Las Aldeas del Conocimiento. Una historia muy real

Gestión del conocimiento

Las Aldeas del Conocimiento

La vida en las aldeas

Érase una vez un lugar en donde había varios pueblecitos, aldeas más bien, dentro de un bosque encantador formado por multitud de akilórboles. Recordar que el fruto de esta especie arbórea es diferente a otros, puesto que producen «ideas”, un fruto extraño. Es por ello, que no  se alimentan de los abonos tradicionales  o solo viven de la lluvia y la tierra, sino que necesitan ser alimentados  de «piensos» y,  mientras los «piensos» vengan de una mayor diversidad de personas pensantes, mejores son sus frutos. Los de los últimos años no habían sido especialmente buenos, de forma que solían acabar en el suelo marchitados.  

El bosque se situaba alrededor de una colina que presidía el entorno y cada una de las aldeas se situaba a un lado de la misma. Al pie y alrededor de esta colina que se llamaba Juntalandia, cada  aldea vivía feliz  entre sus gentes, o eso creían, dado que ignoraban la existencia de las otras. 

Al menos ninguna sabía nada de cómo vivía el resto, cómo se relacionaban, qué sistema de familia tenían, o de cómo sus gentes decidían su vida en común.

La llegada de los caminantes

Un  día de primavera lluvioso, apareciendo entre dos akilórboles  y bordeando un matorral de grandes helechos, se presentaron en la pequeña aldea,  llamada KMiaap, dos caminantes procedentes de tierras lejanas, las tierras “Del Conocimiento” que estaban ubicadas dentro de la comarca de Baeza, y decían ser “embajador y embajadora”. Su misión era pregonar la apertura del saber hacia el infinito, pues su país “Del Conocimiento” necesitaba expandirse. 

Después de la cena con la que gustosamente los habitantes de KMiaap les habían obsequiado, contaron que habían pasado por la aldea Empleo, encontrando allí unas naranjas buenísimas que sacaron de un zurrón. Los habitantes de KMiaap se preguntaron qué era eso de las naranjas, no las conocían ¿Cómo era posible que no conocieran ese fruto de maravilloso frescor y delicioso sabor? Y a lo largo de una larga e intensa noche, se dieron cuenta de cuántas cosas desconocían y como consecuencia de esta falta de relación, se estaban perdiendo.

El descubrimiento

A lo largo de unos pocos meses, en los que embajador y embajadora vivieron en la  aldea colaborativamente junto a sus habitantes, emprendieron un trabajo de análisis, comprendieron por qué tenían problemas con  el abastecimiento del agua, un proceso en el que en la aldea de  Agricultura tenían más que solucionado, así que decidieron solicitar su ayuda y consejo.  

La aldea KMIaap se dio cuenta, que muchos de sus problemas eran compartidos con las aldeas vecinas y que gran parte de las soluciones también podían adaptarlas a la suya. De forma que empezaron a sacar conclusiones, crearon un comité que analizó lo que pasaba, estudiaron dónde habían fallado, rescataron costumbres que  estaban a punto de desaparecer por falta de uso y se encontraban en una situación crítica. 

Se dieron cuenta que los ancianos habían escuchado hablar de historias que venían de más allá de los límites de la aldea, de los otros lados del pie de la colina, al final de los bosques en donde nunca se adentraba nadie y hablaron con estas personas que por su sabiduría les contaban historias antiguas y aprovecharon  para crear encuentros entre las diferentes generaciones, de forma que sabiduría y vitalidad  se estrechaban la mano. 

A partir de este momento, se creó un grupo que analizaría estos descubrimientos hacia los que les estaba llevando la revelación. Los llevarían con todo lo aprendido de unas aldeas a otras, y se les ocurrió que se podía contar con algunas personas que se ofrecieran voluntarias para difundir el material que otras les iban recopilando. Para contar las historias se crearon diferentes formas de hacerlo, con pequeñas obras de teatro, con bellas canciones o poemas maravillosos.

La transferencia del conocimiento

Toda la información que hasta ese momento se habían estado perdiendo, y que no pudieron aprovechar para mejorar su vida la fueron recopilando a partir de entonces y la iban colocando en tablones  que ubicaron en los sitios estratégicos y que eran conocidos como los wicaminos. Poco a poco todas la aldeas se fueron conectando, y fue necesario construir un auditorio en un sitio privilegiado del bosque enredad@, donde cada aldea iba llevando todo aquello que se le ocurría, sus productos del huerto, sus historias que contar, la música que ancestralmente llevaban tocando por sus propios caminos, cosa que gustaban a unos y a otras.

Llega la transformación

Y al final todos celebraron que podían comer las naranjas de la aldea Empleo, y muchas frutas más de lugares antes desconocidos, incluso se dieron cuenta gracias a alguien, que se podían usar para una cosa que llamaron mermelada, También descubrieron que podían utilizar el sistema de transmisión de la información que usaba la aldea próxima de Correos, y que la medicina avanzada que llevaba tiempo disfrutando la aldea Sas, la podíamos aprovechar en todos sitios. Se formalizaron hermanamientos entre las distintas aldeas, se relacionaron entre ellas permitiendo que la descendencia fuera más heterogénea y mejor preparada a nivel biológico. Incluso llegaron a pensar ¿Habrá otras aldeas más allá de nuestra colina en el bosque? 

A partir de ese momento, designaron y prepararon a algunas personas para que fueran también embajadoras de este nuevo descubrimiento y se dedicaran a viajar y a contar su experiencia y expandir el conocimiento. Curiosamente los akilórboles comenzaron a dar los mejores frutos, o lo que es lo mismo, las mejores ideas que habían dado en años, y es que los “piensos” eran  más diversos y abundantes que nunca, y las “ideas”  que producían ya no caían al suelo para marchitarse sino que eran recolectadas y utilizadas tanto por KMIAAP como por las aldeas vecinas. 

Y colorín colorado, este cuento aún no ha acabado……..

Si además quieres ver y escuchar el cuento, puedes hacerlo en el siguiente enlace:  https://youtu.be/LHmpyvQKI0

¿Conoces algo que merece la pena contar?

¿Sabes de alguna práctica que se va a perder si no la difundes?

Manda tu artículo a la Revista Enreda@2.0 en el siguiente correo: revista.iaap@juntadeandalucia.es

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *