La unidad de trabajo social del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla

María Arráez Lorenzo, Trabajadora social sanitaria que tuvo la gran suerte de trabajar en la unidad de trabajo social del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla y hacer posible que el mundo cambie un poquito a “mejor” nos muestra el trabajo de este gran equipo de funcionarias que con su esfuerzo en el día a día de su labor se suman al cambio en la Junta de Andalucía.

Este equipo integrado por un nutrido grupo de trabajadoras sociales luchan con el plano menos amable de la sanidad. Trabajan codo con codo con los problemas y por ende con su que hacer hacen posible que situaciones desfavorables, de riesgo o de extrema necesidad cambien. 

La visión externa del Trabajo Social en el ámbito hospitalario puede resultar muchas veces desconocida, quizás al igual que toda la labor de esta profesión dentro del campo de la salud. Probablemente no se es consciente de la importancia de disponer de la figura del trabajo social allí donde esencialmente se trabaja con personas y principalmente con personas que presentan casuísticas que en la mayoría de los casos se pueden definir como problemática social. 

Las personas mayores que por circunstancias sobrevenidas se encuentran con pocas posibilidades de volver a un entorno de vivienda adecuada a sus necesidades, menores con  situaciones de riesgo y vulnerabilidad, mujeres con problemática de violencia de género, personas sin hogar que sufren la inclemencias meteorológicas o  necesidades de vivienda por sufrir procesos patológicos crónicos que hacen necesarias intervenciones que no se pueden llevar a cabo en otro lugar básicamente por no disponer de él.

Cuando una persona ingresa en un centro hospitalario y precisa de una solución social al alta, es imprescindible la coordinación y la entrada en juego de estos magníficos profesionales que hacen posible lo que en mucha ocasiones es imposible.

La coordinación con otras niveles administrativos, con asociaciones y entidades privadas, con la policía y el sistema judicial, hace a los grandes  profesionales del trabajo social portadores de una barita mágica que saca recursos de donde aparentemente no los hay y, a veces, “sin el aparentemente”.

Por ello se hace necesario un reconocimiento a este magnifico equipo que día tras día, tras una pequeña puerta que pasa prácticamente inadvertida se abre un mundo con auténticas personas que cambian el mundo con su trabajo.

Quizás no sea reconocida como una profesión sanitaria, pero si lo es evidentemente sanadora, ya que en todas las ocasiones la medicina cura el cuerpo pero en la gran parte de ellas el trabajo social sana el alma.