El mapa de «los lugares invisibles»
En Las ciudades Invisibles, de Italo Calvino, Marco Polo va narrando al emperador de Oriente, ya mayor y melancólico, cómo son las ciudades de su propio imperio. Al final, el Gran Khan se va construyendo un mapa en el que aparecen las ciudades de los relatos del viajero veneciano, las más secretas, brillantes y misteriosas. Las ciudades invisibles, las que no eran contadas en los otros mapas del imperio porque apenas si eran advertidas, y que paras él eran señales de otro mundo, en medio de un imperio que mostraba su decadencia y su necesidad de cambio.
Si quieres saber cuanta oscuridad te rodea, sólo tienes que mirar las débiles señales de luz lejana; si quieres saber cuanta energía hay de cambio en esa luz, sólo tienes que hacerlas visibles en un mapa, y conectarlas. Ese ha sido el ejercicio central de esta semana. Hacer una Cartografía de la innovación, situar nuestros proyectos innovadores en un mapa. Y lo hemos acompañado de la reflexión a la que nos invitaba la unidad 4, sobre de qué forma convertirlos en proyectos abiertos a la ciudadanía, fuente de innovación en sí misma, prosumidora y dinámica.
Trazando mapas mientras nos movemos. Nómadas y cartógrafos construyendo una nueva geografía, con narrativas y escalas múltiples
Hemos sido nómadas y cartográfos, en este sueño común, dando un primer paso para el reconocimiento de nodos de cambio. Al igual que en la comunidad del MOOC se refleja la limitación que provocan en nosotros los modelos de gestión y relación de la administración, constatamos en nuestra comunidad una propensión a la creatividad y la mezcla. Todos intentamos ver en el ecosistema cuales son las relaciones que nos habilitan para dar saltos que conduzcan al cambio, al bienestar propio y de la ciudadanía. Este MOOC, nos hace manejarnos con herramientas tecnológicas que suponen nuevas formas de producción simbólica y de conocimiento que facilitan los cambios de escala, a través del diálogo con otras personas, otros servicios, con otros centros de conocimiento, o con la propia la sociedad abierta.
Ante todo mapa, un cierto nomadismo, nos sale del alma. Así, Pedro García se mueve como emigrante en la redes, y ese nomadismo, ese estar público le da una nueva visibilidad y le ha permitido contactar con otras personas en un plano distinto. Incluso compañerxs con los que trabajamos en un plano, al vernos en las redes, se abren con nosotros a la exploración de nuevos procesos.
La nueva realidad no tiene que ver con «mismiedadades» (lo mío, mi tarea, mi función….) y esencias incontaminadas (las aulas, los museos…), sino con encuentros, conservaciones, trayectorias abiertas y múltiples relatos entrecruzados.
Los proyectos como tentativas y «labs» (laboratorios ) de conocimiento y ensayo. El valor de los proyectos sencillo para innovar ampliando el espacio propio
En un hilo de Facebook, Manuel Rivera se pregunta y nos pregunta, si la mayoría de los proyectos que estamos localizando en el mapa son de innovación, o son «solo mejoras». Con su comentario, señala la necesidad de unos indicadores consensuados que nos permitan reconocer y situar, para darle valor real, los proyectos de innovación pública. De algunos de esos indicadores ya venimos hablando en estos días:
- que la innovación esté conectada a un proceso de identificación y priorización de necesidades reales;
- que haya un proceso de generación de ideas nuevas y diversas;
- que haya un prototipado;
- que ofrezca soluciones;
- que haga un uso de la tecnología o de la lógica colaborativa y abierta que nos ofrece la misma en la actualidad;
- que genere valor público y bien común evaluado por la propia ciudadanía…
Es cierto que no todos los proyectos que aparecen en el mapa, recogen todos estos indicadores, y a veces ni siquiera gran número de ellos. Entonces, ¿quiere decir que personas que se han puesto en marcha en sus servicios y han tenido que concretar en tiempo récord diagnósticos, propuesta y comunidades o equipos,no han activado energías de cambio o de innovación? ¿por no poderle llamar innovador al producto o a la propuesta, se pierde el valor transformador del proceso iniciado? Hay muchas personas que por el lugar que ocupan en la organización, o por sus conocimientos actuales, o en estos plazos, no tienen capacidad para generar en su entorno cambios sustanciales, pero crean dinámicas de intercambio y generación de ideas que los empoderan y los hacen visibles para conectarse con otros procesos de cambio. Entonces tienen a su alcance la posibilidad de producir sinergias y abrir conversaciones con sentidos nuevos desde el lugar en el que están, reconfigurando endogamias, modificando y ampliando su espacio natural de trabajo.
