Page 804 - El Programa de Medidas Agroambientales en la provincia de Huelva
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EL PROGRAMA DE MEDIDAS AGROAMBIENTALES EN LA PROVINCIA DE HUELVA
 la evaluación de una Política es el establecimiento de indicadores fiables y que den
51 la información requerida para valorar adecuadamente las actuaciones acometidas .
Efectivamente, en muchos programas se puede observar la ausencia de señalización de indicadores objetivos, físicos y de impacto que puedan servir como medidores para concluir sobre si han sido o no obtenidos las finalidades propuestas. Esto difi- culta enormemente una correcta evaluación, pues hay metas marcadas, se arbitran procedimientos y sistemas de trabajo para lograrlas, pero no existen indicadores reales y fiables de la consecución de las mismas y de cuándo se han alcanzado.
Por otro lado, la selección de indicadores fidedignos debe atender una serie de re- quisitos de modo que se garantice la validez de sus datos. Así, la medición ha de realizarse sobre magnitudes que tengan relación con los resultados del programa; como hemos venido comentando, han de ser fiables, en el sentido de que la obser- vación no influya en las evidencias obtenidas; deben abarcar, en lo posible, todos los objetivos perseguidos; también debe cuidarse de que lo que se mide sea una mani- festación de la intervención que se ha implementado, que quede probada la relación de causalidad; y por supuesto, en un contexto de presupuestos limitados y recursos
52 escasos, hay que tener en cuenta el coste de la valoración que se lleva a cabo .
El caso del Programa Agroambiental nos ilustra sobre estas cuestiones al recoger en sus conclusiones finales la conveniencia de una constante revisión con instru- mentos adecuados que permitan un seguimiento permanente de su ejecución para
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contemplar los cambios necesarios en función de las áreas de mejora detectadas
.
 51 “En la práctica, sin embargo, lo que parece simple puede complicarse enormemente, tanto por los problemas que presentan la identificación y operacionalización de objetivos, como por la complejidad intrínseca de los programas, como por la dificultad técnica de aislar los efectos de la intervención y determinar el impacto neto de las políticas”.
Ibidem. Pág. 95.
52 “Una vez los objetivos han sido identificados y especificados en términos operacionales, el siguiente paso consiste, de acuerdo con el modelo clásico de evaluación, en medir el grado en que se alcanzaron. Lógicamente, las variables utilizadas dependerán de cada programa.
Los criterios utilizados para la selección de las variables-indicadores y de los procedimientos de recogida de datos deben incluir, entre otros, a los siguientes:
– Validez aparente: en qué medida la variable seleccionada tiene relación con el objetivo de la política.
– Fiabilidad: en qué medida los datos obtenidos no dependen del instrumento utilizado para su recolección.
– Globalidad: en qué medida el conjunto de las variables seleccionadas abarca la totalidad de los objetivos relevantes.
– Control: en qué medida la variable seleccionada depende realmente de la intervención de la administración o depende en cambio de factores que ésta no controla o que sólo controla parcialmente.
– Coste: en qué medida los costes necesarios para recoger la información son razonables”. Ibid. Págs. 102 y 103.
53 “Teniendo en cuenta que los programas agroambientales son complejos, un aspecto positivo de su aplicación es su constante revisión y ajuste. La Comisión y los Estados miembros deben asegurar un procedimiento lo más simple posible, que permita introducir cambios en cuanto surja la necesidad de hacerlo. Los ajustes surgen de un cuidadoso seguimiento de los programas. Estos son los principales aspectos:
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