LUIS GARCÍA DEL RÍO
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frecuencia los estudios sociológicos
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. Para los ciudadanos y pido perdón si trato de
interpretar un sentir general cuando no manejo conceptos técnicos de la sociología,
la corrupción es un fenómeno esencialmente asociado a la clase política.
De esta forma, y con ello me adentro en el sentido de patología social al que nos en-
frenta esta situación, la organización de un espectáculo acerca de la corrupción nos
conduce a los siguientes elementos:
A.
Deterioro gravísimo de las instituciones.
B.
Desprestigio de la función pública y de sus servidores.
C.
Denuncia generalizada de supuestos de corrupción que, en ocasiones, no se en-
tienden muy bien o cuya entraña penal se ignora con aquello de
cuando el río
suena, algo habrá o son todos iguales
.
D.
Deterioro del clima social de convivencia: Los corruptos son siempre los del otro
bando. Los
nuestros pobrecillos para una vez que hacen algo, les han pillado
. De
hecho, el argumento a veces se prostituye de tal manera que se llega a pretender
diferenciar entre una especie de
corrupción de interés particular
y una corrup-
ción por decirlo en términos gráficos
más capilar o más socializada
.
E.
Y diría que, casi lo peor de todo ello, auto-justificación del ciudadano ante su
propio comportamiento ético. De esta forma no es corrupción trabajar y cobrar
el desempleo, no es corrupción cobrar sin emitir factura y sin asumir la carga
tributaria correspondiente, no es corrupción pretender que algún familiar acceda
a un puesto sostenido por fondos públicos por cauces ajenos a los dispuesto en
los Artículos 23.2 y 103.3 de la Constitución. En definitiva, los corruptos siempre
son los demás y el clima generalizado nos da
carta de naturaleza
para nuestras
pequeñas corruptelas del día a día que, al final, nos dañan de forma irremisible
como sociedad y como proyecto en común.
En último lugar también habría que hacer referencia a los factores de intermediación
en la percepción social de la corrupción. Me refiero a los medios de comunicación. En
España merece el reproche social del delito, aquello que los medios de comunicación
deciden que sea considerado como tal. En España estamos asistiendo a auténticos au-
tos de fe por haber cobrado una dieta de 300€, sencillamente porque se desconoce o
no se comprende el mecanismo jurídico que da soporte a la misma, mientras en los
años más duros de nuestra crisis, ha habido cientos de empresas liquidadas para pa-
gar unos estipendios, en ocasiones absolutamente desproporcionaos, en el marco de
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CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS. http://www.cis.es/opencms/-Archivos/Indicado-
res/documentos_html/TresProblemas.html