Quizás es este el espacio más realista en el que pueda operar en este momento mucha gente que cree en la innovación: anclarse en su centro, dejar que el viento mueva y haga visible su banderín de enganche, para aprovechar el poder de contagio en red. María Dolores Martínez comienza sola en su reto de matriculación en centros a través de correo electrónico, comienza a tener resultados, se incluyen personas del centro y, al hacerse visible, conecta con otras personas del MOOC interesadas en procesos de cambio sencillos, como Soledad Santín. O el caso de Yolanda Cabrera con el el proyecto «archivamos», que ha pasado de 8 miembros a 25, e invoca en su blog que el trabajo en equipo es la clave para levantar el vuelo.
Así sucede en la mayoría de los casos. Aunque también encontramos casos muy potentes de proyectos enfocados directamente al desarrollo de estrategias de innovación, como es el caso de Innovatium, Central de Innovación, impulsado por varias mujeres y que nos resume Silvia Oñate. Abarca seis ejes de trabajo, que van desde la visibilización de las prácticas innovadoras, a las hojas de ruta para impulsar procesos de innovación o la elaboración de un glosario.
Preguntas en Facebook. Grupos,equipos y comunidades. La metáfora del autobús.
Esta semana lanzamos una serie de preguntas para alimentar los proceso y las tareas propuestas en relación a los contenidos. La primera tuvo fue acerca de las dificultades que se había encontrado en relación a los retos. María Dolores Martínez parece apuntar en buena dirección, cuando dice que si se define bien el problema, aparece bien el resto.
En ese sentido, uno de los temas que ha congregado más debates es el relativo a la dificultad de crear equipos o grupos de trabajo. El tema de equipos y comunidades parece que da mucho juego. ¿ Un grupo de personas que van juntas en un autobús por el desierto, son un equipo? ¿y si el autobús se estropea, y comienzan a hablar sobre qué hacer, son un equipo? ¿Y si empiezan a compartir soluciones, y conocimientos y repartir tareas? ¿Y si se conectan con otros lugares, para que les faciliten soluciones han configurado una comunidad de prácticas? Manuel Rivera lo planteas cuando dice que el equipo puede estar fuera o dentro, y que el suyo lo construye fuera del MOOC. ¿Y cuando se soluciona el problema y el autobús prosigue su marcha y cada uno continúa en su asiento y sigue ya su propio su destino, siguen siendo equipo, comunidad…? La flexibilidad, el dinamismo, el aprendizaje de las lógicas de colaboración y de las herramientas que las permiten, parece más potente para el grupo que la creación de estructuras estáticas. Ah, ¿Quién quiere tener una comunidad de prácticas pudiendo tener dos?, nos pregunta Salvador Domínguez. Eso está reforzado con el sentido poético de Alicia, que nos dice «… innovar en el sistema/y arrancarte una sonrisa…», para señalar que hemos de actuar como el peón en el tablero de ajedrez, que tiene la disponibilidad para moverse en todas direcciones para buscar socixs en el camino, creando direcciones nuevas a cada paso, constituyendo con flexibilidad espacios que le permitan ir y venir, agregarse y desagregarse con facilidad.
En ese sentido, Emilio Martínez Force, desde esa concepción de peón que allá donde se mueve tiene la capacidad de crear posibilidades, plantea acabar con la imagen del informático aislado. Su trabajo tiene que ver con la capacidad de trabajar en equipos ad hoc y abiertos. Interesante su repaso a algunas posibles comunidades de prácticas, de las que destacamos dos: equipos multidisciplinares para desarrollos legislativos ( poco utilizado a la hora de la verdad); y comunidades abiertas que trascienden el ámbito propio más allá de lo laboral diario, para enriquecerlo. Y pone el ejemplo de la creada para compartir conocimientos sobre estándares de datos, dentro del portal de la UE sobre interoperabilidad. Realmente, ¿estamos solos cuando comenzamos solos un proyecto? ¿Se está solo ahora de la misma forma que hace 20 años?
