Page 823 - El Programa de Medidas Agroambientales en la provincia de Huelva
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IV. CONCLUSIONES
 ha diseñado sobre el papel. Implementar implica llevar a cabo, desarrollar, ordenar
recursos humanos y materiales, en definitiva hacer posible en la realidad un diseño
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teórico . Por consiguiente, en la implementación de Políticas intervienen muchos
factores que tienen la facultad de alterar el propósito perseguido. Y esto, incluso, si presuponemos competencias y capacidad suficientes en los empleados públicos designados para llevar a cabo el trabajo encomendado, y damos por supuesto su
83 imparcialidad y la ausencia de intereses particulares en el desempeño de su labor .
En todo caso, siempre hay que tomar en consideración la posibilidad de que se
produzcan desviaciones porque el diseño de la actuación no sea correcto, o se
84 hayan obviado condicionantes que inciden en su desarrollo .
Un ejemplo de estos diseños infortunados es el que se ha aplicado a los problemas del Medio Ambiente, tras sus primeras manifestaciones en la década de los años setenta del siglo XX. Como hemos visto, tanto a nivel nacional como internacio- nal, y nos sirven como muestra los primeros Programas de Acción en materia de Medio Ambiente de la Comunidad Económica Europea, en los citados años seten- ta y a comienzos del decenio siguiente, para atajar la contaminación atmosférica, hídrica y, en general, los perjuicios ocasionados por la polución industrial, se pone en práctica el principio “quien contamina, paga”. Rápidamente se pusieron de manifiesto las nefastas consecuencias de esta medida, pues las grandes indus-
82 “Se le debe pedir a un político que sea bueno en la representación política de un determinado grupo de electores y de un partido. No entra dentro de su naturaleza el concretar las acciones que se deben tomar para llevar a cabo la acción deseada. Ello es así porque no se espera que un político sea un experto diseñador de programas; más bien se espera que identifique metas y que movilice apoyos dentro del gobierno para las acciones destinadas a conseguir esos objetivos. El resto de la tarea, identificación de los medios requeridos, espera encomendársela a un alto funcionario”.
ARENILLA SÁEZ, M.: “Administración y políticas públicas”. En Curso a Distancia: Dirección y Gerencia Pública. Instituto Andaluz de Administración Pública. Sevilla. 2001. Pág. 46.
83 Han sido frecuentes actitudes poco leales y faltas de objetividad cuando los funcionarios han observado cómo para la implementación de un determinado programa se acudía a la contratación de extraños a la carrera administrativa, que incluso, por falta de experiencia no han desempeñado adecuadamente la función para la que se les había reclutado. Otra peligrosa situación para la correcta implementación de Políticas se da cuando se contrata a unos altos asesores de gabinete (personal eventual), con el objeto de perfilar o adaptar el diseño teórico, y que deben hacer llegar las instrucciones a los funcionarios encargados de realizar el trabajo de calle, y se produce una deformación total entre lo pensado por los políticos y lo transmitido por los asesores.
“Las manipulaciones del aparato administrativo se hacen cada vez más ‘escandalosas’, es decir, más ilegítimas. La opinión (y la Administración) ve renacer, con otras caras, la ‘República de los amiguetes’”.
WORMS, J. P.: “Redescubrir la política”. En CROZIER, M.; FIREDBERG, E.; GRENION, C.; GRENION, P.; THOENIG, J. C. y WORMS, J. P.: Où va l’administration française? D’Organisation. París. 1974. Pág. 191.
84 “Obviamente fue cada vez más difícil creer que la decisión misma no tenía nada que ver con el hecho de que no salieran las cosas como se había pensado, a pesar de que la puesta en práctica de la decisión había devorado recursos, agotado el esfuerzo de servidores públicos de buena voluntad y restringido a través de pesadas regulaciones la libre acción de los ciudadanos. Los fracasos (relativos o absolutos) de las políticas se fueron apilando tristemente y arrojaron evidencia que muchos de ellos se debían a los errores de las grandes decisiones más que a los comportamientos de los operadores”.
AGUILAR VILLANUEVA, Luis F.: Op. Cit. Pág. 16.
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