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PARTE 1. REDES SOCIALES, GÉNERO Y VIOLENCIAS DE GÉNERO
3.2 Poder tener relaciones digitales libres
y seguras
Si atendemos al género y la seguridad, y aprovechan-
do que nos situamos en el traspaso de lo antiguo a lo
nuevo, se da una paradoja a sobre la percepción de in-
seguridad y uso de espacio público que podría aplicar-
se también al ciberespacio. El miedo a la agresión no
siempre se corresponde con lo que ocurre en la reali-
dad y esto aparece de forma clara si tenemos en cuen-
ta el género (Pérez Tejera, 2012). Lasmujeres seguimos
teniendo más miedo a ser agredidas que los hombres,
también on-line (Henson et al., 2013, Pereira y Matos,
2016). Además tenemos más miedo a los descono-
cidos cuando son los conocidos y los más cercanos
quienes más nos agreden. De hecho seguimos renun-
ciando a ciertos espacios públicos cuando la mayoría
de violencias contra nosotras se ejercen en los espa-
cios privados. Ello puede ser debido a que la seguridad
percibida, también para quién utiliza las redes sociales
y tecnologías, se apoya más bien en procesos de so-
cialización fuertemente sesgados y estereotipados de
género. Así, lo privado resulta para ellas y lo público
para ellos, la familia y las tareas reproductivas para
ella, mientras que las tecnologías y las tareas producti-
vas para ellos, la dependencia y el control para ellas y,
en cambio, la independencia y el descontrol para ellos,
y así sucesivamente en formato binario.
Esto se constituye como un elemento más de las es-
tructuras patriarcales de nuestras sociedades y tiene
importantes consecuencias para la sociedad y para
las mujeres. Así, las mujeres, no sólo reportamos ma-
yores niveles de inseguridad, vulnerabilidad y miedo
al crimen, sino que somos víctimas de restricciones
sociales y espaciales debido a ello, a su vez, reflejo
y reproducción de la opresión social y roles de géne-
ro. Esto limita nuestra libertad de acceso y de movi-
miento en el espacio público on-line y el mundo de
las tecnologías. Constantemente recibimos mensajes
alarmantes de que las redes sociales y las tecnologías
son peligrosas para nosotras, esencialmente mascu-
linizadas y potencialmente violentas, de manera que,
incluso se nos culpabiliza de estar ahí y de esa mane-
ra cuando somos agredidas, en vez de dedicar recur-
sos a erradicar la cultura de la violación y la violen-
cia y perseguir a los verdaderos culpables de limitar
nuestros movimientos, también on-line.
Take Back The Tech! APC -
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