El IES Pablo Picasso en el Programa “Liderazgo para el Aprendizaje” de EduCaixa

Laura Moreno Egea

Directora del IES Pablo Picasso
Málaga

En el IES Pablo Picasso, en la barriada de Nueva Málaga, llevamos más de cuarenta años acompañando a las nuevas generaciones a crecer, aprender y compartir experiencias. Uno de los principales objetivos del trabajo de nuestro centro es motivar a nuestro alumnado y mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje, tratando de enriquecer los currículos a través de la incorporación de metodologías activas y proyectos interdisciplinares. Para este objetivo es indispensable la reflexión y evaluación continua y la participación en formaciones de calidad, como el Programa “Liderazgo para el Aprendizaje” de EduCaixa, en el que nos hayamos inmersos este curso.

Hemos tenido la gran suerte de haber sido elegidos, de entre unas 90 candidaturas presentadas, para participar en la 5ª convocatoria de este programa, organizado por EduCaixa en colaboración con el UCL Institute of Education. Su objetivo fundamental es formar a equipos directivos y docentes con funciones de coordinación para impulsar cambios pedagógicos sostenibles, reflexionando sobre el liderazgo distribuido, el desarrollo profesional docente y la planificación estratégica basada en evidencias. Se trata de una idea de liderazgo educativos que no solo implique la gestión, sino que sirva para inspirar y acompañar a docentes a mejorar la enseñanza y el aprendizaje, entendiendo que liderar significa lograr que, tras la intervención, las demás personas actúen de manera diferente y más eficaz.

En el curso 2025-26, participan 56 centros de España y 15 agrupaciones escolares de Portugal.  El programa se estructura en tres fases en las que se combina la formación presencial con grupos de trabajo y aprendizaje y acompañamiento.  La primera fase, implicarse y prepararse, tuvo lugar en julio, en Barcelona. Próximamente, tendrá lugar la segunda: implementar (enero 2026, Zaragoza) y, por último, evaluar (julio 2026, Barcelona). 

Así, el pasado mes de julio, dos miembros de nuestro claustro, Marisol Aneas Franco, como jefa del Departamento de Formación e Innovación Educativa, y yo, Laura Moreno Egea, como directora del centro, comenzamos la primera fase del programa en Barcelona que consistió en tres días de formación muy provechosos.

El primer día se centró en comprender qué significa liderar en el ámbito educativo y por qué es esencial para transformar la práctica docente. Las principales ideas de esta sesión fueron las siguientes:

  • Es necesario diferenciar un liderazgo administrativo, centrado en tareas de gestión, y un liderazgo pedagógico, cuya finalidad es mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Un liderazgo efectivo se basa en una visión compartida y en la capacidad de movilizar al profesorado en torno a objetivos comunes.
  • El liderazgo no se concentra en la dirección, sino que se comparte con figuras intermedias (coordinaciones, jefaturas, tutores/as). Este modelo permite que las responsabilidades se repartan y que el cambio llegue al aula.
  • El factor más influyente en el aprendizaje es el profesorado. Por ello, un/a líder debe propiciar que los/as docentes aprendan, reflexionen y se desarrollen profesionalmente. 
  • La planificación estratégica y el trabajo en órganos colegiados (como el ETCP. el equipo de coordinación pedagógica del centro) son clave para coordinar, recoger datos y tomar decisiones con evidencia.

El segundo día se centró en ofrecer marcos y herramientas que permitan pasar de lo teórico a lo práctico.

Entre las herramientas útiles en este sentido, podemos nombrar el ciclo de Kolb: experimentar, reflexionar, conceptualizar y actuar, algo así como “probar una receta, ver cómo sale, ajustar la técnica y volver a intentarlo”. Este modelo, aplicado al liderazgo, implica que las personas líderes deben observar, analizar críticamente y tomar decisiones fundamentadas en la experiencia y los resultados.

Por otra parte, es fundamental el aprendizaje entre iguales (observación y retroalimentación entre compañeros/as) como motor de crecimiento profesional, por lo que una figura de liderazgo debe facilitar espacios de colaboración y aprendizaje continuo. El liderazgo efectivo genera redes de confianza y cooperación entre docentes, lo que permite experimentar, compartir y apoyarse mutuamente, evitando el aislamiento profesional.

