Carmen García
Funcionaria jubilada
Junta de Andalucía
Málaga
CAPRICHO
La niña triste del río
coleccionaba elefantes
y lloraba en cada esquina
lágrimas de chocolate.
La niña blanca del agua
nunca tuvo una muñeca
y en las noches de nevada
vestía de encajes las ramas.
En cada tronco sin hojas
iba colgando canciones…
Se escondía tras las piedras
y las nubes la buscaban.
Era un sueño
de una noche de esmeraldas,
era un cromo de colores
olvidado en un estanque…
una muñeca de escarcha.
Era un viento
que dormía entre los cedros,
era un beso de la luna a la montaña.
La niña azul sin infancia
se envenenaba la sangre
con flores y con verdades,
masticando llantos tibios
que robaba de los sauces.
Bebiendo noche tras noche
suspiros rotos de aire
se fue convirtiendo en sombra
y llovió sobre los árboles.
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