empleo de Utrera (menos mal que el director y el poco personal en plantilla se lo tomó muy bien y respondían a todas las cuestiones que les planteábamos, hay que tener en cuenta que llegamos seis o siete administrativos “de la calle” cada uno preguntando una cosa distinta, no se habían visto en otra igual). Y también lo eché de menos cuando llegué a la DC-IG procedente del SAE. Me hablaban de Júpiter, listados, capítulos, artículos, conceptos, aplicaciones presupuestarias, programas, fondos europeos, documentos contables, …, y no tenía ni idea. Menos mal que me defendía bien con la ofimática y, además, nunca he dicho aquello de “eso no lo hago porque no sé ”, en su lugar decía “no lo he hecho nunca pero si me explicas cómo se hace lo haré yo”. También el grupo de compañeros y compañeras de lo que hoy es la DC-IG me respondían a todas las preguntas que les planteaba. En este sentido siempre he tenido suerte con las personas con las que me ha tocado trabajar sin distinción de puestos y/o niveles.
P: ¿Cuál fue tu primer contacto con la tecnología?
R: En la segunda mitad de los años 80 me compré mi primer ordenador, un Philips MSX de 8 bits con 64Kb de memoria RAM que traía dos ranuras de cartuchos para juegos y otras aplicaciones. Eran los tiempos del Sinclair ZX Spectrum, el Commodore 64 y el Amstrad CPC 464. Empecé a practicar con el lenguaje BASIC. Me compré mis primeros libros para aprender programación así como para saber qué eran las bases de datos y cómo diseñarlas, y empecé a practicar de forma autodidacta. He de decir que me gustaba leer sobre esos temas y practicar (si no practicas no sirve de nada todo lo leído). Tiempo después, en la oficina de empleo de Utrera, nos instalaron un IBM PC (un Intel 8088 de 8 bits con 640 Kb de memoria RAM, disquete de 5 ¼, sistema operativo MS-DOS y el intérprete del lenguaje de programación GW-BASIC de Microsoft) con una impresora matricial de 136 columnas y un monitor de pantalla verde de 12 pulgadas. En aquellos años en las oficinas de empleo no existían ordenadores, todo se hacía a mano/máquina de escribir. Además de los trabajos propios que teníamos que desarrollar (altas/bajas de demandantes, registro de contratos, ofertas, prestaciones por desempleo, …) todos los meses los perceptores del “subsidio agrario” tenían que recoger y presentar una declaración con las peonadas trabajadas en el mes anterior y/o anteriores. En la oficina de Utrera se entregaban del orden de 7.000 a 8.000 declaraciones mensuales (tal vez me quede incluso corto). Esta oficina abarcaba también a El Coronil, Los Molares, El Palmar de Troya y otras entidades locales más pequeñas de la zona. Esa cantidad de declaraciones había que ordenarlas alfabéticamente por [primer apellido], [segundo apellido] y [nombre] ya que así figuraba en los listados en papel que se recibían para su cumplimentación. ¿Os imagináis el tiempo que toda la plantilla teníamos que dedicarle? Fue en ese momento cuando me dije: “Hay que sacar provecho de esta máquina”. Teníamos un recurso a nuestra disposición y nadie sabía qué hacer con él. Continué practicando y el resultado fue mi primera aplicación informática (por llamarla de alguna manera), escrita en BASIC, para mecanizar esas declaraciones mensuales. Ahora sólo eran necesarias dos personas, una para recoger y comprobar que las declaraciones tuvieran cumplimentados los datos mínimos necesarios y otra para ir mecanizando por DNI las peonadas declaradas en el apartado correspondiente. Ya no había que ordenar alfabéticamente, a cada declaración el programa le asignaba un número de orden que después se podía consultar para saber dónde estaba archivada. Al final se imprimía un listado con los datos necesarios y se entregaba en la Subdirección Provincial de Prestaciones para continuar con la tramitación. A la vez que yo desarrollaba esa aplicación, otro compañero del INEM, también de la provincia de Sevilla, desarrollaba otra con el mismo propósito. Siempre me he preguntado: “¿Qué hubiera pasado si hubiésemos podido unir nuestros esfuerzos? Como dice el refranero: “Donde hay patrón, no manda marinero”.
P: Y este conocimiento sobre las hojas de cálculo, ¿cómo lo aprendiste? ¿Qué te motivó a explorar ese conocimiento?
R: Pasado el tiempo y, ya con mejores recursos informáticos, nos instalaron varias licencias de Lotus SmartSuite, lo que hoy se correspondería con Microsoft Office y LibreOffice. Esta suite ofimática estaba integrada por un conjunto de aplicaciones, entre ellas, Lotus 1-2-3 (hoja de cálculo como MS Excel, LO Calc), Lotus Ami Pro/Word Pro (procesador de texto equivalente a MS Word, LO Writer), Lotus Approach (gestión de bases de datos como MS Access, LO Base) y Freelance Graphics (presentaciones al estilo de MS PowerPoint, LO Impress). A partir de aquí comencé a explorar (comprando más libros para variar) el mundo de las macros para automatizar las tareas administrativas más repetitivas (plantillas para varios tipos de documentos, hojas de cálculo para datos con distintas finalidades, diversas bases de datos, …).
