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EL GOBIERNO CORPORATIVO DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS
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administración sin el contrapeso efectivo de la Junta general y en la penetración
de intereses externos a la organización social y de intereses generales que afectan
en mayor o menor medida a la forma de gestionar la sociedad. Los problemas es-
tructurales en relación con el control, intrínsecos a la gran sociedad anónima, se
pueden atender con diferentes técnicas y de distinta forma. Resulta ineludible que
exista un cierto grado de tensión entre la previsión de un marco institucional y de
responsabilidad por el cumplimiento de los deberes por los administradores y el
reconocimiento de un amplio poder discrecional y de la necesaria autonomía para
impulsar la actividad empresarial, también en las sociedades cotizadas. Al mismo
tiempo, el grado, el alcance y la forma de atender a los intereses externos a la orga-
nización social y, en la medida en que se hagan presentes, a los intereses generales,
plantea la cuestión de la compatibilidad con los intereses privados legítimos que se
pretenden alcanzar a través de las sociedades anónimas.
Se trata de cuestiones que no parecen tener una solución que las pueda resolver de
manera definitiva. Una regulación excesivamente rígida de la sociedad anónima co-
tizada puede suponer una restricción desmedida a la autonomía que pide el impulso
de la actividad empresarial que constituya su objeto social. En cambio, un régimen
muy flexible podría incrementar el riesgo de que los gestores se pudieran apoderar
de las fuentes de rentabilidad en lugar de emplearlas para favorecer los intereses
sociales, propiciado por sistemas de control deficientes. El tratamiento normativo
de estos temas únicamente se puede hacer en función de la realidad socioeconómica
de cada momento. Dado el poder económico que concentran las grandes sociedades
cotizadas, y las carencias que presenta la organización social para su control, las
medidas que se adopten debieran potenciar la confianza en estas organizaciones, la
legitimidad en el acceso y el ejercicio del poder de decisión y el control o supervi-
sión efectivos de este poder.
La consecución de estos objetivos en las grandes sociedades debiera tener prioridad,
en principio, sobre la autonomía en el poder de decisión, incluso aun cuando vaya en
detrimento de la eficiencia, en la medida en que en estas organizaciones quien toma
las decisiones no es quien asume el riesgo.
III. ELMOVIMIENTO DE GOBIERNO CORPORATIVO
La internacionalización de los mercados financieros que se ha producido desde los
años 90 del pasado siglo ha dado lugar a un tratamiento de las cuestiones relativas
al control en las sociedades cotizadas en el que se subraya la perspectiva de los mer-
cados de valores. Desde esta perspectiva, se pretende potenciar la confianza de los
inversores mediante la elaboración de códigos de buen gobierno, la incorporación de