Han concluido las jornadas presenciales del HackCamp. Han sido tres días de trabajo muy intenso, donde se ha conseguido mantener un grado altísimo de energía y motivación. Muchos de los grupos de trabajo articulados en torno a los seis retos, se quedaron hasta bien tarde ultimando las presentaciones y desde luego, el esfuerzo ha merecido la pena. ¡Qué gran nivel de calidad y trabajo hemos podido ver hoy!
Dos días han dado mucho de sí, y es que, después de las horas que los participantes han pasado juntos, se han construido relaciones que van a ser fructíferas en el futuro. Esto es solo el comienzo. El ambiente general que se ha vivido es de un auténtico “campamento hacker” dentro del IAAP.
El edificio del aulario ha sido, literalmente, hackeado por los participantes que lo han hecho suyo. Por ejemplo, uno de los grupos, en concreto el que se ha encargado de repensar el efecto de los espacios públicos, ha trasladado el despacho del Director General al hall. Querían demostrar que con un simple acto simbólico se pueden romper las barreras, la verticalidad y jerarquía en la que la administración está inmersa. También han habilitado un sillón, en el que invitan a cualquiera que pasase a sentarse, otro elemento simbólico que demuestra la cercanía que se puede establecer en ese quebrar los muros que separan las instituciones de la administración.