Y cuando llegué a la DC-IG, la hoja de cálculo era el lápiz, el papel y la calculadora de antes. No tenía conocimientos de contabilidad pública pero sí tenía una buena base de conocimientos ofimáticos y pude empezar a trabajar desde que me asignaron mesa y ordenador. Comencé “picando” datos de Júpiter (Sistema Integrado de Gestión Presupuestaria, Contable y de Tesorería de la Junta de Andalucía, vigente hasta el 31 de diciembre de 2014, sustituido después por GIRO) a hojas de cálculo hasta que un día pregunté “si Júpiter ya tiene los datos, ¿cómo puedo copiarlos y pegarlos? Ganaríamos en seguridad y fiabilidad de los datos llevados a las hojas de cálculo”. Francisco Javier Lobillo (q.e.p.d., qué buen compañero) me contestó: “Puedes efetepear (palabra que solía decir por lo de FTP, file transfer protocol) el listado por medio de la tarea SPOOLSPO, con lo cual lo tendrás en formato TXT en el disco duro y de ahí podrás copiar y pegar.” A partir de ese momento se me abrió un mundo nuevo de posibilidades para la importación de archivos TXT directamente a una hoja de cálculo por medio de la programación. Así que volví a comprar más libros y a practicar con el lenguaje Visual Basic para Aplicaciones de la hoja de cálculo Excel ’97. Después continué con OpenOffice/LibreOffice … Y así hasta hoy.
Siempre he procurado hacer a los demás lo que me gustaría que me hicieran a mí y eso me motivaba a aprender, porque, “¿y si fuera yo el que estuviera al otro lado de la mesa? ¿Me gustaría que se resolviera pronto mi consulta/solicitud/problema?” Y debemos estar de acuerdo en que el uso de la ofimática acorta los tiempos de búsqueda y respuesta.
P: Ha cambiado mucho la Junta, ¿podrías destacar algo bueno y algo menos bueno de estos cambios?
R: La Junta de Andalucía desarrolla muchas competencias y yo solo conozco una parte muy pequeña de todas las labores que se desempeñan. Me aventuro a decir que, por el lado bueno, todo lo relativo a la actualización y renovación informáticas, tanto por la parte del hardware como del software y, como algo menos bueno, dos cosas, por un lado, la tardanza en convocar y resolver los concursos de traslados (la modalidad de concurso abierto y permanente de la Ley 5/2023, de 7 de junio, de la Función Pública de Andalucía me parece una buena idea; ahora es necesario que no le pase lo mismo que al “nuevo” grupo B, título de Técnico Superior de Formación Profesional, que apareció en 2007 con la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público y 17 años después aún no se ha convocado ninguna oposición, ni libre ni de promoción interna) y, por otro, la “titulitis” (hay personas que por experiencia o por conocimientos demostrables realizan tareas de niveles superiores y, sin embargo, ni lo cobran ni pueden promocionar).
P: ¿Qué te llevó a empezar la serie de artículos de casos prácticos de LibreOffice para la revista?
R: De la misma manera que me gustan los temas de programación (para el que le pueda interesar: Python, como lenguaje de propósito general y, también, para su uso en las macros de LibreOffice, me ha sorprendido muy gratamente), de bases de datos, de hojas de cálculo, también me gusta “enseñar al que no sabe” porque a mí también me gusta que me expliquen cuando pregunto algo que no sé. A lo largo de mi vida profesional (casi 41 años) he sido ponente/profesor de varios cursos (todos ello relacionados con la ofimática y el uso de las aplicaciones propias), tanto en el INEM, como en el SAE como en la Consejería de Hacienda. También, desde abril de 2009 a septiembre de 2020, formé parte del foro en español de la comunidad de OpenOffice y LibreOffice, donde intentaba resolver las dudas y problemas que se planteaban principalmente con la hoja de cálculo Calc. Cuando leí el primer número de esta revista me dije “puedo colaborar elaborando contenidos” y aquí me tenéis.
P: ¿Qué podemos hacer en la Junta para mejorar la gestión del conocimiento?
R: Creo que el programa Embajadores/as del Conocimiento está en el buen camino. La Administración Pública y, en nuestro caso la Junta de Andalucía, tiene gente muy válida. Pero, a veces, nos encontramos con la falta de tiempo y la falta de motivación (hace años alguien me dijo: “Pero Pepe, ¿para qué aprendes y te esfuerzas si al final de mes te van a pagar igual que a mí y cuando llegue la productividad igual?). Tal vez habría que abrir una especie de buzón de sugerencias para que cualquier empleado público pueda presentar ideas para mejorar los distintos servicios que se prestan, tanto a nivel interno como al público. Y premiar económicamente o de alguna otra manera las mejores ideas o procedimientos y, obviamente, ponerlos en práctica.
P: ¿Qué es lo que más te gustaba de tu trabajo en la IG? ¿Y lo que menos?
R: Mi labor era administrativa con lo que eso significa de rutina diaria. La parte buena, por un lado, era la libertad de acción para desarrollar hojas de cálculo con programación o sin ella, y, por otro, el poder seguir aprendiendo. La parte negativa, algunas veces, venía por la monotonía y repetición de trabajos menos gratificantes.
P: Por último, cuéntanos qué aficiones tienes, o algo que te gustaría destacar de ti.
R: Además de leer libros de ofimática y programación, me gusta leer novelas de aventuras, policíacas, de intriga, de ciencia ficción, … Me gusta la música (debería practicar más con mi guitarra) y, por supuesto, me gusta ver películas de la misma temática.
No quiero terminar sin antes deciros que os animéis a formar parte de esta revista o que os intereséis por cualquiera de los proyectos de Gestión del Conocimiento del Instituto Andaluz de Administración Pública (IAAP). Nadie nace sabiendo …Saludos cordiales.
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