La co-innovación es la palabra que nos ofrece Teresa Muela, para hablar de todo esto : entre todxs encontrar soluciones estratégicamente alineadas con los objetivos de todas las partes.
Malas prácticas de participación, apertura y gobernanza. «Un ciudadano está en las comisiones y procesos de participación que organizamos, como en un país extranjero: No conoce la lengua…»
A raíz de un ejemplo que se puso en el hangout, lanzamos una pregunta, relacionada con identificar malas prácticas de participación. El listado de casos que no funcionan no se hizo esperar.Las mesas electrónicas para las elecciones; las comisiones de participación de algunas consejerías y delegaciones; los buzones de sugerencias; las iniciativas legislativas populares (ILPS)… Jesús Puente nos manda una bonita foto en la que aparece bajo la nevada una torre en ruinas la comarca de Lara en Burgos, y nos cuenta como la iniciativa , tan sencilla, prendió en la red, y se extendió consiguiendo respuesta rápida, y despertando la curiosidad de medios . Un relato bien construido prende como un campo de trigo. Pero las instituciones no dieron respuesta alguna.
La gente no quiere o no sabe participar… «Un lugar común es el peor de los lugares: es fácil llegar a él, pero no tiene escapatoria…»
Tras las malas prácticas, se amplió el debate a lo positivo y lo negativo de las experiencias de como lograr la participación e implicación de la ciudadanía en la innovación. Alrededor de la participación se construyen una y otra vez frases que son lugares comunes. La gente no quiere participar; la gente no entiende de cosas técnicas, y no debe participar… Una vez se ha caído en un lugar común, unx se acomoda, y ya no se sigue explorando a ver si es real o no la expresión. La experiencia nos dice que hay mucha vida y dinamismo fuera de las instituciones, muchas personas conectadas, generando propuestas y conocimiento innovador al margen de las propias instituciones. Y también que hablar de participación como una realidad unidimensional, no es real en el mudo actual.
Existen muchas formas, niveles, escalas, herramientas y dinámicas de participación que requieren de reflexiones serias: Hay formatos muy abiertos. Como el que nos ofrece Ana Fernández en el enlace a una propuesta de desconferencia para producir cien ideas para impulsar a Córdoba hacia la transformación digital. O formatos algo más cerrados como el proceso del que nos habla Luz Pérez Iriarte en el que el Patronato de la Alhambra solicita ideas para una actuación en la orilla del Darro. O, incluso, formatos «entreabiertos» como la propuesta de Fernando Monar de crear espacios de redefinición de la formación desde el inicio, «Compartir desde el diseño» para avanzar en coordinación, redes y propuestas innovadoras en todas las fases. O también el cuestionario que nos ofrece Mari Carmen, del grupo que trabaja el problema de la expulsión de clase, y con el que quieren implicar a lxs propixs chavales en la definición y solución de los problemas.
De lo aportado por unxs y otrxs, en general, podemos concluir que para que la gente participe en la producción de innovación, existen tres dimensiones o campos que han de ser cuidados y tenidos en cuanta a la vez; y que podrían ayudarnos a identificar, en cada caso, en qué campos tenemos las debilidades esenciales para corregirlas:
- El campo de las motivaciones. Para que haya participación la gente debe encontrar motivaciones, tener intereses,construir los diagnósticos o identificar las propuestas para que sean propias o asumirlas como propias. En esa dirección parecen ir las referencias en el debate de Luisa López, acerca de si la gente no participa porque los proyectos no los vive como propios o no los ve útiles.
- El campo de los conocimientos y de la información: para que la gente participe debe tener información clara, sencilla y transparente. Pero también acceso a los conocimientos, tecnológicos y de contenidos, que les permitan opinar e intervenir.
