Page 269 - El Programa de Medidas Agroambientales en la provincia de Huelva
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II. MARCO TEÓRICO
 “La agricultura es una de las actividades humanas más antiguas que se conocen. Ésta ha evolucionado en estas últimas décadas con gran rapidez, pudiéndose destacar entre los cambios acaecidos: la aparición de unos sis- temas muy productivos favorecidos por una agricultura intensiva (uso de plásticos, etc.), el empleo de nuevos fitosanitarios y fertilizantes y nuevas técnicas de cultivo (mejora genética, laboreo, manejo del riego, etc.).
A las innegables ventajas que estas mejoras han supuesto para la huma-
nidad, hay que añadir, no obstante, algunos efectos ligeramente inconve-
nientes para el medio ambiente; lo que ha obligado a un replanteamiento
de la actividad, tomando fuerza la necesidad de dirigirnos hacia sistemas
productivos compatibles con el medio, procurando, en la medida de lo
posible, mantener unos niveles de producción y calidad competitivos y
242 aceptables” .
Esta agricultura de productividades crecientes, que ya impera en el resto de Euro- pa, promete acabar con el hambre en el mundo, pero la crisis energética de 1973 pone de manifiesto las debilidades de este planteamiento. Con la subida de pre- cios de la energía, aumentan los salarios y los costes de los productos químicos, así como de la maquinaria agrícola. En España, el déficit de la balanza de pagos se hace crónico. Además, el uso de los plaguicidas va en aumento, en progresión alcista, ya que las especies se hacen resistentes a sus efectos. Con los fertilizantes ocurre algo similar, puesto que los suelos se vuelven dependientes, de manera que sin su aporte apenas producen nada. Todo esto perjudica al Medio Ambiente, con la consiguiente rebaja en la calidad de vida, llegándose a la convicción de que resulta más caro corregir los desmanes de la contaminación que evitarla.
Las actividades agrarias se apropiaron de las técnicas industriales, dejándose lle- var sólo por criterios de rentabilidad y eficacia a corto plazo, aplicando métodos intensivos; pero a pesar de los incrementos constantes de productividad, el ham- bre continua porque el problema no está en la cantidad de alimentos producida, sino en su distribución, donde los países más desarrollados han actuado siempre guiados más por los beneficios comerciales que por la solidaridad internacional. Durante los últimos años, a la subida de los precios energéticos, que siguen en aumento, con las consecuencias comentadas, se añade la tendencia en los países industrializados de reducir la asignación de fondos públicos para las activida- des agrarias, con la justificación de su menor aporte al Producto Interior Bruto. España, que desde hace muchas décadas se ha caracterizado por sus mínimas
242 UNIÓN DE PEQUEÑOS AGRICULTORES Y GANADEROS DE ANDALUCÍA: Prácticas Agrarias Respetuosas con el Medio Ambiente. Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía. Sevilla. 1997. Pág. 3.
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