Por último, el cambio no debe quedar en buenas intenciones: necesita objetivos claros, acciones concretas y evidencias que permitan medir resultados. Todo plan debe incluir valores, acciones y consecuencias, integrando tanto la dimensión ética como la operativa.

La última jornada buscó conectar la reflexión con la acción mediante planes concretos de implementación en los centros. En esta jornada trabajamos en la elaboración de planes con metas específicas, indicadores de logro, responsables y tiempos definidos, es decir, pasamos de la visión a la ejecución.

El curso culminó con dinámicas que permitieron a cada asistente analizar su estilo de liderazgo y plantear los primeros pasos a seguir en su contexto escolar.

En conclusión, las ideas clave de esta primera fase de formación, que ya estamos trabajando en nuestro centro, en colaboración con las jefaturas de departamentos didácticos y las coordinaciones de planes y programas, son las siguientes:

El impacto del liderazgo educativo se mide en la transformación de las prácticas docentes y en la mejora del aprendizaje del alumnado. Liderar no es imponer, sino facilitar y catalizar: el valor de la persona líder está en lo que ocurre después de su intervención: actuaciones más efectivas.

Para que los cambios sean sostenibles, el liderazgo debe ser un espacio de reflexión y acción estratégica, apoyado en datos objetivos y evidencias. Innovar sin evaluar carece de sentido: es imprescindible recoger información, analizar el impacto y documentar los resultados. Todo plan de mejora debe construirse sobre valores compartidos, traducirse en acciones concretas y orientarse a consecuencias medibles.

El cambio real exige la implicación del profesorado, lo que solo ocurre en contextos de confianza y colaboración. Por ello, el liderazgo debe ser distribuido: las personas en posiciones de liderazgo intermedio desempeñan un papel esencial para trasladar la visión global a la práctica diaria. Asimismo, la formación continua ha de integrarse en la cultura del centro, no quedarse en acciones puntuales. En definitiva, liderar significa mantener un equilibrio entre visión de futuro y gestión práctica, entre soñar y planificar, asegurando siempre un impacto real y duradero.

Por otro lado, además de participar en la formación sobre liderazgo, que continuará en una segunda fase en enero en Zaragoza, los centros participantes en el Programa “Liderazgo para el Aprendizaje” de EduCaixa nos hemos comprometido a trabajar propuestas de mejora en cada centro, para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje con la metodología aprendida y basándonos en evidencias. Esto lo haremos en colaboración con un equipo de trabajo internivelar de centros de Málaga y Córdoba. 

Nuestra propuesta de trabajo este curso es la mejora de la competencia lingüística del alumnado, y más en concreto la comprensión oral y escrita, a través de una adecuada implementación del Plan de Lectura de nuestro centro. Mejorar la competencia lingüística del alumnado es fundamental, ya que dominar la lectura y la escritura es la base de todo el aprendizaje. No se trata solo de la asignatura de lengua: la comprensión lectora es imprescindible para entender un enunciado de matemáticas, un texto histórico, un problema científico o incluso para interpretar la información de la vida diaria. Sin una buena competencia lingüística, el progreso académico y personal se ve limitado. Para lograr este objetivo, vamos a poner en marcha acciones concretas que desarrollaremos y evaluaremos a lo largo del curso con la guía de un mentor del programa de EduCaixa.

En definitiva, el Programa “Liderazgo para el Aprendizaje” de EduCaixa nos está permitiendo mirar más allá de la gestión del día a día y reflexionar sobre el impacto profundo que puede tener un liderazgo educativo bien orientado. Nuestro mayor reto es que todo lo aprendido se traduzca en prácticas que transformen la experiencia y el aprendizaje de nuestro alumnado.

Deseamos que este esfuerzo no repercuta tan solo en los resultados académicos. Lo que está en juego es algo más amplio: formar personas críticas, creativas y con voz propia, preparadas para desenvolverse en una sociedad cambiante.

Y, aunque nuestro trabajo se centra en un instituto, los principios que hemos aprendido: liderazgo compartido, decisiones basadas en evidencias, cultura de aprendizaje continuo, son perfectamente aplicables a cualquier organización, sea educativa o no. Porque, al fin y al cabo, liderar significa acompañar a otras personas para que crezcan y alcancen su mejor versión. Ese es el verdadero impacto que buscamos.

Si te ha gustado este artículo, encontrarás más contenidos interesantes en nuestra sección “ACTUALIDAD”.

Y te invitamos a ver nuestros anteriores números de EnRed@2.0.