- El campo de los cauces. Para que la gente pueda participar los espacios, los tiempos y los cauces, deben ser accesibles, sencillos y adecuados para cada caso: espacios de conversación en los que estén claras las reglas, y en los que sepan claramente lo que se va hacer con su aportación.
Participasión. La administración conversada; la vida conversada.
En una obra de teatro, un grupo de comensales que no se conocen comen distribuidos en las mesas de un restaurante. De repente uno de ellos, se levanta y reclama a voz en grito la atención de los otrxs. «Oigan, escúchenme…». Todxs lo miran, y él dice. «No, nada… no es nada». Y vuelve a sentarse ante el enfado de lxs otros, porque ha interrumpido sus conversaciones. Esto lo repite hasta cinco veces, levantándose y reclamando para nada la atención.Hasta que los comensales lo ignoran por completo y deciden pedir que lo echen.
Esta imagen quizás refleja algo que nos está sucediendo: las personas, cansadas de la retórica de las instituciones, han descubierto que conectadas entre sí descubren cosas más interesantes que conectados a la institución, ese comensal que vocea desde una centralidad que el mundo ya no le da. Quizás ha llegado el momento de llevar la energía de resistencia hacia la energía de la co-creación de un espacio público nuevo, descentralizado, en el que debemos aprender a formar parte de conversaciones que están generando nuevas formas de organización social. En esa dirección, Carmen Cantillo nos ofrece la referencia de Guillermo Orozco que nos habla de la condición comunicacional contemporánea. Amparo D. lo llama, escuchar los susurros. ¿Nos sumamos a las conversaciones en un mundo global o seguimos con nuestro soliloquio? Las instituciones que no pertenecen a una comunidad de diálogo, que no jueguen un papel en el mundo real, desaparecerán o serán objetos de museos paleontológicos,como los dinosaurios
Lola Falantes recuerdas el uso de la red profesional para crear un contexto de coordinación e intercambio. Los enlaces y los hiperenlaces socavan las jerarquías, y crean sentidos nuevos.Crear algo es establecer relaciones nuevas a partir de conversaciones en las que lo importantes es lo que ocurre en los intersticios, en las junturas, en lo inesperado. Mariano Paxdcual de l Pobil y el grupo sobre transparencia, no han temido lanzarse y abren una propuesta de carácter interactivo, de conversación en el fondo, que recoge varias fases: información, aportación, y cuestionario acerca de la transparencia .
La gente interconectada elabora diagnósticos y propuestas, renegocia, reconstruye sus visiones y prioridades a una velocidad increíble. Hay mucho conocimiento sustancial «ahí fuera». Si queremos que la gente aporte sus muchos conocimientos, tal como se sugiere en los contenidos de la unidad, debemos tener claro que ya no se conforman con nuestros folletos o nuestras webs: quieren tener acceso a nuestros diagnósticos a la forma en que tomamos, priorizamos o tomamos decisiones. Y ellos solo parece posible, a tenor de lo que ha ido desgranando en sus aportaciones el grupo, desde la conversación que nace de la particiPASIÓN…
«Cada piedra del puente, conectada con otra, es la que dibuja y sostiene el arco de la innovación…»
Terminamos el relato de esta unidad tal como empezamos,con «Las ciudades invisibles». Marco Polo describe un puente al Khan , y lo hace piedra por piedra. » Pero, cual es la piedra que sostiene el puente», pregunta el Khan. » El puente no está sostenido por esta piedra o aquella, sino por la línea del arco que forman todas las piedras», responde el viajero. Tras un silencio, el Khan vuelve a preguntar impaciente. «¿Por qué me hablas de esta piedra o aquella? Lo único que me interesa es el puente…» A lo que Marco Polo responde sereno: » Sin piedras, no hay arco». ¿Por qué hablamos en esta unidad de participación, si lo que nos interesa es la innovación pública ? Porque sin personas conectadas de dentro y de fuera, no hay innovación, y porque para que haya puente, y haya arco parece imprescindible que cada piedra esté en su sitio, aportando su peso y su valor en diálogo con las otras.
Equipo de dinamización #IAAPinnova
(imagen de cabecera | mapa por Catalina con licencia CC-by-nc-nd)