Página 486 - Estudio sobre el Derecho del Turismo de Andalucía

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ESTUDIO SOBRE EL DERECHO DEL TURISMO DE ANDALUCÍA
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Otros autores, como Porras Lima, entienden que la dificultad reside en cuatro pilares como
son:
a)
la falta de unanimidad existente en el ramo de los profesionales, practicantes y
estudiosos que se dedican a la actividad a la hora de concretar un término,
b)
el hecho de
que cada día aparezca una nueva modalidad físico-recreativa desarrollada en la naturaleza
a la que se le debe emplear un esfuerzo posterior y un intento, tanto de las personas que
se dedican profesionalmente a este sector como de los estudiosos del tema, para contex-
tualizarlas y encuadrarlas en alguna de las modalidades anteriores o bien reelaborar una
nueva clasificación,
c)
la novedad de la materia y
d)
la falta de denominación común en los
medios de comunicación
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. Desde nuestra posición, creemos que la dificultad actualmente
puede ser más conceptual que terminológica, pues el término de
turismo activo
está en
gran medida aceptado por empresarios, practicantes y Administraciones Públicas. Por
tanto, el problema entendemos que puede residir en cuál es el contenido que se le debe
dar al término de
turismo activo
y alcanzar una plena sintonía entre uno y otro
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.
Esta dificultad inicial para la determinación de los elementos que integran el concepto re-
quiere o hace oportuno individualizar los elementos propios que caracterizan la actividad,
tarea que ha sido realizada por Luque Gil partiendo de las consideraciones de distintos
expertos. De esta manera, concluye que los principales rasgos que definen a estas prác-
ticas son:
– Son prácticas que tienen un carácter físico y lúdico, no instrumental (el matiz competiti-
vo o de rendimiento no es tan relevante), siendo sus metas habitualmente la diversión,
la adaptación y el juego con la naturaleza, no su conquista.
– Son fundamentalmente prácticas individualizadas y con un fuerte carácter individualista.
– Son actividades que buscan un placer sensomotriz (la mayoría de estas actuaciones
son hedonistas y procuran placer sin requerir un intenso esfuerzo).
– En estas prácticas adquiere una gran importancia la traslación y el equilibrio.
– Comportan cierto riesgo conocido y aceptado, debido a lo incierto del medio en que se
practican
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.
generalmente relacionada con el riesgo y realizada generalmente en el medio rural y
c)
Turismo activo: oferta
de actividades deportivas, que con cierto riesgo, pueden practicarse bajo la tutela de un monitor en plena
naturaleza». M. T. Peñalver Torres, «El turismo activo como alternativa y complemento al modelo turístico en la
Región de Murcia», ob. cit., núm. 14 (2004), p. 183.
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F. Porras Lima, «Las actividades de turismo activo en Andalucía: una modalidad de turismo deportivo en
constante desarrollo», ob. cit., pp. 182 y 183.
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Otros autores como Miranda Viñuelas no se plantean el problema de la dificultad de hallar una denominación
cuando manifiesta: «la estrecha relación entre turismo y deporte se acrecienta en un tipo de actividades concre-
tas que recibe diferentes denominaciones: deporte de naturaleza, deporte de riesgo y deporte de aventuras,
esas actividades que se realizan en el agua, en la nieva, en la tierra más o menos firme y en el aire, y que tienen
en común deslizarse con equilibrio y mediare aparejos tecnológicos por superficies inestables», J. Miranda
Viñuelas, «Turista fascinado, deportista explorador. Vínculos entre deporte y turismo y sus repercusiones publi-
citarias y humanas»,
Revista Interamericana de Ambiente y Turismo
, núm. 11 (2015), p. 72.
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El riesgo es un elemento que debe ser controlado, pero, a su vez, constituye un aliciente para el tipo de
los usuarios del servicio de turismo activo. Véase en este sentido, J. Miranda Viñuelas, «Turista fascinado,